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viernes, 2 de octubre de 2020

Evangelio del día

 

ChristianArt 
 
Mateo 18, 1-5- 10 Cambiar y hacerse como niños 
 
 
Niños en la calle, Fotografía de Jan Von Holleben (nacido en 1977), Ejecutado en 2012, Fotografía en papel
© Jan Von Holleben 

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: -«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?» Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: -«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mi. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. »

Comentario


Bulle

Catecismo de la Iglesia Católica
§ 333-336


Los santos ángeles de la guarda: la unidad del universo visible e invisible

    De la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo Encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles… Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: “Gloria a Dios…” (Lc 2,14). Protegen la infancia de Jesús, le sirven en el desierto, le reconfortan en la agonía, cuando habría podido ser salvado  por ellos… Son también los ángeles quienes “evangelizan” anunciando la Buena Nueva de la Encarnación, y de la Resurrección de Cristo. Con ocasión de la segunda venida de Cristo, anunciada por los ángeles, éstos estarán presentes al servicio de juicio del Señor.
    De aquí que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles. En su liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo (Is 6,6); invoca su asistencia (tanto en el Canon romano como en la liturgia de los difuntos o también en el “Himno querubínico” de la liturgia bizantina) y celebra más particularmente la memoria de ciertos ángeles (san Miguel, san Gabriel, san Rafael, los ángeles custodios).
    Desde la infancia a la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión. “Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida” (S. Basilio). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios.
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“Himno de los Querubines” (ofertorio de la Divina Liturgia de san Juan Crisóstomo):
    Nosotros que, en este misterio, te alabamos con todos los santos y con todas las criaturas de los cielos y cantamos el himno tres veces santo a la vivificante Trinidad, deponemos ahora todas las preocupaciones del mundo para recibir al Rey de todas las cosas, invisiblemente escoltado por el ejército de los ángeles, aleluya. (EDD)






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