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viernes, 17 de julio de 2020

Errores que debes evitar cuando descubres la infidelidad



Pocos dolores son tan fuertes como el que provoca la persona que más amamos  

Y ahí estaba ella sentada en mi oficina con el corazón desgarrado contándome la infidelidad que acababa de descubrir de su esposo. El llanto casi no le permitía articular palabra. Por más que mi lado sensible de mujer me empujaba a consolarla, a abrazarla, no pude hacerlo. Necesitaba permitir que se desahogara y no cortar su emoción.
Solo sé que ninguna persona merece pasar por ese tipo de dolor que hace que el corazón se rompa a pedazos. Uno sabe dónde tiene el alma porque justo ahí se siente una espantosa descarga de adrenalina atravesando todo el pecho. ¿Cómo es posible que la persona que más amas y que se supone más te ama sea la que te haya provocado sufrir así? ¡No tiene lógica!
Desafortunadamente, en mi práctica como Orientador Familiar y Matrimonial este cuadro lo vivo con mucha frecuencia en mis consultas. Hay una estadística alarmante. Para este año 6 de cada 10 parejas estarán divorciadas y en los próximos años serán 8 de cada 10. La causa, en su mayoría por infidelidad. ¿Pero que está sucediendo?
El grave error que las parejas estamos cometiendo es que, primero, no nos estamos educando para amar. Y segundo, estamos dejando nuestras decisiones a merced de nuestras pasiones, de nuestro egoísmo y de nuestra sensibilidad. Es decir, estamos dejando que estas nos dominen en vez de ser nosotros quienes las dominemos. Estamos dejando nuestra voluntad a merced de nuestros instintos y al «sentir».
Hoy en día a todo lo queremos llamar amor. Por lo tanto, dentro de ese contexto, todo se vale. Y esto no es verdad. No se vale ser infiel porque siento amar a otro (a) o porque siento que tú ya no me haces feliz. O porque mi hormona pudo más que mi neurona y ¡ups, caí! No se vale. Es más, la infidelidad en ninguna circunstancia es permitida.
Si los varones pudieran comprender en su totalidad el daño tan tremendo que hacen a sus esposas cuando son infieles y, peor aún, cuando de plano las dejan por otras. Y nótese que no dije ni hombres ni caballeros porque los verdaderos hombres hacen todo por hacer feliz a una sola mujer, la suya y tienen la suficiente hombría para decir que no a la tentación o, en su caso pedir perdón y apoyo para no volver a caer. Es decir, tienen palabra de honor y los pantalones bien puestos.
Por supuesto que esto no ocurre solo de ellos para ellas. Desafortunadamente, el número de mujeres infieles y que están dejando hogar y marido por otros pantalones va en aumento. El peligro de la infidelidad femenina radica que, cuando la mujer es infiel, también involucra el corazón y es capaz de abandonarlo todo -hogar, esposo, hijos. Porque lo que ella cree que es amor. El hombre, generalmente solo es infiel de cintura para abajo. ¿Me expliqué?
Esta vez me enfocaré en las damitas, en su dolor y en validar la terrible experiencia por la que pasan. Soy una convencida de que una infidelidad no se da de la noche a la mañana. Solo un loco y enfermo del alma amanecería diciendo: hoy voy a ser infiel porque así soy, y qué…
En un matrimonio, la infidelidad ya es la punta del iceberg. Es decir, no es el problema real. Pero no voy a enfocarme tanto en esto como en que la mujer que pasa o pasó por esta terrible experiencia evite cometer ciertos errores cuando descubre que el marido ha andado de cascos ligeros.
Lo más importante como mujer es que dejes de culparte como tal. El «qué hice» o «qué dejé de hacer» que solo te sirvan para tomar la parte de tu responsabilidad -no culpabilidad- y hacer los cambios personales necesarios para salir adelante y, mejor aún, para perdonar y salvar tu matrimonio. Claro que se puede salvar después de vivir una experiencia como esta.
No es nada fácil, pero créeme que sí se lograUn buen acompañamiento profesional con personas que le apuesten al perdón y al matrimonio es fundamental.
Lo primero, si acabas de descubrir que tu esposo te fue o te está siendo ahora mismo infiel, respira. Intenta tranquilizarte. Luego, habla con él, pero tranquila. Intenta no reaccionar de forma agresiva. Evita lo más que puedas cualquier enfrentamiento. Sé que lo que te pido no es fácil y que lo que te apetece es cachetearlo y decirle de palabrotas, pero no te conviene. Es a ti a la que no le conviene perder el control.
Dile cómo te sientes: herida, traicionada, desilusionada… Háblale de manera respetuosa. Si tú le tratas de manera despectiva, vuestra distanciamiento se hará más grande. Aunque hayas sido tú la lastimada, eres tú quien tiene la sartén por el mango.

Errores que debes evitar cuando descubres la infidelidad

  • Evita armar un escándalo. Evita la confrontación directa y las amenazas. El diálogo calmado y en paz es tu principal herramienta de combate.
  • Evita buscar a la tercera en discordia. Ni se te ocurra. Tú eres su mujer. Y sí, hay mujeres a las que les encanta meterse con hombres casados, no se respetan ni a ellas mismas. Pero, tenlo claro, el responsable de la infidelidad no es ella, es tu esposo, por no haber respeto su compromiso matrimonial.
  • Evita pedir opiniones a terceros. Protege tu matrimonio de chismes y busca ayuda profesional, no opiniones de comadres.
  • Evita poner al descubierto el problema ante tus hijos y familiares. Es inconveniente involucrar a los hijos en esto. Ellos no tienen por qué ser partícipes del problema que está viviendo tu matrimonio o de que el papá te fue infiel.
  • Evita jugar al detective. Confía en él. Si él también está dispuesto a arreglar esta situación y a participar en las sesiones de un consejero matrimonial, puedes tener esperanza porque los dos están intentando rescatar su matrimonio. No te desgastes en saber más de lo necesario porque si no tú misma estarás cavando tu tumba.
  • Evita ir al plan de reconquista de una manera desesperada. Una infidelidad se supera ambos tomados de la mano y de adentro hacia afuera. Es decir, sanando el interior de ambos.
  • Evita correr al abogado, largarlo de la casa o tu salirte del hogar. No tomes decisiones irreflexivas. Créeme que una infidelidad se puede superar, se perdona totalmente y no alcanza para destruir un hogar porque a ti te está faltando la capacidad de perdonar y de dar otra oportunidad. No le quito mérito a tu dolor, es horrible pasar por eso. Lo que quiero decir es que cuando logren superar esa crisis de infidelidad su matrimonio saldrá fortalecido.
Solo las mujeres -en toda la extensión de la palabra-  que reconocen su verdadera dignidad como personas son capaces de reconocer que están casadas con un ser imperfecto para poder así darle la oportunidad para restaurar las heridas gracias en parte a su apoyo, misericordia y compasión.
Luz Ivonne Ream, Aleteia



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