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sábado, 14 de agosto de 2021

Nicaragua: Los ataques de Ortega y la respuesta de la Iglesia

 

NICARAGUA


La Iglesia de Nicaragua define su postura al lado del pueblo frente a los ataques del Gobierno: En ningún momento queremos asumir un rol político

Apocos menos de tres meses de las elecciones presidenciales en Nicaragua, la oposición al gobierno sandinista que encabeza Daniel Ortega, simplemente permanece secuestrada.

Cristiana Chamorro, Félix Maradiaga, Arturo Cruz, Medardo Mairena, Juan Sebastián Chamorro, Miguel Mora y Noel Vidaurre, entre otros, se encuentran arrestados. Todos ellos serían posibles contrincantes de Ortega el próximo 7 de noviembre.

Este lunes pasado, la Policía Nacional de Nicaragua detuvo a Mauricio José Díaz Dávila, ex diplomático y directivo nacional del partido (ya clausurado por el régimen sandinista) Ciudadanos por la Libertad (CXL).

Como en los más de cuarenta opositores detenidos, Díaz Dávila fue privado de su libertad por realizar actos que menoscaban la independencia, la soberanía, y la autodeterminación, además de «demandar, exaltar y aplaudir la imposición de sanciones contra el Estado de Nicaragua y sus ciudadanos, y lesionar los intereses supremos de la nación».

Otra vez la Iglesia en la mira

Ortega Saavedra, de 75 años, fue ratificado, recientemente, como candidato a la presidencia de la República. En su largo discurso el ex guerrillero arremetió contra la Iglesia católica a cuyas autoridades calificó de hipócritas.

Como lo hizo Hugo Chávez en Venezuela, Ortega realizó una apropiación ideológica del Evangelio y lo antepuso a los obispos y sacerdotes que han realizado, muchos de ellos, una labor heroica en defensa del pueblo nicaragüense.

Según el presidente de Nicaragua, «Cristo llamó mercaderes del templo, que se disfrazaban de sacerdotes, que tenían tomados los templos y engañada a la gente y se comportaban como si tenían la máxima autoridad moral».

Más adelante arremetió contra los sacerdotes diciendo que «el mensaje de Cristo no necesita de intermediarios (…) ni Dios ni Cristo necesitan a esos fariseos de intermediarios» en alusión al papel que ha jugado la Iglesia católica desde que estalló el conflicto en Nicaragua en abril de 2018.

Catálogo de agravios

Ante el alud de denuestos contra la Iglesia católica de parte de Ortega, la Comisión de Justicia y Paz de la arquidiócesis de Managua respondió con una carta en la que hace un recuento de las acciones del gobierno sandinista en este año electoral y que dejan al pueblo en medio de la zozobra.

La lista incluye encarcelación de precandidatos y candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la república, así como de dirigentes y activistas políticos y periodistas; a lo que se suman las amenazas a la Iglesia Católica, ofensas a sus sacerdotes y obispos, limitaciones a la visa o la residencia de sacerdotes extranjeros, hostigamientos a los feligreses laicos «y otras acciones ilegales e intimidantes».

Todo ello le quita al pueblo nicaragüense, su derecho a optar por diferentes opciones políticas, «porque los candidatos de la oposición han sido forzosamente excluidos de la contienda al privarlos de libertad y quitarles sus derechos ciudadanos».

Además, en la misiva se hace patente el sufrimiento de la gente por la pandemia y por la migración forzada de miles de nicaragüenses, «en su mayoría jóvenes, que se ven forzados a abandonar su patria por la inseguridad, el desempleo, la incertidumbre sobre el futuro del país, entre otras razones».

Caminar juntos

La Comisión de Justicia y Paz de la arquidiócesis de Managua cerró su mensaje afirmando que la Iglesia seguirá junto al pueblo, caminando con él puesto que es parte del pueblo «solidarios con sus sufrimientos, temores e incertidumbres, no cesando de promover la paz, animamos a poner toda esperanza y el futuro de nuestra patria en las manos de Dios».

Por su parte, el arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo José Brenes, ha dicho con absoluta firmeza que tanto los sacerdotes como toda la Iglesia católica nicaragüensese encuentra lista a enfrentar las «represalias» del gobierno.

Las represalias «serán bienvenidas, y siempre las trataremos como lo hicimos en la década de los 80 [durante el primer mandato de Ortega], cuando había situaciones muy difíciles», dijo Brenes. Desmintió que la Iglesia tenga la intención de volverse una institución política

«En ningún momento queremos asumir un rol político, nuestro trabajo es evangelizar, nuestro trabajo es el trabajo del amor de Cristo, quien vino para que podamos tener vida y vida en abundancia (…) La Iglesia no tiene la capacidad de odiar, ni con gestos ni con palabras; rezamos por aquellos que podrían criticarnos y acosarnos, y esto nos da paz».

Jaime Septién, Aleteia 

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