Una insólita respuesta espiritual al creciente consumo de pornografía a través de internet, que a menudo se convierte en adicción, la que ofrece a un grupo de jóvenes la fundadora del floreciente instituto religioso Iesu Communio, sor Verónica Berzosa, de la que extraemos 7 píldoras.
1. Internet estimula el deseo incontrolado frente a la inteligencia, a la razón. La violencia que se percibe en la pornografía tiene un lugar primordial después en los sentimientos. Y todo sin apenas control, todo permitido, todo accesible a cualquier edad
2. Nunca estaremos bien si seguimos buscando encontrar todas las respuestas de plenitud en medios que nos van entristeciendo.
3. Los jóvenes en su soledad se confían a la compañía de las redes sociales.
4. Se nos agota la vida intentando dar tallas. Haciendo lo que todo el mundo hace, viendo lo que todo el mundo ve. Y una percibe, porque está bien hecha, que todo eso le va sangrando, creando una anemia, una falta de todo. Pero si no encuentras ese oriente te vas dejando llevar de falta de vida.
5. ¿Por qué siempre digo mañana? Esa no es una verdadera decisión. Esto me hace polvo. Esto nos impide vivir, eso a lo que estamos apegados. (···) Hoy deja para que puedas vivir.
6. Si tú en medio de la oscuridad enciendes tan solo una cerilla, te quedas mirando la cerilla, no a la noche (···). Una cerilla es más poderosa que toda la oscuridad de la noche.
7. Se nos ama tal y como somos (···). Cristo te está dando su energía humano-divina. ¿Dónde me la da? Su cuerpo te lo está entregando en la Eucaristía. Su sangre está fluyendo, mando del costado, y tú la bebes. Está continuamente en pérdida por amor para que tú ganes, para que tú vivas (···). Es una transfusión de Dios a mí.
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La pornografía en internet tiene efectos devastadores en los jóvenes: habla una experta
“La pornografía actual no tiene nada que ver con la de la generación de nuestros abuelos”, advierte la psicóloga francesa Sabine Duflo
Con la proliferación de la pornografía en Internet, los niños quedan expuestos cada vez más jóvenes a imágenes de contenido impactante. A corto plazo, las consecuencias pueden ser desastrosas: depresión, perversiones, comportamientos de riesgo… De igual forma, hay efectos a largo plazo y de gran alcance: dificultades para construir una relación amorosa, tener una imagen degradante de la mujer, adicción al sexo, etc.
Hemos hablado con Sabine Duflo, una psicóloga clínica y terapeuta familiar francesa, sobre los efectos de la pornografía sobre la juventud de hoy día y sobre cómo podemos prevenir los devastadores efectos de la exposición a la pornografía a una edad tan joven.
– ¿Por qué la batalla contra la pornografía que Emmanuel Macron anunció a finales de noviembre de 2017 se convirtió en una prioridad para el Gobierno francés?
La pornografía actual no tiene nada que ver con la de la generación de nuestros abuelos. Ya no es una cuestión de erotismo. Ahora se crea una imagen de una sexualidad automatizada y completamente deshumanizada, vacía de cualquier sentimiento. Transmite una imagen degradante de la mujer. Es una sexualidad violenta en la que las mujeres están en una posición de sumisión, alienación y totalmente subordinadas a los deseos de los hombres.
En la actualidad, los niños no están en absoluto protegidos cuando navegan por Internet solos. En cualquier momento pueden encontrarse con imágenes pornográficas y perturbadoramente violentas. Esta presencia constante de prácticas sexuales es algo sin precedentes en nuestras sociedades. Algo que siempre había permanecido oculto ahora está permanentemente expuesto, a plena vista. Esta exposición de la intimidad es traumatizante para los niños, ya que les hace sentir consternados, excitados y culpables, todo al mismo tiempo.
– ¿Qué consecuencias pueden generar las imágenes pornográficas en un adolescente?
Tanto para chicas como para chicos, las imágenes pornográficas separan la sexualidad de los sentimientos de amor, mientras que la sexualidad debería ser la culminación de una relación amorosa. A los chicos, la pornografía les transmite el mensaje de que la sexualidad es algo mecánico, sin sentimientos, y que está ligada a una obligación de cumplir con un rendimiento exigido. Esto crea a veces un uso adictivo de la pornografía en Internet y genera dificultades cuando el adolescente se enamora: el deseo, la excitación sexual y los sentimientos ya no están adecuadamente conectados para ellos.
Entre chicas, se pueden generar sentimientos de depresión o ansiedad e incluso pensamientos suicidas, porque su posición queda completamente devaluada y porque descubrir la sexualidad a través de películas pornográficas es sinónimo de un desencanto total. Así que podemos ver una desconexión entre sentimientos de amor y prácticas sexuales. En los aseos de los institutos cada vez se dan más casos de actos sexuales tarifados, a cambio de un obsequio o de dinero.
La pornografía tiene consecuencias claras para los niños y los futuros adultos en que se convertirán. La razón es que un adulto tiene que construir una relación de amor con otra persona y no será capaz de lograrlo si ha asimilado una representación de la sexualidad como un acto de violencia y alienación.
– ¿Cómo podemos proteger a nuestros hijos?
Si ya han visto imágenes pornográficas, es muy raro que lo mencionen a sus padres porque se sienten avergonzados y culpables por haberse encontrado con estas imágenes. Lo mejor es hablar con ellos de antemano, prevenirles e intentar evitar que se sientan atraídos. Sin embargo, esto puede resultar difícil a veces, porque son demasiado jóvenes.
Los padres deben tener preparadas unas palabras sencillas: “Si algún día te topas con imágenes impactantes —y pueden surgir en cualquier sitio de Internet—, no es tu culpa. Es una gran industria que intenta captar a los adolescentes para ganar dinero. Dímelo, aléjate de la pantalla y no mires esas imágenes, porque harán que tus relaciones futuras sean más difíciles. Un día, cuando hayas crecido, te enamorarás y será una experiencia preciosa, pero si miras esas imágenes no podrás experimentarlo de la misma forma”.
– Algunos podrían decir que tiene usted un discurso moralizante…
La pornografía no es una cuestión de valores morales, sino de humanidad, de sociedad. Mi trabajo es ayudar a los niños a convertirse en adultos felices satisfechos con sus relaciones con los demás. Sin embargo, las imágenes pornográficas y violentas atacan este trabajo, porque hacen que los niños crean que la sexualidad es sinónimo de violencia y menosprecio hacia el otro, cuando debería ser lo contrario.
Este artículo se publicó originalmente en la edición francesa de Aleteia es de Mathilde De Robien y ha sido traducido y adaptado aquí Aleteia para los lectores hispanoparlantes.
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