La diplomacia vaticana no sigue la lógica de la geopolítica, y las insidias de la política internacional, sino la del Evangelio: La lógica del Buen Pastor
Los católicos en China son casi el 1% de la población, y sin embargo son para el Papa y la Iglesia como esas ‘ovejas aisladas’ del rebaño que necesitan ser consoladas y de un pastor atento a un pueblo fiel a Dios, a pesar de la persecución, el control y la violencia de la larga guerra civil china (1927) y de la revolución comunista (1949).
La oficialidad del último Acuerdo llegó el 22 de octubre de 2020 con el anuncio de la renovación por otros dos años. La Santa Sede emitió un comunicado que subraya que es un Acuerdo Provisional para el servicio pastoral (no político, ni de otra índole) y cabe destacar su referencia específica a Benedicto XVI.
En efecto, es la primera vez, que el Partido Comunista en China reconoce el liderazgo espiritual del Sucesor de Pedro, desde que fuera fundado en 1921 por Mao Zedong.
El Acuerdo ad experimentum había entrado en acción un mes después de ser establecido, el 22 de septiembre de 2018. China y Santa Sede han construido un puente temporal que, si ambas partes lo quieren, podría convertirse en algo más sólido. Eso se verá en dos años más (2022) cuando se vaya a fondo en «el objetivo y los motivos». (L’Osservatore Romano 22.10. 2020).
El proyecto de negociar el Acuerdo Provisional, según el Vaticano, ya había sido aprobado por el papa Benedicto XVI, luego de varios esfuerzos diplomáticos abiertos, incluso por el papa Juan Pablo II. En este contexto, Francisco ha actuado en sintonía con el ‘pensamiento’ de sus predecesores con la conciencia de que hay «heridas causadas en el pasado» que no se marginan en la comunión de la Iglesia.
No se trata de una victoria convencional por eso hay que salir de la lógica de la geopolítica y la política internacional. La diplomacia de la Santa Sede obedece a una visión más espiritual que terrenal, precisamente, porque al contrario de otros Estados u organizaciones, no ve los pasos a favor del diálogo como una demostración de fuerza o astucia, sino como un servicio.
La diplomacia multilateral actúa en favor de la paz para sostener la cultura del encuentro. El principio fundamental de la ‘ruta de la seda evangélica’ apenas abierta por el Papa y sus diplomáticos se pude traducir en (parafraseando a Francisco) acoger, proteger, promover e integrar al pueblo chino, hijos ‘fieles’ de la Iglesia de Cristo separados, humillados, perseguidos por motivos ideológicos, totalitarios y políticos.
En este sentido, el nombramiento de los obispos es clave. El Secretario de Estado, Pietro Parolin indicó que con el Acuerdo renovado ya no habrán obispos que no estén en comunión con la Iglesia Universal. Después de varias décadas, ya no habrán ordenaciones ilegítimas.
El argumento teológico se encuentra en el Concilio Vaticano II que reafirma que Jesús ha mandado a los apóstoles a los rincones de la Tierra a Evangelizar, sus sucesores, ellos son los obispos, pastores entre sus ovejas hasta el final de los siglos (Ver Lumen Gentium, 18). Razón que ha dado también el editorial del periódico del Papa al presentar la novedad.
El punto: Nombramiento de los obispos chinos
Así, la autoridad papal en China se restablece porque ahora se puede nombrar a los obispos. El Papa tiene menos obstáculos para cumplir su misión, primus inter pares, como cabeza del Colegio episcopal, es decir el conjunto de todos los obispos en comunión con el romano pontífice.
Un camino accidentado, complicado, pero que va en la dirección de unir a los obispos en la comunión de fe que tiene a bien la comunidad católica en China, 10 millones de personas, y sin contar a los más de 35 millones de cristianos.
Cierto es que el ‘secreto’ del Acuerdo Provisional no permite establecer sus puntos más críticos. La Santa Sede explica que “dado su carácter experimental, se ha mantenido confidencial por consenso” entre las partes.
Expertos en asuntos eclesiales y en China especulan que no se trata de un acuerdo perfecto, pero es un paso adelante en las relaciones entre el Vaticano y Pekín resultado de un diálogo difícil en un contexto delicado, desde que el Partido Comunista chino rompiera relaciones con el Vaticano en 1949.
Benedicto XVI y Juan Pablo II artífices del diálogo con China
El cardenal Parolin destacó que el actual diálogo «abierto y constructivo» entre la Santa Sede y China inició hace mucho tiempo. «Los últimos Pontífices, de hecho, han buscado lo que el papa Benedicto XVI ha indicado como la superación de una ‘pesada situación de mal entendidos e incomprensión’, que ‘no beneficia ni a las autoridades chinas ni a la Iglesia Católica en China'».
Y recuerda que Papa Ratzinger en 2007 cita a Juan Pablo II: «No es ningún misterio para nadie que la Santa Sede, en nombre de toda la Iglesia Católica y -creo- en beneficio de toda la humanidad, espere la apertura de un espacio de diálogo con las Autoridades de la República Popular China». (L’Osservatore Romano 22.10. 2020).
