A diferencia del éxito que la sociedad celebra, la etapa de crianza es vivencia profunda y privada que solo quien la vive la entiende y valora.
Muy enamorado, consideraba el matrimonio como un proyecto de vida familiar en el que podían caber varios hijos, y al decírselo a mi novia, una vez más, arrugando el entrecejo me pregunto:
¿Cuántos son varios?
Yo le contesté que aún no lo podíamos saber, como no sabíamos aún cuantos serian muchos o cuanto pocos, que eso dependería de una actitud responsable y a la vez generosa, que tendrían que ver con las circunstancias de vida que nos habrían de tocar, y que me refería a no iniciar mi matrimonio limitando los hijos de primera intención. Me manifestaba así abierto a la vida pero con una paternidad responsable.
De pronto, me sorprendió diciendo que al casarnos, deseaba postergar la maternidad.
Me sorprendió, pues ambos habíamos coincidido que los hijos son una manifestación del amor de los esposos y el mayor de los dones.
¿Qué había cambiado en su interior? ¿Qué pasaba por su mente? ¿Que la estaba influyendo?
Le propuse entonces alargar nuestro noviazgo y tomar la decisión de casarnos si lográbamos unificar criterios, pues la cuestión era sumamente delicada, ya que un hijo no viene de afuera a añadirse al mutuo amor de los esposos como un simple cálculo, sino que brota del corazón mismo de su amor reciproco del cual es el fruto. ¿Tan pobre era la fuente de nuestro amor que ya hablaba de limitar los frutos?
Le propuse entonces algo que podría ayudar: preguntar y tomar nota escuchando a simples conocidos, amigos, parientes solteros o casados, acerca de los que pensaban sobre el tener hijos en el matrimonio. Luego haríamos una lista de argumentos en pro y en contra escuchados sobre la idea, para con la mayor rectitud de intención redefinir nuestros propios juicios.
La hicimos reconociendo que los solteros repetían argumentos de oídas haciéndolo propios, mientras que los casados lo hacían desde el plano de la propia experiencia, ciertamente con enfoques tanto negativos como positivos.
Nos sorprendieron las experiencias positivas de los que permanecen o permanecieron abiertos a la vida generosa y responsablemente, en las que manifestaron ingenio, creatividad, capacidad de lucha y sobre todo un sólido y creciente amor conyugal que se extendió como una sombra de amor sobre sus hijos.
Aquí la lista resumida en cuatro argumentos con sus pro y sus contras
Libertad y salud
Contras: La juventud debe vivirse a plenitud aún dentro del matrimonio: deportes, viajes, diversiones, etcétera. Para ello, el embarazo es penoso, los desvelos, la lactancia y demás preocupaciones relacionadas, desgastan físicamente. Además los bebes limitan la libertad, por lo que la suma puede provocar frustración y amargura que daña la relación.
A favor: El embarazo no es una enfermedad y la naturaleza prepara a la mujer para ello. Ciertamente requiere de cuidados, pero más allá de eso no limita en actividades normales como nadar, salir de excursión, caminar, vida social, trabajar… Además el acompañamiento ginecológico actualmente ofrece recursos paliativos de síntomas incomodos.
Él bebe desde muy pequeñito puede acompañar en casi todo desde el portabebés o la carriola recibiendo todo tipo de estímulos tempranos que lo ayudan en su desarrollo. Su risa espontánea, su asombro por la vida y su alegría compensan con creces los cuidados que requiere.
Costos y limitaciones económicas
Contras: Los hijos limitan económicamente causando estrés. Actualmente la vida es muy cara: el costo del parto, la alimentación, el pediatra, las escuelas y un sinfín de gastos hacen que el dinero nunca alcance.
A favor: Los hijos cuestan, sí, pero algunos matrimonios jóvenes ponen en juego su capacidad de previsión cuando desde el primer hijo invierten en el kit de crianza: ropa infantil y enseres como la cuna, esterilizadora de biberones, portabebés, la carriola etc. sin necesidad de comprar en cada nacimiento. También son muchos quienes no necesitan invertir en este kit pues amigos y familiares les ayudan bien con regalos bien con enseres de segunda mano que ya no necesitan. Otros buscan alternativas económicas y encuentran buenas escuelas y otros servicios que no suponen un gasto ingente. Además los hijos se pueden espaciar, en la medida en que tanto la capacidad emocional, el tiempo y el equilibrio de ingresos- gastos se vaya dando. Por último los niños son un acicate para la superación en todos los aspectos.
En los hijos, la relación costo beneficio, solo se puede evaluar desde la capacidad de amarlos y del amor que se recibe de ellos en el grito alborozado, la inocencia del beso, el sueño confiado en los brazos de sus padres.
Existen matrimonios a quienes biológicamente les resulta difícil concebir un primer hijo ante cuyo anhelo la palabra costo pierde sentido.
La autorrealización personal
En contra: El estudio, el trabajo, el éxito profesional suelen exigir una disposición de tiempo tal que difícilmente da cabida a los hijos. Se trata de una actitud justificada y socialmente comprendida. La autorrealización habla del ejercicio pleno de la libertad humana.
A favor: Por buscar el éxito que la sociedad celebra se puede entender la autorrealización equivocadamente terminando en lo abstracto y limitándose, pues no se puede perfeccionar a partir de sí mismo y quedándose en sí mismo, sino en la medida en que se une a un bien concreto que lo supera y trasciende: los hijos y la familia.
A diferencia del éxito que la sociedad celebra, la etapa de crianza es vivencia profunda y privada que solo quien la vive la entiende y valora.
“Los hijos son una cruz”
En contra: Los hijos causan sufrimientos a los padres cuando les va mal, además la sociedad se encuentra cada vez más pervertida, no vale la pena intentar educar cuando el medio influye tanto negativamente.
A favor: En la sociedad la presencia y lucha entre el bien y el mal ha existido siempre, como siempre han existido quienes asumen la responsabilidad de heredar al mundo ciudadanos bien formados desde el seno de sus hogares, hijos que son la esperanza y futuro de la sociedad.
Quienes se niegan a ello, están faltando a la solidaridad intergeneracional con graves consecuencias ya que una sociedad sin ciudadanos bien formados en la que además se alarga el promedio de vida y nacen menos de los que mueren, es una sociedad cuya población disminuye, envejece y empobrece.
La autorrealización que antepone objetivos que excluyen los hijos pierde lo más por lo menos, ya que la existencia humana tiene carácter familiar y es en la familia donde se da la principal realización por la estrecha relación que existe entre persona y familia. Por ello engendrar y educar encuentra su fundamento en la capacidad más típica del hombre: amar familiarmente. (2009. EUNSA Profesor Gerardo Castillo. La realización personal en el ámbito familiar)
Orfa Astorga, aleteia
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