Descubre las pautas para tener siempre la mesa bien puesta, con o sin invitados.
Una mesa bien puesta es sencillamente deliciosa. Entra por los ojos y hace que algo aparentemente tan prosaico como la comida no solo sirva para alimentarnos sino que se transforme en un placer estético. Y mucho más importante: hace familia.
No es lo mismo una comida rápida que una celebración de aniversario, pero siempre vamos a esforzarnos por manifestar el cariño a los demás también con las cosas materiales.
Además, cuando hay invitados en casa, nos gusta hacer que se encuentren a gusto en todos los momentos y, cómo no, entre ellos están las conversaciones en torno a la mesa. Qué mejor que disfrutar de la familia y los amigos en un ambiente acogedor.
Para ello, no es necesario disponer de una vajilla lujosa o de una cubertería de plata. Se trata de sacar partido al material que tenemos en casa, colocarlo de manera ordenada y armoniosa, cuidar la limpieza y hacer que todo resulte confortable. A fin de cuentas, la mesa debe ser siempre una “zona de confort” para los nuestros.
¿Te gustaría poner bien la mesa pero no sabes cómo se colocan los cubiertos? ¿Y los vasos? ¿Qué hacemos si hay pescado?
Aquí tienes las pautas esenciales para poner bien la mesa y en la galería fotográfica encontrarás algunos ejemplos cuya colocación es, según indica el protocolo, correcta, opcional e incorrecta.
Disposición general
Calcula que haya un espacio cómodo para cada comensal. Ten en cuenta dónde quedan las patas de la mesa, el acceso a la cocina y quién se va a encargar de recoger los platos y sacar las bandejas.
En la comida o la cena puede haber música de fondo, siempre que no resulte molesta a la conversación: volumen suave y estilo agradable para los invitados.
La luz ayuda a crear un ambiente: más íntimo o más familiar, por ejemplo. Si pones velas y son nuevas, debes encenderlas y probarlas previamente. Cuida que la cera no manche el mantel y que la llama, al consumir la vela, no alcance algún adorno.
Mantel
Lo ideal es que sea de tela, preferiblemente de algodón, que es una fibra natural. Si no hay mucho tiempo para la plancha, es mejor un mantel con un 50% de fibra artificial, por ejemplo poliéster. También puedes encontrar algodones tratados con resinas, que no necesitan plancha.
Últimamente está de moda el algodón o el hilo “natural”, sin planchar: la arruga desenfadada tiene un toque muy bohemio y rústico pero en un ambiente urbano no siempre es adecuado. El hilo es la fibra de mejor calidad.
En cuanto al color, libertad absoluta: lisos, estampados, flores, cuadros… Piensa en los comensales y en el ambiente que quieres generar, y acertarás: desenfadado, casual, ceremonioso, romántico, vintage…
Pueden ser lisos o estampados. Ten en cuenta que los colores potentes perderán fuerza al lavar el algodón a altas temperaturas. Los colores claros dan luz y mayor sensación de amplitud.
Servilletas
Que vayan a juego con el mantel y sean de tela. Cuida que estén bien dobladas (puedes darles una forma original). Se colocan a la derecha, en triángulo o en rectángulo paralelo a los cubiertos, según prefieras o de forma que se vea el bordado, las iniciales, etc.
Si el aperitivo va a dejaros los dedos manchados o pringosos, puedes añadir una pequeña servilleta (de papel o de tela) que se retira después del aperitivo.
Vajilla
Usa la misma vajilla para todos los comensales. Coloca primero el plato llano y encima el plato sopero (o dos llanos si el primero no necesita plato hondo). Si es una comida especial, puedes embellecer con un bajoplato de tamaño más grande, que nunca se usará para servir comida.
Si vais a tomar crema o consomé, sustituye el plato hondo por la taza y su plato correspondiente. En el caso de una comida de diario, también puedes usar un mug, que se coloca a la derecha, por encima de los cubiertos.
Una comida especial merece vajilla especial. Si dispones de ella, es una ocasión espléndida para usarla. También es posible que dispongas de alguna pieza familiar especial: una fuente, una sopera… Si tiene algún vínculo sentimental con los invitados, sácala a la mesa y será motivo de alegría.
En comidas de tono más cuidado, puedes emplear platito para el pan. Se coloca a la izquierda, por encima del tenedor.
Cubiertos
Los cubiertos se colocan según la mano que los usará y en el orden de empleo: de fuera adentro.
- A la izquierda, el tenedor.
- A la derecha, el cuchillo y la cuchara (el cuchillo más cerca del plato).
Los cubiertos de postre son los que van más pegados al plato porque serán los últimos que emplearemos. También podemos colocarlos entre los platos y los vasos. Entonces, irán encarados: el tenedor arriba en dirección a la derecha (porque vamos a cogerlo con la izquierda) y la cuchara o el cuchillo a la inversa.
Cristalería
Puedes emplear vasos o copas. Se colocan por encima de los platos, en línea recta. De izquierda a derecha, primero va la copa de agua y luego la de vino.
Si hay cava o aperitivo, van a continuación. La de cava puede colocarse también en triángulo con la de agua y vino si por las dimensiones de la mesa va mejor.
Centro de mesa
Para decorar la mesa puedes colocar un centro en medio. Puede ser de flores secas, flor natural cortada, unas velas encendidas (en el caso de una cena)… Ten en cuenta que si el centro es de flor natural, que no sea muy olorosa para que no distorsione el olor de la comida.
El centro nunca debe ser tan alto que impida ver al resto de comensales.
Espacio común
Las vinagreras, el salero, la cesta del pan, la jarra de agua, el vino, la salsera… se colocan en el centro de la mesa. Según el tamaño de la mesa y la formalidad de la comida, puedes calcular que cada uno de ellos debe ser para 4 o 6 comensales, de manera que los alcancen con facilidad.
Mientras que el agua se sirve en jarra, el vino se deja en la botella para que los comensales puedan apreciarlo. Se descorcha antes de la comida y, si el vino lo exige, se oxigena previamente. Agua y vino, en contextos más formales, quedan en la mesa auxiliar y el anfitrión (o la persona designada por él) se encarga de servirlos.
Después de que todos se hayan servido, la bandeja se deja en la mesa por si alguien quiere repetir.
Café, té e infusiones
Pueden servirse en la mesa después de los postres si queremos seguir allí la conversación. También podemos optar por pasar a sentarnos en otro espacio más cómodo (la terraza, el exterior, el salón) y entonces dispondremos un carrito o una mesa con todo lo necesario.
Libres de humos
En la mesa no se puede fumar porque podría molestar a otros comensales o enrarecer el ambiente y el olor de los alimentos.
Dolors Massot, Aleteia
Vea también: La Familia Iglesia Doméstica
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