Evangelio según San Lucas 18,35-43.
Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. |
Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. |
Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret. |
El ciego se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!". |
Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!". |
Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó: |
"¿Qué quieres que haga por ti?". "Señor, que yo vea otra vez". |
Y Jesús le dijo: "Recupera la vista, tu fe te ha salvado". |
En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios. |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Comentario
San Gregorio Magno (c. 540-604) |
«¡Veo! Tu fe te ha salvado»
Observemos lo que el Señor dijo al ciego que se le acercó: «¿qué quieres que haga por ti? " El que tiene el poder de devolver la vista, ¿ignoraba lo que quería el ciego? Evidentemente, no. Pero Él desea que le pidamos las cosas, aunque Él lo sepa de antemano y nos lo vaya a conceder. Nos exhorta a pedir, incluso hasta ser molestos, el que afirma: "vuestro Padre celestial sabe lo que os hace falta, antes de que lo pidáis» (Mt 6,8). Si pregunta, es para que se le pida; si pregunta, es para impulsar nuestro corazón a la oración... |
Lo que pide el ciego al Señor, no es oro, sino luz. No le preocupa solicitar otra cosa más que luz... Imitemos a este hombre, hermanos muy queridos. No pidamos al Señor ni riquezas engañosas, ni obsequios de la tierra, ni honores pasajeros, sino luz: No la luz circunscrita por el espacio, limitada por el tiempo, interrumpida por la noche, con la que compartimos la vista con los animales, pidamos esta luz que sólo los ángeles ven como nosotros,que no tiene principio y ni fin. Sin embargo, el camino para llegar a esta luz, es la fe. Por tanto, con razón el Señor responde inmediatamente al ciego que va a recobrar la luz: «¡Levántate! Tu fe te ha salvado». |
Oración
* « Oh queridísima Santa Lucía, acudo a ti para que intercedas ante el Trono divino y me consigas las gracias que necesita mi alma para vivir en santidad. Vengo a ti para que protejas mi vista y sanes la enfermedad en mis ojos. Preserva también los ojos de mi alma, la fe, a través de la cual puedo conocer a mi Dios»
(caminocatolico.com)
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