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viernes, 30 de octubre de 2020

Oraciones de sanación por traumas pasados

 PRAY

De la infancia o la edad adulta: «Sana, Señor, las heridas que he recibido por haber sido rechazado…»

Curar una herida a través de las oraciones. En el libro Come si fa la preghiera di guarigione (Cómo se hace una oración de sanación) -Edizioni Segno-, Marcello Stanzione refiere tres invocaciones que ayudan a sanar el estado de ánimo de un trauma padecido en la infancia, adolescencia o edad adulta.

Oración de sanación por los traumas de la infancia

Perdono a mi padre y a mi madre que, al darse cuenta de que esperaban un hijo no estaban muy contentos,  
porque no consideraban que ese momento era el adecuado para acoger a una nueva vida.
Los perdono por el rechazo que mostraron en relación a mi vida;
tenían muchas cosas que arreglar más importantes que yo…

Sana, Señor, las heridas que he recibido al haber sido rechazado incluso antes de nacer.
Borra cualquier rastro de rechazo que ha causado inseguridad, miedo, tensión.

Concedo el perdón a mi madre por las veces que fui herido cuando me decía que me quería diferente,
porque me comparaba continuamente con los demás y no veía mis esfuerzos por mejorar;
perdono a mi madre por ese gesto de falta de estima y confianza hacia mí,
por todas las veces que no encontraba el tiempo para estar conmigo,
por su falta de ternura en esa época fundamental para mi crecimiento afectivo.

Señor, por amor a ti los perdono… (recordar los episodios, los momentos de sufrimiento vividos durante la infancia).
Concedo el perdón a mi padre por su severidad, por el miedo que sentía cuando lo veía,
por la preferencia que sentía que tenía por mis demás hermanos y hermanas;
a menudo él no se percataba de mí y de mi deseo de tenerlo cerca, de mostrarle mi progreso en la escuela;
lo perdono por todas las veces que me habría gustado tenerlo a mi lado para que me consolara,
para hablarle un poco de mí y me daba cuenta cómo su trabajo era más importante que su hijo.

Libera mi mente de las escenas de violencia en las que lo vi pegarle a mi madre;
libérame del rencor hacia él y de cualquier relación de desconfianza hacia las personas.

Sana todas las heridas causadas por la relación con mis padres autoritarios, aprensivos,
que no supieron educarme en la libertad.
Sáname de todas las inseguridades y miedos debidos a la educación que recibí.

Perdono a aquellos que, de alguna manera, abusaron de mí con gestos de violencia,
dejando marcas profundas en mi vida, haciendo que me volviera cerrado y temeroso.

Te entrego, Señor, todos los episodios vividos durante la infancia, para que los sanes,
y no queden huellas en mi memoria de los sufrimientos padecidos.

¡Amén!

Oración de sanación por los traumas de la adolescencia y juventud

¡Cuántos sueños y cuántas desilusiones en aquellos años!
Era la época del amor, pero cuántas heridas por no haber sido amado profundamente como deseaba,
por haber descubierto el sexo no como don de amor recíproco,
querido por ti, Señor y bendecido en el sacramento del matrimonio,
sino como experiencia negativa.

Libérame de esas heridas, Señor, libérame de cada sentimiento de impureza e indignidad.

Si he padecido actos de violencia, de los que aún cargo las consecuencias,
hazme sentir tu fuerza y tu protección: ¡dame confianza y valor!

Sana todas las heridas de esos encuentros en que sentí miedo y que han levantado una barrera con los demás.
Sana todas mis relaciones interpersonales.

Sáname, Señor, de todas las decepciones por las promesas hechas y no cumplidas.
Libérame de todos los traumas que siguen influyendo mi existencia;
te pido que me sanes de estas experiencias dolorosas,
de todas las heridas impresas en la memoria, incluso de las que no me acuerdo,
pero que están presentes en mi inconsciente.

Señor, llena mis vacíos de amor, todos esos momentos en que no fui amado. ¡Llénalos con tu amor!

Quiero bendecir a las personas que han vuelto difícil mi vida y agradecerte los sufrimientos que me han causado.

En tu evangelio dijiste a Pedro que perdonara «hasta setenta veces siete» (Mt 18,22).
Te pido que perdones a las personas que me hicieron sufrir durante mi juventud
y esos episodios que aún afloran en mi mente, generando malestar.

Sana los sentimientos de rencor hacia quienes me han hecho sufrir,
para que se transformen en estima y amor;
te doy gracias por el bien que han hecho en su vida, por su bondad, por su capacidad de amor.
¡Amén!

Oración de sanación por los traumas de la madurez

Con tu ayuda concedo el perdón a todos aquellos que, de alguna manera, fueron causa de episodios dramáticos
en mi pasado, durante el periodo de mi madurez.

Penetra, Señor, mis vivencias, remueve todos los aspectos negativos;
sana con el amor las heridas que siguen abiertas,
desata todas las tensiones relacionadas con esta época,
llévame a la reconciliación, libérame de cualquier inquietud y de cualquier trauma emocional;
libérame de cualquier mecanismo de defensa, sana cada rencor
y dame un corazón de misericordia hacia quien me ha ofendido y herido
en esta época tan importante de mi vida.

Si aún vivo situaciones que no logro perdonar, porque me hacen mucho daño,
que tu Espíritu me conceda la gracia y la fuerza de hacerlo de manera definitiva.

Deseo perdonar cada sufrimiento recibido en todos los ambientes: familiar, social, profesional, eclesial.

Si he intentado, o solo deseado, el suicidio, a causa de heridas demasiado profundas,
o deseo aún no vivir más porque no logro ver la salida,
quiero conceder el perdón a esa persona o ese grupo de personas que han contribuido de alguna manera
a crear en mí esta situación.

Libérame, Señor, de todos los sentimientos de culpa que han vuelto difícil mi vida,
y me han hecho una persona con falta de confianza en sí misma y en los demás.
Libérame de cada relación de adhesión a lo oculto, si he recurrido a magos o a curanderos,
si he buscado la sanación fuera de ti,
si he buscado saber algo de mi futuro con horóscopos u otros instrumentos ilícitos.
¡Libérame, Señor Jesús!
Te pido que sanes todo lo que es causa de pecado;
libérame de la fornicación, de la envidia, de los celos.
Perdona cada vez que juzgo a los demás y me siento juzgado.

Si he creído que los hombres, con hechizos o pociones, han podido cambiar mi vida o la de los demás,
¡libérame, Señor!

Rompe cualquier lazo con el maligno, libérame de todos los ídolos.

Libérame de la ansiedad, de las inseguridades, del miedo al futuro.
Libérame del fracaso, de la depresión, del disgusto que a veces siento frente a mí mismo,
porque me parece que no he hecho nada valioso en mi vida.
Te pido que me llenes de tu amor,
para que sepa amar con todo el corazón a las personas que me han hecho sufrir
y que sepa decir: «Los amo porque los amas tú».

Te pido que sanes desde la raíz los miedos creados por las dudas y temores que me quitan la paz y la alegría de vivir. Vuélveme una persona nueva, libre, capaz de caminar junto a ti en la libertad.

¡Amén!

Gelsomino del Guercio, Aleteia 


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