El amor de juventud es como una boya sentimental a la que nos aferramos en cada decepción o momento de duda. Pero pensar en el pasado a veces puede resultar peligroso. ¿Cómo decir adiós a un primer amor que atormenta nuestro espíritu y daña la vida de pareja?
“Encontré el amor con 20 años y experimento ahora los mismos sentimientos que albergaba entonces”, me confiesa Léa, con los ojos llenos de estrellas. “Tengo la impresión de que por fin podría hacer aquello que no pudo hacerse en su momento. Pero estoy casada y soy madre de tres adolescentes”.
Léa cuenta cómo este amor de juventud se vio contrariado por circunstancias externas contras las que los jóvenes no pudieron luchar por entonces. Estos reencuentros con el pasado han sumergido a Léa en un recuerdo en el que todo era posible.
Un regreso hacia un mundo idílico amoroso, romántico a más no poder. Una forma de borrar de un plumazo veinte años de su vida durante los que Léa y su marido han construido una relación de pareja y una familia.
Entre fantasía y realidad
Léa habla de su marido con ternura, pero sin esa pasión que la devora cuando evoca su primer amor. “Ambos estamos muy ocupados profesionalmente y , cuando estamos en casa, lidiamos con las urgencias: la logística, la escolaridad de los niños, la planificación de las vacaciones….”.
Una rutina se ha apoderado de su relación conyugal. “Diría incluso que un cierto aburrimiento”, dice melancólica. En efecto, después de algunos años de vida conyugal, los cónyuges pueden experimentar cierta lasitud, incluso una decepción en relación a su vida cotidiana por motivo de obligaciones ordinarias: ser buen cónyuge, buen padre/madre, buen profesional, estar disponible para los amigos…
Y entonces podemos empezar a soñar que con aquel otro o aquella otra, sobre todo con un primer amor, la vida tomaría un color más ligero, alegre, apasionado… Como una especie de juventud recuperada.
Pero no vivimos en un mundo imaginario que reconstruye unas relaciones que, sin duda, no son tan simples ni bellas ni puras.
La memoria se reconstruye según aquello que queremos que sea: añadimos, omitimos, mezclamos lo verdadero y lo falso. Y todo eso, a menudo, ¡sin darnos cuenta! Y surgen los remordimientos.
Para volver a encontrar el norte dentro de unos sentimientos tan mezclados, es necesario que la persona devuelva la perspectiva al compromiso que la ligó a su esposo o esposa buscando revivir con mayor pasión ese amor. Así que pidiendo ayuda será posible superar este resurgimiento de sentimientos del pasado dañinos para el compromiso.
Marie-Noël Florant Aleteia Edifa
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