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sábado, 14 de agosto de 2021

Evangelio del día

 

Mateo 19:13-15
No impidáis que los niños vengan a mí
Niños jugando al aire libre,
Cuadro de Georg Vihelm Pauli (1855-1935),
Pintado en 1882,
Óleo sobre lienzo
© Bukowskis, Estocolmo
La gente traía niños pequeños a Jesús, para que les impusiera las manos y rezara una oración. Los discípulos los rechazaron, pero Jesús les dijo: "Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos es de los que están en su lugar". Luego les impuso las manos y siguió su camino.

Comentario


Bulle

Salviano de Marsella (c. 400-c. 480)
presbítero
Del Gobierno de Dios


“Dejad que los niños se acerquen a mi”

Dios es la fuente y el origen de todo; porque en él, está escrito,
“tenemos la vida, el movimiento y el ser" (Hch. 17,28), y de él es, también, de quien procede todo el amor con el amamos a nuestros hijos. Todo el universo y todo el género humano son hijos de su Creador, y así, por el amor con que amamos a nuestros hijos, quiso que comprendiéramos cuánto ama él a sus hijos. Ya que está escrito que "los hombres, con su inteligencia,... pueden ver, a través de las obras de Dios, lo que es invisible en él" (Rm 1,20).
Quiso así darnos a entender su amor para con nosotros, por el amor que nos dio hacia nuestras obras. Y así como está escrito que "quiso que toda paternidad en el cielo y sobre la tierra tomara su nombre" (Ef. 3,15), así quiso que reconociéramos en él el amor de un padre hacia nosotros. ¿Y qué digo, de este padre? Su amor es mucho más grande que el de un padre. Nos lo demuestran estas palabras del Salvador en el Evangelio: "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para dar vida al mundo" (Jn 3,16). Y el apóstol Pablo dice también: "Dios no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. ¿Cómo no nos dará todo, con él?" (Rm 8,32) (EDD)

Oración a San Maximilianos Kolbe cuya memoria celebramos hoy

ú que, en perfecta imitación del divino Salvador, has alcanzado tan alto grado de caridad para ofrecer, en sublime testimonio de amor, tu vida para salvar aquella de un hermano prisionero, intercede ante el Señor por la gracia que confiadamente te pedimos:

(Debes mencionar la gracia que deseas alcanzar)

Y, animados por el mismo ardor de caridad, podamos también nosotros con la fe y las obras, dar testimonio de Cristo ante nuestros hermanos, para alcanzar junto a ti, la posición beatificante de Dios en la luz de la gloria eterna. Amén.
































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