Evangelio según San Lucas 5,1-11.
En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. |
Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. |
Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. |
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes". |
Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes". |
Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. |
Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. |
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador". |
El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; |
y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres". |
Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron. |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
San Juan Crisóstomo (c. 345-407) |
“Síganme y yo los haré pescadores de hombres” (Mt 4,19)
No persuadí hoy a mi oyente, quizás será mañana o en tres o cuatro días o dentro de un tiempo. El pescador que ha lanzado inútilmente sus redes durante un día entero, a veces pesca al atardecer, en el momento de partir. El labrador no deja de cultivar su tierra, aunque la cosecha no haya sido buena durante muchos años. Al final, un solo año puede reparar abundantemente las pérdidas anteriores. Dios no nos pide triunfar sino trabajar y nuestro trabajo será recompensado aunque no nos hayan escuchado. |
Hay más. ¿El diablo deja de tentar a los fieles aunque prevea que muchos serán salvados? Miren con qué cuidados, infernal perseverancia, detestable solicitud, persigue al alma hasta su último suspiro. Hasta ahí, no desespera. ¿Piensan acaso que su obispo no hará para salvar su alma al menos lo que el diablo hace para someterla? Cristo sabía que Judas no se convertiría y sin embargo hasta el fin quizo intentar su conversión, reprochándole su falta en términos conmovedores: “Amigo, cumple tu cometido” (Mt 26,50). Si Cristo, modelo de pastores, trabajó hasta el fin para la conversión de un hombre desesperado, ¡cuánto debemos trabajar por aquellos en quienes se puede esperar! |
Oración
Danos, Señor, la sabiduría de saber elegir el camino. La sabiduría de dejar la barca de nuestra vida llena de peces y seguirte junto a los apóstoles y discípulos hasta descansar en tu presencia cuando nuestro camino llegue a su fin. Amén.
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