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sábado, 21 de agosto de 2021

Diez propuestas para proteger tu familia de los ataques en tiempos de «oscuridad y confusión»

La familia es la célula básica de la sociedad, y si se destruye, arrastra a la sociedad consigo.
Y es también, si se mantiene unida y en el amor de Dios, una vía segura hacia el cielo.

“La primera institución del mundo ordenada por el mismo Dios es la familia”, recuerda el padre Ed Broom, y la historia es testigo de la importancia primordial que se le ha dado. Pero también de que “cuando la familia entra en decadencia, es solo cuestión de tiempo que la sociedad se desintegre”.

El padre Broom, de la orden de los Oblatos de la Virgen María, ordenado por San Juan Pablo II en 1986, es sacerdote en la parroquia de San Pedro Chanel en Hawaiian Gardens (California), donde también es conocido como el Padre Escobita. Ha asumido como misión difundir la espiritualidad ignaciana y mariana a través de la dirección espiritual y de los retiros, pero también con artículos y podcasts donde sintetiza pedagógicamente ideas muy útiles para la vida cristiana.

Ed Broom.

El padre Broom, durante la predicación de un retiro en agosto de 2019.

En su post del 12 de agosto ofrece un “programa en diez pasos” para apoyar y defender la familia ante los “múltiples ataques” que sufre. Es “una escalera de diez peldaños”, explica, “con la cual podemos llegar al cielo por medio de la familia”, con Jesús, José y María como modelos “en medio de tanta oscuridad y confusión”.

Programa en diez pasos para fortalecer la familia, Iglesia doméstica

1. Recibid el sacramento del Matrimonio

Que tantos jóvenes vivan juntos en una unión libre o meramente civil, sin recibir el sacramento del Matrimonio, se ha convertido en “una auténtica plaga”.

Pero “el sacramento del Santo Matrimonio, bien recibido y vivido, confiere una gracia sacramental específica para ayudar a los casados a crecer en el amor mutuo, ser fieles uno a otro, abrirse a la vida teniendo hijos, educarlos en el temor de Dios, y amar a Dios y todo lo que Él quiere para nosotros”.

Sin el sacramento, el matrimonio es, siguiendo la parábola evangélica, una casa construida sobre arena: “Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande” (Mt 7, 27).

2. Rezad en familia

El padre Patrick Peyton, el célebre apóstol del Rosario, “lanzó una cruzada por la salvación de la familia” con un lema que recorrió el mundo: “Familia que reza unida, permanece unida”. La oración es “indispensable” para la santificación de la familia.

3. Frecuentad los sacramentos

“Toda la familia debe vivir su fe católica con la recepción frecuente, ferviente y llena de fe de los sacramentos”, sostiene el Padre Escobita. En particular, deben asistir juntos a misa todos los domingos y comulgar: “Dios es Amor y el Amor de Dios se derramará sobre la familia a través de la Santísima Eucaristía”.

4. Abríos a la vida

“Nuestros antepasados se casaban deseando los hijos que Dios les enviase. Hoy hay una mentalidad anticonceptiva que impregna la sociedad entera”, lamenta el padre Broom, “lo que se traduce en que las parejas se casan pensando en cómo evitar los hijos”. Esta mentalidad anti-vida se manifiesta en el uso de las muchas formas de anticonceptivos disponibles hoy día, contra el primer mandamiento de Dios al hombre que recoge la Biblia: “Creced y multiplicaos” (Gn 1, 28).

“¡Cambiemos el rumbo y, con la ayuda de la gracia de Dios, animémonos a aceptar y formar grandes familias!”, concluye.

5. Practicad la misericordia y el perdón en el hogar

“Uno de los enemigos más venenosos y perniciosos de la salvación de la familia es el resentimiento. Por desgracia, muchas parejas viven en un estado constante de disputa, lucha, rabia, palabras hirientes, resentimientos y amarguras. Por supuesto, este veneno se extiende a sus hijos”: es como el ácido para el estómago, que forma úlceras. El rencor perfora y destruye la relación entre marido y mujer, y la de toda la familia.

Errar es humano, perdonar es divino”, sentenció el poeta Alexander Pope (1688-1744).

Y Escobita añade un consejo: “La clave para perdonar es perdonar enseguida, y acudir a la oración para ganarle la batalla al rencor en cuanto empieza”.

6. Comunicaos

En muchas familias falta una comunicación sincera, frecuente y fluida: esposo y esposa, padres e hijos, hermanos… Pero no se gana el amor de los hijos comprándoles todo lo que quieren: “¡Es más importante darles tu tiempo que tu dinero!

7. Comed juntos

“El principal objetivo ha de ser reunir a toda la familia, si es posible todos los días, a la hora de comer”, propone Broom, pero añade una condición: “El gran desafío es que durante la comida (quizá solo media hora, si es posible más) no debe haber aparatos electrónicos sobre la mesa. Ni televisión, ni radio, ni tablet, ni teléfono, ni internet… Para que la familia pueda hablar y escuchar y reírse y disfrutar de la compañía de los demás. ¡Hablad con libertad y escuchad con atención!”

8. Mantened viva la llama del amor matrimonial

Antes del matrimonio, las parejas pasan largas horas juntos: cenan, bailan, pasean, van al cine o incluso acuden juntos a un retiro espiritual. “Por desgracia, una vez casados, todas esas actividades tan importantes para el vínculo emocional se van dejando de lado… Por eso, el matrimonio debería salir de vez en cuando para estar solos uno con otro y echar madera al fuego de su relación”.

9. Haced que el domingo sea el Día del Señor… y el Día de la Familia

Juan Pablo II, en su carta apostólica Dies Domini sobre la santificación del domingo, insiste en la importancia de redescubrir la importancia de vivir el domingo como Día del Señor, asistiendo a misa y con la oración y la adoración. Pero también insiste en que debe ser el Día de la Familia. ¿Para hacer qué? Broom propone comidas, actividades deportivas, caminatas en la naturaleza, juegos de mesa, ver juntos una película, rezar juntos y visitar a los ancianos y a los enfermos.

10. Consagrad la familia a la Virgen María

“¡Consagremos nuestra familia a la Santísima Virgen María, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Madres de todos y cada uno de nosotros y Madre de nuestras familias!”, pide como colofón -lo último pero no lo menos importante- el padre Broom.

Con dos aplicaciones prácticas: “Que todos los miembros de la familia lleven el Escapulario como signo de su consagración a María, y que recen el Santo Rosario”.

ReL

Vea también     La Espiritualidad en Familia (abudante material)































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