Yo solía ser así, callaba pensando que el tiempo se encargaría de silenciar sus voces. No quería meterme en problemas. Pero ahora han pasado a mayores, quemando iglesias, profanando sagrarios, atentando con violencia contra nuestros valores y nuestra fe. Han dado el salto a la brutalidad.
Quieren atemorizarnos, convencernos que su razón se sustenta en la fuerza. Saben que el miedo silencia, paraliza. Y lo usan para silenciar.
Pero no conocen la fuerza de nuestra Fe, el Poder de la misericordia y del perdón. No saben de la vida sobrenatural. ¿Nadie les ha dicho que Dios los ama? Quedarían impactados.
Nosotros, los católicos NO PODEMOS ODIAR, pero tampoco callar.
No somos la iglesia del silencio, sino del AMOR y la Verdad.
Tenemos un tesoro muy grande para compartir con el mundo.
No son simples edificios Históricos los que han incendiado. En las iglesias está Jesús Vivo, escondido en los sagrarios, como un prisionero de amor, esperando por nosotros y nuestro amor.
Vivir nuestra fe es algo heroico, si lo piensas bien. Se nos pide amar a estas personas a pesar de su violencia, perdonar en lugar de guardar resentimientos, llevarles la Verdad, y aspirar a la santidad.
Protejamos con ternura, amor y misericordia nuestras iglesias y a Jesús Sacramentado. Es nuestro bien más sagrado, es Jesús y está VIVO.
Hermano católico, levanta tu voz, anuncia el Evangelio, muestra a todos que es posible vivirlo, siendo un reflejo del amor de Jesús.
Hay partes de la Sagrada Biblia que parece que fueron dichas pensando en nosotros, al día de hoy. Es impresionante.
«No se turben; crean en Dios y crean también en mí.» (Juan 14)
«Si el Señor está conmigo, no temo, ¿Qué podrá hacerme el hombre?» (Salmo 118, 6)
“No tengas miedo, solamente ten fe”. (Marcos 5)
Tengo un amigo que solía decir: “Yo soy de Cristo”. El día que me pregunten yo también responderé: “Soy de Cristo. Amo mi iglesia”. ¿Y tú amable lector?
Me hace recordar este pasaje del Evangelio: «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.» (Mateo 10)
Viendo todo lo que ocurre en el mundo, y los ataques a la cristiandad, hoy me brota del alma este grito triunfal:
¡Viva Cristo Rey!
¡Viva la Iglesia Católica!
Claudio de Castro, Aleteia
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