Relaciones que antes eran armoniosas ahora quizás estén fracturadas, generando en nosotros más frustración y aislamiento que nunca
Si hicieras un sondeo entre tus seguidores de medios sociales, apuesto a que encontrarías que las «relaciones tensas» son uno de los principales efectos colaterales de la pandemia de coronavirus.
Por si no fuera suficiente la fluctuante situación política para dibujar trincheras de enfrentamientos, la era de la COVID-19 ha creado más tensión y división incluso entre los amigos y familiares más próximos.
Ya sea por desacuerdos sobre el uso de las mascarillas, sobre qué reuniones sociales son apropiadas, sobre la seguridad de las nuevas vacunas; o sobre tantos otros asuntos diversos relacionados con el virus. El caso es que quizás nos encontremos en una situación de desacuerdo con muchos de nuestros seres más queridos.
¿Qué podemos hacer al respecto?
En primer lugar, como con todo en la vida, deberíamos llevarlo a la oración. El Espíritu Santo puede hacer lo que nosotros no podemos. Reza por que se curen esas relaciones que se han dislocado. Pide orientación, sabiduría, amabilidad y compasión.
Se nos ha prometido que, cuando entregamos nuestros problemas al Señor en la oración y en la dación de gracias, «la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús» (Flp 4,7).
Cuanto más arraigado estés en la oración, más podrás mantener tu paz, lo cual te ayuda a ser menos reactivo al lidiar con personas con las que disientes.
En segundo lugar, la próxima vez que sientas enfado o frustración por un ser querido sobre algo relacionado con la pandemia (o cualquier otra cosa en realidad), pregúntate lo siguiente: ¿Qué es lo que más tememos cada uno de nosotros?
En el fondo hay miedo
Es probable que ambos tengáis diferentes miedos subyacentes que motiven vuestras posturas. Esos miedos podrían estar basados o no en información fáctica, pero ser consciente de qué miedos profundos están en juego facilita la comprensión del otro y la compasión hacia él o ella.
Muchas personas viven con un tremendo miedo estos días. Sin duda, no les faltan motivos, entre ellos un nuevo virus que se ha llevado demasiadas vidas y cambiado nuestra forma de vivir como la conocemos.
Pero los cristianos tenemos el mandato de “no tener miedo”. De hecho, esta directriz se repite en la Biblia más de 360 veces y Jesús mismo nos dice en múltiples ocasiones en los Evangelios que no temamos.
Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo, pero san Pablo nos recuerda en Romanos 8,38-39 que «ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor».
En otras palabras, estás a salvo en el Señor, no importa lo que pase. Nada, ni siquiera una pandemia global y todo el estrés que conlleva, puede separarte del amor de Dios.
Ten paciencia
Cuanto más nos basamos en esta verdad, mejor podemos acercarnos a nuestros seres queridos con paz y amabilidad cuando no entendemos sus razonamientos o sus decisiones.
No hay un ungüento mágico que cure las relaciones rotas o tensas. Y todavía estamos abriéndonos paso a través de esta pandemia, por lo que quizás pase algún tiempo antes de que la vida se parezca consistentemente a algo «normal».
Algunas relaciones tardarán mucho tiempo en repararse. Otras quizás requieran nuevos límites. También florecerán tal vez nuevas relaciones y otras antiguas se disipen. Probablemente estés aprendiendo cosas nuevas sobre ti mismo o misma y sobre los demás.
Quizás te percates de que algunas de las diferencias que tienes con tus seres queridos siempre han estado ahí y que la pandemia lo único que ha hecho ha sido aumentarlas.
Sea como sea, si te mantienes arraigado en Cristo y abordas a todas las personas de tu vida desde un lugar de paz, compasión y entendimiento, podrás hacer prosperar las relaciones en tu vida.
Vea también Casada y sumisa: práctica extrema de mujeres sin miedo
No hay comentarios:
Publicar un comentario