Aquí podemos ofrecerle sólo unos pocos aspectos de las mil maravilla de la Santa Misa
Es como si Jesucristo descendiera por primera vez a la tierra. |
Cuando celebras la Santa Misa o la oyes, debe ser para ti este misterio tan grande, tan digno de tu amor, tan nuevo, como si Jesucristo, descendiendo en aquel punto por primera vez a la tierra, se hiciera hombre en el seno de la Virgen. Beato Tomás de Kempis |
En cada Santa Misa se renueva la Encarnación. |
Así como Jesucristo se hizo hombre cuando la virtud del Espíritu Santo cubrió con su sombra a la Santísima Virgen María, así renueva la Encarnación en cada Santa Misa sacramentalmente por obra del mismo Santo Espíritu. Beato Alain de la Róche op |
¡Jesús se encarna de nuevo! |
¡Oh sublime dignidad del sacerdote en cuyas manos Cristo Jesús se encarna de nuevo! ¡Oh celestial misterio obrado maravillosamente por el Padre, el Hijo y Espíritu Santo, con el ministerio del sacerdote! San Agustín |
La Fuente de la propia esperanza. |
¡Cuánta necesidad tiene la humanidad de volver a descubrir en el sacramento eucarístico la fuente de la propia esperanza! S.S. Benedicto XVI |
Acérquense lo más posible a la mesa Eucarística. |
Los exhorto con todas las fuerzas de mi alma a acercarse lo más posible a la mesa Eucarística; aliméntense de este pan de los Ángeles, del que sacaran las fuerzas para combatir las luchas internas, contra las pasiones y contra todas las adversidades. Beato Pier Giorgio Frassati |
La Eucaristía es la fuente y cima de toda la evangelización. |
La Eucaristía aparece como la fuente y cima de toda la evangelización; los catecúmenos, al introducirse poco a poco en la participación de la Eucaristía, y los fieles ya marcados por el sagrado Bautismo y Confirmación, por medio de la recepción de la Eucaristía se injertan plenamente en el Cuerpo de Cristo. Concilio Vaticano II |
La Iglesia desea ardientemente que todos los fieles oigan la Misa cotidianamente. |
Te es mucho más útil asistir todos los días al santo sacrificio que renunciar a él con el pretexto de dedicarte a la oración; puesto que la presencia real de Jesús que disfrutamos en la Santa Misa, no puede ser reemplazada por la presencia espiritual; y por lo tanto, la Iglesia desea ardientemente que todos los fieles oigan la Misa cotidianamente. San Francisco de Sales |
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