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domingo, 15 de agosto de 2021

Evangelio del día

 

Lucas 1:39-56
Fiesta de la Asunción de la Virgen María
La Asunción de la Virgen,
Escultura de Egid Quirin Asam,
Esculpida entre 1718 y 1722,
Tallada y pintada en madera de tilo y yeso
© Arte Cristiano
María se puso en camino y se dirigió lo más rápidamente
 posible a una ciudad de la región montañosa de Judá.
Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto
Isabel escuchó el saludo de María, el niño saltó en su
vientre e Isabel se llenó del Espíritu Santo. Dio un fuerte
grito y dijo: "De todas las mujeres, tú eres la más
bendita, y bendito es el fruto de tu vientre. ¿Por qué he
de ser honrada con la visita de la madre de mi Señor?
Porque en el momento en que tu saludo llegó a mis oídos,
el niño de mi vientre saltó de alegría. Sí, bendita la que
creyó que se cumpliría la promesa que le hizo el Señor".
 
Y María dijo:
 
Mi alma proclama la grandeza del Señor y mi espíritu se
alegra en Dios, mi salvador, porque ha mirado a su
humilde esclava. Sí, desde hoy todas las generaciones
 me llamarán dichosa, porque el Todopoderoso ha hecho
grandes cosas por mí.
 
Santo es su nombre, y su misericordia se extiende de
edad en edad para los que le temen. Ha mostrado el poder
de su brazo, ha derrotado a los soberbios de corazón.
 Ha derribado a los príncipes de sus tronos y ha exaltado
a los humildes. A los hambrientos los ha colmado de bienes,
 a los ricos los ha enviado vacíos. Ha acudido en ayuda de
Israel, su siervo, consciente de su misericordia, según la
promesa que hizo a nuestros antepasados, de su
misericordia para con Abraham y su descendencia para siempre".
 
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó
 a su casa.

Comentario


Bulle

San Elredo de Rieval (1110-1167)
monje cisterciense
Segundo sermón para la Asunción


«Me llamarán bienaventurada todas las generaciones»

Si santa María Magdalena, que ha sido pecadora y de la cual el Señor ha expulsado siete demonios, ha merecido ser glorificada hasta tal punto que su alabanza permanece en la asamblea de los santos, ¿quién podrá medir cuánto «los justos se alegran en la presencia de Dios y desbordan de alegría", refiriéndonos a la Virgen María que no ha conocido varón?... Si el apóstol san Pedro, que no sólo no ha sido capaz de velar una hora con Cristo, sino que incluso llegó a renegar, ha obtenido tal gracia que le han sido encomendadas las llaves del Reino de los cielos, ¿de qué elogios Santa María no es digna, Ella que llevó en su seno al rey de los ángeles en persona, a quien los cielos no pueden contener? Si Pablo, que "no respiraba más que amenazas y matanzas con respecto a los discípulos del Señor»..., ha sido objeto de tal misericordia...que ha sido arrebatado «hasta el tercer cielo, sea en su cuerpo o fuera de su cuerpo", no es sorprendente que la santa Madre de Dios, que ha permanecido con su Hijo en las pruebas que ha soportado desde la cuna, haya sido elevada al cielo con su cuerpo y exaltada por encima de los coros angélicos.
Si hay «alegría en el cielo ante los ángeles, por un solo pecador que hace penitencia», ¿qué hermosa y alegre alabanza no se elevará ante Dios, ante la persona de Santa María, que nunca ha pecado?... Si realmente aquellos que «en el pasado estuvieron en tinieblas» y han llegado, por la gracia, a ser «luz en el Señor» «brillarán como el sol en el Reino de su Padre», ¿quién estará en condiciones de relatar «el peso eterno de gloria» de Santa María, que ha venido a este mundo «como Aurora que se levanta, hermosa como la luna, elegida como el sol" y de quien ha nacido «la luz verdadera que ilumina todo hombre en este mundo»? Por otra parte, ya que el Señor dijo: "El que me sirve, que me siga, y donde yo estoy, también estará mi siervo", ¿dónde pensamos que está su Madre, que lo ha servido con tanto empeño y constancia? Si lo ha seguido y lo ha obedecido hasta la muerte, no sorprende que ahora, más que nadie, "siga al Cordero dondequiera que vaya».
(Referencias bíblicas: Lc 8,2; Sal 149,1; Sal 67,4; Lc 1,34; Mt 26,40.70; Mt 16,19; Hech 9,1; 1 Cor 7,25; 2 Cor 12,2; Lc 22,28; Lc 15,7; Ef 5,8; Mt 13,43; 2 Cor 4,17; Jn 1,9; Jn 12,26; Apoc 14,4) (EDD)

Oración

Alégrate y gózate Hija de Jerusalén
mira a tu Rey que viene a ti, humilde,
a darte tu parte en su victoria.
 
Eres la primera de los redimidos
porque fuiste la adelantada de la fe.
 
Hoy, tu Hijo, te viene a buscar, Virgen y Madre:
“Ven amada mía”,
te pondré sobre mi trono, prendado está el Rey de tu belleza.
Te quiero junto a mí para consumar mi obra salvadora,
ya tienes preparada tu “casa” donde voy a celebrar
las Bodas del Cordero:
 
• Templo del Espíritu Santo
• Arca de la nueva alianza
• Horno de barro, con pan a punto de mil sabores.
 
Mujer vestida de sol, tu das a luz al Salvador
que empuja hacia el nuevo nacimiento
Dichosa tú que has creído, porque lo que se te ha dicho
de parte del Señor, en ti ya se ha cumplido.
 
María Asunta, signo de esperanza y de consuelo,
de humanidad nueva y redimida, danos de tu Hijo
ser como tú llenas del Espíritu Santo,
para ser fieles a la Palabra que nos llama a ser,
también como tú, sacramentos del Reino.
 
Hoy, tu sí, María, tu fiat, se encuentra con el sí de Dios
a su criatura en la realización de su alianza,
en el abrazo de un solo sí.


















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