El Papa Francisco exhortó durante el rezo del Ángelus a invertir la vida en las cosas importantes de verdad, por lo que pidió “fundar la vida sobre la Palabra de Dios” ya que sus frutos permanecerán.
“Nosotros, ¿en qué estamos invirtiendo la vida? ¿En cosas que pasan, como el dinero, el éxito, la apariencia, el bienestar físico? De estas cosas no nos llevaremos nada ¿Estamos apegados a las cosas terrenas como si tuviéramos que vivir aquí para siempre?”, preguntó el Santo Padre desde el balcón a los miles de feligreses presentes en la Plaza de San Pedro.
De este modo, recordando la carta de San Pablo señaló que “la caridad no pasará jamás” y que “quien hace el bien invierte en la eternidad”.
"El bien nunca se pierde"
Por ello, Francisco afirmó que “cuando vemos una persona generosa y servicial, apacible, paciente, que no es envidiosa, no critica, no se jacta, no se hincha de orgullo, no falta al respeto, esta es una persona que construye el Cielo en la tierra. Quizá no tenga visibilidad, no haga carrera, no será noticia en los periódicos y, sin embargo, lo que hace no se perderá. Porque el bien nunca se pierde, el bien permanece para siempre”.
Y volvió a preguntar: “¿en qué conviene invertir la vida? ¿En lo que es transitorio, o en las palabras del Señor, que permanecen para siempre? Evidentemente, en estas”.
Pero esto no es fácil –advirtió el Papa- pues “las cosas que caen bajo nuestros sentidos y nos dan satisfacción inmediata nos atraen, mientras que las palabras del Señor, aunque son hermosas, van más allá de lo inmediato y requieren paciencia”.
“He aquí, por tanto, la invitación: no edifiquemos la vida sobre la arena. Cuando se construye una casa, se excava en profundidad y se ponen cimientos sólidos. Solo un ignorante diría que eso es tirar el dinero por algo que no se ve. El discípulo fiel, para Jesús, es aquel que cimienta la vida sobre la roca, que es su Palabra que no pasa”, añadió el Santo Padre.
Para concluir, el Papa aseguró que “para tomar decisiones importantes, cuando yo no sé qué hacer, para realizar una elección definitiva”, como lo explica San Ignacio de Loyola en el libro de los Ejercicios Espirituales, “antes de decidir, imaginemos que estamos ante Jesús, como al final de la vida, ante Él que es amor. Pensando allí, en su presencia, en el umbral de la eternidad, tomemos la decisión para el hoy, así debemos decidir, mirando la eternidad, mirando a Jesús”.
“Quizá no sea la más fácil, la más inmediata, pero será la buena, eso seguro. Que la Virgen nos ayude a tomar las decisiones importantes de la vida como hizo ella: según el amor, según Dios”, dijo Francisco para concluir su catequesis.
ReL
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