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martes, 20 de octubre de 2020

Misionero en Perú: «Yo soy la respuesta de Dios para estas personas»

 PERU

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El sacerdote Francisco Tapia, español, atiende 30 escuelitas y quiere reconstruir una iglesia que quedó destruida con el terremoto de 2017

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La diócesis de San Ramón está situada en Chanchamayo, que muchos llaman «la puerta a la Selva Central del Perú». Una maravilla de la Naturaleza.

«La escuela es el núcleo»

Sin embargo, en 2017 sufrió un terremoto importante, que derribó una iglesia. Ese es ahora uno de los proyectos que se ha propuesto llevar adelante el sacerdote católico Francisco Tapia. Lleva allí 20 años trabajando como misionero y dedica su tiempo a atender unas 30 escuelas mensualmente: allí imparte catequesis a los niños. No hay poblaciones como tales, «no hay centro cultural ni capilla, de modo que la escuela es el núcleo» donde encuentra a los pequeños y sus familias.

Las catequesis ocupan la mañana al padre Francisco, que luego emplea la tarde en atender a personas que acuden a verle para confesar, pedir ayuda en sus problemas económicos o familiares, recibir unas palabras de consuelo…

En los últimos 16 años, se ha pasado de 15 a 21 parroquias en la diócesis, ha habido más de 4.000 bautismos y se han llegado a mantener 31 escuelas. Esa es una aportación constante, que crece gracias en parte a la ayuda material que se presta desde las Obras Misionales Pontificias, que con la colecta del Domund puede enviar a San Ramón una media de casi 70.000 dólares anuales.

Este 2020, van por los 59.000 dólares a pesar de todas las limitaciones y la crisis económica causada por la covid-19. Quien lo desee, puede contribuir a través de esta web. 

Transformar el «cuánto tienes, cuánto vales»

¿Qué puede aportar la Iglesia a ese lugar? Este misionero de origen español, que cambió el frío de Burgos por el calor de San Ramón, responde con convencimiento: «Aquí, como prácticamente en casi todo el mundo, sigue rigiendo aquello de ‘cuánto tienes, cuánto vales’. Como Iglesia, trayendo la Buena Nueva de Jesucristo lo que traemos es que todos valemos lo mismo, todos somos hijos de Dios y de ahí proviene nuestra dignidad».

La respuesta de Dios a su pregunta

El padre Francisco explica cuál es el verdadero sentido de su vida como misionero. Cuando ve el sufrimiento y se enfrenta a situaciones que son difíciles de manejar, cuando alguien se pregunta por qué, él afirma que la contestación de Dios es: «Para eso te hice a ti».

«Si estoy aquí -asegura- no es por un capricho mío. Yo soy la respuesta de Dios para estas personas». 

Dolors Massot, Aleteia

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