Se disminuye la pena temporal debida por los pecados.
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En la Santa Misa, según el fervor con que se asiste, se puede disminuir en grado mayor o menor, la pena temporal debida por los pecados.
Santa Gertrudis |
Recíbeme con este Santo Sacrificio de tu precioso Cuerpo.
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Señor, tuyo es todo lo que está en el cielo y en la tierra. Yo deseo ofrecérteme de mi voluntad y quedar tuyo para siempre. Señor, con sencillez de corazón me ofrezco hoy a Ti por siervo perpetuo, en obsequio y sacrificio de eterna alabanza. Recíbeme con este Santo Sacrificio de tu precioso Cuerpo que te ofrezco hoy...
Tomás de Kempis Imitación de Cristo, libro 4, 9. |
Ofrecerte a ti mismo a mí, en sacrificio puro y santo cada día en la Misa.
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Así como Yo me ofrecí a mí mismo por tus pecados a Dios Padre con voluntad y extendí las manos en la Cruz, desnudo el cuerpo de modo que no me quedaba cosa alguna que no fuese sacrificada para aplacar a Dios, así debes tú, cuanto más entrañablemente puedas, ofrecerte a ti mismo, de toda voluntad, a mí, en sacrificio puro y santo cada día en la Misa, con todas tus fuerzas y deseos. ¿Qué otra cosa quiero de ti más que el que te entregues a mí sin reserva? Cualquier cosa que me des sin ti, no gusto de ella; porque no quiero tu don, sino a ti mismo.
Tomás de Kempis Imitación de Cristo, libro 4, 8. |
Si los hombres conocieran el valor de la Santa Misa.
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Si los hombres conocieran el valor de la Santa Misa, la policía tendría que estar siempre en las puertas de las Iglesias para mantener el orden por la gran cantidad de gente que asistiría.
San Pío de Pietrelcina |
Vivamos bien la Santa Misa, en una actitud de oración.
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Queridos amigos, sólo celebramos y vivimos bien la liturgia si permanecemos en actitud orante, no si queremos "hacer algo", hacernos ver o actuar, sino si orientamos nuestro corazón a Dios y estamos en actitud de oración uniéndonos al misterio de Cristo y a su coloquio de Hijo con el Padre. Dios mismo nos enseña a rezar, afirma san Pablo (cf. Rm 8, 26). Él mismo nos ha dado las palabras adecuadas para dirigirnos a él, palabras que encontramos en el Salterio, en las grandes oraciones de la sagrada liturgia y en la misma celebración eucarística.
SS. Benedicto XVI Audiencia general del 26-09-2012 |
No somos nosotros los que vivimos la Santa Misa.
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La Santa Misa ni se oye, ni se canta, ni se vive. No somos nosotros los que vivimos la Santa Misa, es ella quien nos vive a nosotros. Coge nuestras vidas y las arrolla, las envuelve, las lanza, las sumerge en el infinito, las pierde en lo eterno, las abisma en el misterio.
Sierva de Dios Teresa Mª de Jesús Ortega, op Sedienta de Eucaristía |
Más honra a Dios una sola Misa que todas las demás obras.
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Más honra a Dios una sola Misa -sobre todo si en ella comulgamos con la expresa intención de amar, mediante Cristo, infinitamente al Altísimo, es decir, de vivir por Cristo como Cristo vive por el Padre- que todas las demás obras -no revalorizadas con la Eucaristía- por fervorosas que sean.
San Claudio de la Colombière | |
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