Santa Teresa de Lisieux nos dejó en sus Memorias su “caminito”, una vía de santificación al alcance de todos: ser pequeños
Conocí este maravilloso libro gracias a un amigo ateo. Esta es la historia: tengo un compañero de universidad brillante (psicólogo y literato), que en su juventud se ganó un premio nacional de poesía, con poemas ateos. Años después me lo reencontré y, ¡oh sorpresa! me dijo que ahora creía en Dios. ¿Y cómo pasó eso? “Leí las Memorias de santa Teresa de Lisieux”, respondió.
Inmediatamente compré Historia de un Alma.
Cuando iba a escribir este artículo, le escribí un correo a mi amigo, preguntándole si todavía era fan de Teresita. Al final les transcribo lo que dijo este querido ex ateo.
Un clásico del cristianismo
Por obediencia escribió Teresita este best seller.
Cuando se publicó por primera vez este libro, en 1898, fue todo un éxito. Toda Francia quiso leer lo que escribió con su puño y letra, la monja carmelita que murió a los 24 años, de tuberculosis pulmonar, alabando a Dios.
Hoy, más de 100 años después, se sigue editando en todo el mundo. Y aparece en todas las listas de los libros “que todo católico debe leer”.
Es un tesoro, lleno de valiosas enseñanzas. Nomás en el primer párrafo, dice Teresita que cuando le pidieron escribir su vida, no le pareció buena idea, pero que lo hace por “obediencia”. ¿Acaso no es la obediencia el primer paso en la vida espiritual?
Teresa explica su vida
Teresa Martin cuenta su vida de manera espontánea, sencilla y en orden cronológico.
Arranca recordando su infancia y su vida familiar en Alenzón (Francia) donde creció en un entorno muy espiritual, con sus padres (también santos: María Celia Guérin y Luis Martin) y sus cuatro hermanas (todas religiosas).
Además, relata momentos muy difíciles de su niñez, su lucha para entrar en el Carmelo, la vida en el convento,la enfermedad que la llevó a la muerte y lo más valioso: su vida espiritual.
El legado de Teresita
Empecemos diciendo que nos dejó un gran “recetario” de la caridad. En el convento, Teresita encontró personas que le exigieron vivir el amor al prójimo a fondo, comenzando por una madre superiora muy severa, y algunas hermanas carmelitas que no la comprendieron.
Nos cuenta anécdotas (algunas muy simpáticas) de su convivencia y nos enseña cómo podemos amar a Jesucristo en la vida cotidiana: servir, sonreír, más servicio, perdonar, ser paciente, más servicio, callar…
Lo más importante que nos dejó fue su caminito, el cual su hermana Paulina luego bautizó “infancia espiritual”.
Dice Teresita que quería encontrar “un caminito muy recto y muy corto” para alcanzar su objetivo de ser una gran santa. Entonces buscó en la Biblia y encontró la clave: “el que sea pequeñito, que venga a Mí”. (Prov. 9, 4)
Consiste la infancia espiritual en ser humilde, reconocer la propia pequeñez y debilidad, para así poder experimentar el inmenso amor del Señor.
Gracias a ese abajarse y abandonarse a la voluntad de Dios, se llega a confiar en Él de la misma manera en que un niño pequeño se fía de sus padres. La santa francesa nos anima con estas palabras:
“Estoy convencida de que, si por un imposible, encontrases un alma más débil y más pequeña que la mía, te complacerías en colmarla de gracias todavía mayores, con tal de que ella se abandonase con entera confianza a tu misericordia infinita”.
La gracia de Dios transforma
Este texto nos permite ver la evolución espiritual de Teresita, por la gracia de Dios. Al comienzo vemos a una niña muy piadosa y excelente estudiante, pero mimada, terca, e hipersensible, que lloraba por cualquier cosa:
“Debido a mi extrema sensibilidad era verdaderamente insoportable”.
Al final del libro, la niñita que a los 9 años expresó su deseo de ser carmelita, y a los 15 entró al convento porque su corazón desbordado de amor ya no podía esperar más para consagrarse a Jesucristo, es ahora una gran santa.
Fans de Teresita
Para el amigo que me presentó este libro, Teresita es el puente que lo lleva a Dios. Esto me escribió: “La considero la mujer más inteligente y sabia en la historia de la humanidad”, “…es una de las personas que mejor ha entendido a Dios”, “Yo siempre estoy leyendo muchos libros a la vez, pero a Teresa jamás la suelto”.
Leer Historia de un alma (está en internet), es entrar en la mente de una de las santas más grandes de todos los tiempos, doctora de la Iglesia.
En todo el texto encontramos perlas preciosas, pero los mayores tesoros están a partir del capítulo siete.
Sugiero no esperar a llegar al cielo, para conocer a la genial Teresita.
Sus Memorias están repletas de frases agudas, edificantes y hermosas; sin embargo, yo me quedo con una muy sencilla, que revela la amorosa la relación de Teresita con el Señor:
«Dios es más tierno que una madre.»
El día que por fin confiemos en Dios, como Teresita, diremos lo mismo.
Claudia Elena Rodríguez.Aleteia
Vea también T. Keating: Santa Teresita del Niño Jesús: su tranformación en Cristo
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