Este 24 de agosto han dado comienzo en Tokio los Juegos Paralímpicos, cuya forma actual, combinada con los Juegos Olímpicos, se organizó por primera vez en Roma en 1960. Sin embargo, como recuerda la edición de L'Osservatore Romano del sábado pasado, entre 1905 y 1908 se organizaron unas competiciones deportivas en el Vaticano que ya incluían a personas con alguna discapacidad, dando así inicio a este tipo de torneos. Esta asombrosa aventura, hoy un tanto olvidada y poco reconocida, se organizó en presencia del Papa Pío X.
29 de septiembre de 1908 : concurso de gimnasia
Un número de L'Osservatore Romano de septiembre de 1908, que informa de los resultados de las distintas disciplinas, menciona en particular la participación de un deportista con una amputación, atletas sordos e incluso de nueve jóvenes ciegos que tomaron parte en la competición de salto de altura. Estas competiciones, en las que participaron jóvenes con y sin discapacidad, contaron con un total de casi 2.000 atletas, y se beneficiaron del apoyo de la Gendarmería Vaticana y la Guardia Suiza para la seguridad y el protocolo, con el acompañamiento musical de las ceremonias a cargo de bandas de música.
Estas ‘miniolimpiadas’ fueron un alegre soplo de aire fresco para el Papa, que aún se consideraba “prisionero” en el Vaticano, un territorio que entonces formaba parte del Estado italiano, con el que aún no se habían establecido relaciones diplomáticas.
El objetivo de estas competiciones era sobre todo crear una dinámica de inclusión para estas personas que a menudo se veían abocadas al desempleo y la pobreza, con muchos casos de niños con alguna discapacidad abandonados por sus padres.
29 de septiembre de 1908: audiencia del Papa Pío X con los gimnastas
Posteriormente, las dos guerras mundiales y su enorme número de personas que sufrieron algún tipo de herida abrieron la comprensión del mundo de la discapacidad al público en general.
Más de 100 años después de iniciativa pionera, el club deportivo del Vaticano (Athletica Vaticana) lanzó una sección paralímpica con el apoyo del Papa Francisco. Más allá del aspecto del rendimiento deportivo, el Vaticano sigue siendo un lugar que promueve la inclusión y un espacio de comunidad y apoyo para los jóvenes con discapacidad que encuentran en él una oportunidad para desarrollar sus talentos.
ReL
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