Los detractores políticos del Acuerdo en EE.UU que abrieron una guerra comercial con el gigante asiático, consideran el tema de la fe dentro de su agenda de influencia, precisamente usan a san Juan Pablo II que enfrentó el comunismo como escudo para defender que no se puede «negociar» sin resolver la «libertad de religión», argumento, que la Santa Sede no niega que es vital.
Mike Pompeo, Secretario de Estado, alzó esta bandera de la libertad religiosa, en plenas elecciones (como pasa con otros líderes, debido a la campaña presidencial no fue recibido por el Papa en el Vaticano) al escribir un artículo en contra de la diplomacia vaticana y Francisco, para presionar a la Santa Sede.
Acto seguido, el político estadounidense dijo en un simposio en Roma organizado por la embajada de su país ante la Santa Sede, a finales de septiembre, que una Iglesia «en un estado de misión permanente» también debería permanecer «en oposición a los regímenes tiránicos».
Benedicto XVI, amigo fiel de Karol Wojtyla, y citando sus palabras sostuvo que la Santa Sede esperaba en abrir ese espacio de diálogo con China, «en el que, superadas las incomprensiones del pasado, podamos trabajar juntos por el bien del pueblo chino y por la paz del mundo» (Carta del Santo Padre Benedicto XVI a los Obispos, Sacerdotes, Consagrados y Fieles Laicos de la Iglesia Católica en la República Popular China, N. 4).
«En el caso de la estipulación del Acuerdo Provisional, en cambio, para la Santa Sede se trata de una cuestión profundamente eclesiológica, de acuerdo con dos principios que se han explicitado: Ubi Petrus, ibi Ecclesia (San Ambrosio) y Ubi episcopus, ibi Ecclesia (San Ignacio de Antioquía). Además, existe la plena conciencia de que el diálogo entre la Santa Sede y la República Popular China favorece una búsqueda más fructífera del bien común en beneficio de toda la comunidad internacional», explica el cardenal Parolin.
¿Acuerdo ‘imperfecto’?
En el editorial del diario del Papa se admite que el Acuerdo «no se ocupó de todas las cuestiones o situaciones abiertas que siguen siendo motivo de preocupación para la Iglesia, sino exclusivamente del tema de los nombramientos episcopales, decisivos e indispensables para garantizar la vida ordinaria de la Iglesia, tanto en China como en todas las partes del mundo».
Por su parte, el Cardenal Parolin admitió que era consciente de la existencia de varios problemas relativos a la vida de la Iglesia Católica en China, pero también de la imposibilidad de tratarlos todos juntos. (Conferencia, Milán el 3 de mayo, con motivo del 150 aniversario de la llegada de los misioneros de la PIME a Henan).
Además, existen ilustres contradictores al Acuerdo dentro de la Iglesia. Es el caso del cardenal Joseph Zen (88 años), obispo emérito de Hong Kong, que visitó Roma al final del mes de septiembre con la esperanza de disuadir al Papa de seguir adelante en la renovación del Acuerdo que tildó sea como «pactar con el diablo».
El cardenal Zen que no fue recibido en audiencia privada por Francisco, dijo a la prensa italiana que quería evitar el nombramiento de un obispo a favor del régimen comunista en Hong Kong. De hecho, la ex colonia británica en el sureste de China (regresada en 1997) ha sido noticia por las protestas multitudinarias de la gente que pide mayor libertad de expresión y legislativa a Pekín, (Ley Básica, vigente hasta 2047), además por las imágenes de la represión policial.
Las relaciones diplomáticas no están restablecidas completamente. China pediría en ese caso al Vaticano de desconocer a Taiwán como independiente, o mejor considerarla dentro de la potestad absoluta de China.
En fin, construir la paz es un trabajo artesanal, como indica el Papa. No todo es perfecto, el Acuerdo Provisional se renovó por dos años, con la voluntad de continuar el diálogo institucional a nivel bilateral para promover la vida de la Iglesia Católica y defender la fe de los más pequeños. Esto sigue siendo un hito, después de décadas de enfrentarse a muros cada vez más altos.
Rezar a la Virgen por los hermanos en China
El Papa y la Iglesia animan a los fieles del mundo a rezar constantemente por su hermanos en China. Cabe recordar que el Papa Benedicto XVI ha instituido en junio de 2007, que cada 24 de mayo sea el Día Mundial de Oración por la Iglesia en China.
Ese día, los fieles son invitados a rezar para que bajo «la protección de la Madre Auxiliadora», los católicos chinos puedan «creer, esperar y amar y sean, en cualquier circunstancia, fermento de armoniosa convivencia entre sus conciudadanos». Además, en esa fecha, los fieles de toda China celebran la memoria litúrgica de Nuestra Señora Auxilio de los Cristianos, venerada en el Santuario de Sheshan, cerca de Shanghai.
Ary Waldir Ramos Díaz, Aleteia
Vea también Persecución de los católicos en China (video)
No hay comentarios:
Publicar un comentario