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jueves, 29 de octubre de 2020

Música que puede ayudarte a entrar en oración

 LISTENING TO MUSIC


Melodías relajadas que rebajan la tensión, ritmos repetitivos que favorecen tu concentración, voces armoniosas que despiertan emociones,… ¿quieres probar?

Cuando te dispones a orar o meditar puedes sentir como un abismo que separa el ruido de tu vida del silencio que buscas para escuchar reposadamente a Dios en tu corazón.

En realidad, Él está en ambos lados, pero la música puede ayudarte a tomar conciencia de su presencia permanente y a prepararte para la contemplación.

Melodías relajadas que rebajan la tensión, ritmos repetitivos que favorecen la concentración, voces armoniosas que despiertan emociones,… ¿quieres probar?

Cuando escuches, cierra los ojos y pide: «Señor, ayúdame a percibirte».

Las más antiguas civilizaciones ya intentaban aprovechar las vibraciones de sus rudimentarios instrumentos para llegar a la divinidad.

Más tarde, las religiones monoteístas han compuesto muchísima música para Dios que también puede ayudar a orar. Por ejemplo, salmos como este, que seguramente cantó el mismo Jesús de Nazaret:

El nacimiento de Jesús ha hecho estallar de alegría a muchos compositores a lo largo de los siglos. La música clásica está llena de obras que son oración misma y te pueden ayudar a prepararte para una conexión especial con Cristo, ya sea en casa, en la iglesia, en un parque… Por ejemplo Jesús, alegría de los hombres de Johan Sebastian Bach:

San Agustín dijo que quien canta, reza dos veces. Escuchar puede ser también rezar. Adorar la Eucaristía. La tradición católica tiene grandes cantos para hacerlo, como Panis Angelicus, de César Franck:

Más allá de la música clásica, hay infinidad de alternativas que pueden ayudarte a entrar en oración. Como el gran himno a la misericordia de Dios Amazing Grace:

Si tu estilo es más pop, quizás te inspiren otras canciones como este Ave María compuesto por Franz Schubert y cantado por Celine Dion:

También hay música de temas diversos que aprovecha las tecnologías y el talento personal para crear un clima propicio para la oración y la meditación, por ejemplo May it be, de Enya:

La playlist podría ser infinita. Tú puedes encontrar la que más te guste y te sirva mejor. Y seguramente las distintas músicas se mezclarán con experiencias de contemplación, y asociarás a esas melodías recuerdos que pueden aparecer cuando las vuelvas a escuchar. Que el Espíritu te acompañe.

Patricia Navas, Aleteia

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