Al comienzo de una relación amorosa, sucede que las experiencias del pasado vienen a inmiscuirse en esa nueva historia, hasta el punto de llegar a destruirla a veces. ¿Cómo curar las viejas heridas para evitar que vuelvan a abrirse?
Primera figura de apego deficiente, miedo al abandono, historias de amor dolorosas… Hay muchas experiencias pasadas que creemos muertas y enterradas pero que pueden resurgir de repente y perturbar una relación incipiente. Identificarlas y aceptarlas permite superarlas mejor.
Sacar a las brujas del armario
Para reconocer y comprender mejor esos malos tragos que nos persiguen, el sitio web de citas Theotokos organiza una videoconferencia en francés. Se titula “Sortir les sorcières du placard” (“sacar a las brujas del armario”) el próximo domingo 30 de enero de 18’30 a 20h.
Dos coach especialistas en cuentos, Christophe de Vareilles y Sandrine Chanfreau, serán los anfitriones de este encuentro en el que se propone una reinterpretación original de La bruja del armario de escobas, de Pierre Gripari.
Una hermosa historia extraída de los Cuentos de la calle Broca, popular lectura infantil a través de la cual se nos invitará a liberarnos de nuestras viejas heridas.
El narrador, el señor Pierre, cuenta que compró una casa muy barata… y que luego descubrió que la casa estaba encantada. Una bruja habita en el armario de escobas, pero solamente sale si el señor Pierre canta cierta canción al caer la noche. Y un día el señor Pierre canta la famosa canción y la bruja hace su aparición…
Tres esquemas de apego
“¿Nuestras historias de amor se parecen a esta casa?”, invita a reflexionar Christophe de Vareilles. “¿Albergan un sentimiento, una emoción o una herida del pasado que están ahí, presentes en la oscuridad, inofensivos por el momento, pero que pueden también poner en peligro una relación que se está construyendo?”.
De ahí el interés por reflexionar sobre la manera en que nuestras historias antiguas afectan o no a nuestra manera de ser con los demás y a nuestros estilos de apego.
Los psicólogos identifican tres esquemas de apego en la primera infancia: apego seguro, apego ansioso y apego evitativo.
El apego seguro se manifiesta en un entorno reconfortante, atento y previsible.
Apego ansioso: se corresponde a un sentimiento de inseguridad permanente y de miedo al abandono.
El apego evitativo resulta de una carencia afectiva que genera comportamientos de distanciamiento, que temen una proximidad demasiado grande.
Reconstruir la seguridad
Sin embargo, es posible reconstruir la seguridad, transformar nuestras creencias, nuestras actitudes y remodelar así nuestra forma de ser en una relación. “Además de las experiencias de la infancia, puede haber también historias amorosas dolorosas para las cuales no hemos hecho duelo”, subraya Christophe de Vareilles. “Estas historias contaminan las relaciones nuevas haciendo nacer en ellas pensamientos que funcionan como alertas: cuidado, no te pases, no te impliques demasiado, recuerda que…”.
De esta manera, nos dejamos teledirigir por malas experiencias. La clave entonces es “aceptar que esas experiencias nos hayan marcado”, explica el coach, y emprender un trabajo de resiliencia para “retomar el control sobre aquello que nos sucede”.
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