Sarah era una madre soltera con tres hijos a su cargo cuando sin esperarlo se quedó nuevamente embarazada. Ante una situación que creía insostenible el aborto aparecía para ella como la única solución. Se sometió a un aborto químico, pero justo tras tomar la píldora abortiva se arrepintió de la decisión que había tomado. Acudió a un centro provida, que le ayudó a revertir este aborto químico, algo que quieren prohibir en varios países.
Gracias a esta rápida asistencia de sanitarios provida el bebé sobrevivió. Aquel niño se llama Isaiah y acaba de cumplir tres años. Y su madre es una mujer feliz por haber podido rectificar la primera decisión que había tomado.
“Definitivamente ha sido una experiencia, una bendición, pero un viaje interesante”, cuenta a LifeNews Sarah, la madre de Isaiah. Según explica, “el niño está lleno de coraje, vida, amor y energía. ¡Ninguno de nosotros podría imaginar la vida sin él!”.
Antes de que naciese Isaiah, Sarah tenía dos hijas y un hijo. No se consideraba proaborto pero este nuevo embarazo era demasiado para ella y la complicada vida que tenía. El padre del bebé dijo que debería abortar, por lo que sola y vulnerable programó una cita en Planned Parenthood.
La ecografía reveló que Sarah estaba embarazada de cinco semanas. La enfermera del abortorio le dijo: “Tienes suerte de que la ley de los latidos del corazón aún no se haya aprobado, si lo hubiera hecho, no podrías continuar con el aborto. Ya vemos un buen latido y aún no tienes ni seis semanas”.
Mientras estaba en el abortorio se desató en su interior una tremenda batalla interna. “Mi hijo estaba en proceso de morir de hambre de las hormonas que necesitaba para sobrevivir hasta que fuera más grande porque me hicieron creer los cánticos del movimiento a favor del aborto. Estaba en un punto en el que necesitaba ayuda con una elección que había hecho, con una elección que me hicieron creer que sería permanente sin esperanza de ayuda para salvar a mi hijo o a mí misma. Si no hubiera sido por mí para encontrar esa línea directa, no habría podido tener la opción de reunirme con él”, afirmaba después Sarah.
Estos voluntarios provida que se movilizaron rápidamente para revertir el aborto químico una vez que se arrepintió de su decisión salvaron la vida del bebé y también la suya.
Sarah ha aprendido que el empoderamiento real proviene de rendirse a Dios. “Honestamente, todo se reduce a confiar en Él”, reflexionó. “No pensaría que estaría manteniendo a cuatro niños por mi cuenta, especialmente desde que perdí mi trabajo y volví a la escuela”.
En estos momentos Sarah cuenta con el apoyo de sus padres y sus hermanos. Ella está muy agradecida por su ayuda. Ahora que trabaja de forma independiente Sarah todavía encuentra tiempo para ejercer como voluntaria una vez a la semana en InnerVisions Healthcare, la clínica médica del centro de embarazo que la ayudó a revertir el aborto.
Sarah continuó reflexionando sobre las mujeres en situaciones como la suya: “Los bebés son una bendición”, dijo. “Tenemos que hacer todo lo que podamos por aquellas mujeres que no están seguras y tienen miedo. Quiero que tengan una mejor comprensión de las cosas que yo, para que no tengan que pasar por momentos difíciles”.
ReL
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