Aquí podemos ofrecerle sólo unos pocos aspectos de las mil maravillas
de la Misa Dominical.
Dos clases de personas comulgan con frecuencia. |
Son dos las clases de personas que han de comulgar con frecuencia: las perfectas, porque, estando bien dispuestas, faltarían si no se acercasen al manantial y a la fuente de perfección, y las imperfectas, precisamente para que puedan aspirar a ella; las fuertes, para no enflaquecer, y las débiles, para robustecerse; las enfermas, para sanar, y las que gozan de salud, para no caer enfermas. . . San Francisco de Sales |
La Comunión frecuente fuente de todo bien. |
Si el mundo te pregunta por qué comulgas con tanta frecuencia, dile que lo haces para aprender a amar a Dios, para purificarte de tus imperfecciones, para consolarte en sus aflicciones, para apoyarte en tus debilidades... San Francisco de Sales |
El Corazón de mi Dios. |
¿Qué es la Eucaristía? Es el Dios de mi corazón y el Corazón de mi Dios. Santa Laura Montoya |
La Eucaristía es Él. |
La Iglesia renueva sin cesar su fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Porque de eso estamos hablando: de una persona, de un ser vivo, y no de una cosa o una idea. La Eucaristía es Él. Y todos, en la Iglesia, vivimos por Él, con Él y gracias a Él, y soñando con unirnos algún día plenamente a Él. O al menos, así debería ser. Anónimo |
Que los fieles la vivan. |
Para sanar al mundo, todo lo que se tiene que hacer es multiplicar las Misas y hacer que los fieles la vivan. Los fieles no pueden vivir sino es siguiendo la liturgia de la Iglesia. Servo di Dio Don Dolindo Ruotolo |
A él ves, a él tocas, a él comes. |
Cuantos dicen ahora de Cristo: ¡Quisiera ver su forma, su figura, sus vestidos, su calzado! Pues helo ahí, a él ves, a él tocas, a él comes. Tú te contentas con ver sus vestiduras, mas él te concede no solo verle, sino comerle, tocarle, recibirle dentro de ti. San Juan Crisóstomo |
¡Oh Santa Eucaristía, fruto del amor eterno! |
¡Oh Santa Eucaristía, fruto del amor eterno, eres mi cielo, guardas mi dicha eterna! Santa Laura Montoya |
El acto más saludable. |
Asistir a la Santa Misa es unirse a Jesucristo; es, por tanto, para nosotros el acto más saludable. En ella recibimos las gracias del arrepentimiento y de la justificación, así como ayuda para evitar las recaídas. San Pedro Julián de Eymard |
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