La familia Alarcón vive su fe en la parroquia Santa María la Mayor de Baena, en la provincia andaluza de Córdoba / Diócesis Córdoba |
Francisco Alarcón y Maribel Jiménez son un matrimonio cordobés de la parroquia de Santa María la Mayor de la localidad de Baena. Padres de dos hijas que están entrando en la adolescencia esta familia está fundada en los cimientos de la fe, la argamasa que da vigor a laf familia.
En una entrevista publicada por la Diócesis de Córdoba, este matrimonio habla del papel de la fe en la vida familiar, de su transmisión y de cómo ser luz en la sociedad actual:
-¿Cuáles son los pilares de vuestra convivencia familiar?
- El amor, el respeto, la comunicación entre nosotros, desde el diálogo. Intentamos educar a nuestras hijas en los valores en que nos educaron a nosotros, la honradez, el servicio a los demás, la humildad… y, por supuesto, poniendo todo esto en el pilar fundamental de nuestra familia, que es el Señor.
-¿Qué resulta más complicado en la educación de los hijos en este momento social?
- Formar una familia y educar a los hijos en la fe es el proyecto que decidimos llevar a cabo cuando unimos nuestras vidas. Es la opción que elegimos y aceptamos todo lo que de ello se deriva con alegría. Pero es cierto que educar hoy no es tarea fácil. Vivimos en una sociedad donde los valores están relegados a un segundo plano por detrás del individualismo. Especialmente los adolescentes están acostumbrados a un estilo de vida donde todo es muy rápido y, por tanto, no hay tiempo para la empatía, para analizar las consecuencias que tienen los actos de cada uno, no hay tiempo para valorar las cosas que son realmente importantes. Por ello, intentar educar para que piensen en los demás, para que respeten, analicen y diferencien lo que está bien y lo que está mal, produce a veces la sensación de estar nadando contra corriente. Nosotros procuramos ser coherentes con lo que creemos, hablamos mucho con ellas, les presentamos las cosas como son y ponemos todo en manos del Señor.
-¿Qué instrumentos tiene la familia de hoy para manifestarse cristiana?
- Fundamentalmente nuestra forma de vivir y comportarnos con los demás. Si vivimos la fe dentro de casa debemos manifestarnos como cristianos también fuera de ella, con nuestra forma de actuar, sin miedo y con alegría. Debemos usar nuestro testimonio de vida cristiana para contribuir a crear una sociedad más comprometida.
-La transmisión de la fe a los hijos es un reto para todos, ¿cómo lo hacéis vosotros?
- Nosotros siempre hemos vivido la fe en casa de una manera muy natural, rezamos, participamos de la Eucaristía… Cuando nuestras hijas nacieron, lo primero que hicimos al día siguiente, en el hospital, fue presentárselas a la Virgen. Desde el primer domingo de vida están asistiendo a la Eucaristía. Ellas han visto desde siempre que Dios es el centro de nuestra vida. Procuramos ser ejemplo para nuestras hijas de la misma manera que nuestros padres lo han sido para nosotros. La fe es el mayor regalo que nuestros padres nos han dado y es nuestra responsabilidad transmitirla a nuestras hijas. También es muy importante rodearte de personas que comparten esa fe. Tenemos la gran suerte de tener grandes amigos que, con su testimonio cristiano, aportan su granito de arena.
-¿Cuál es vuestra parroquia? Habladnos de vuestra vida en comunidad.
- Nuestra parroquia es Santa María la Mayor, de Baena. Allí nos casamos, nuestras hijas recibieron el bautismo y la comunión y, si Dios quiere, Isabel recibirá próximamente la confirmación. Procuramos participar activamente en la vida parroquial, formamos parte del Consejo Pastoral, catequesis, campamentos, vida cofrade… y cualquier otra actividad en la que se nos pida colaboración.
-¿Cómo imagináis la Iglesia del futuro?
- Pues, posiblemente, muy diferente a como la hemos conocido hasta ahora. Con un número de fieles menor, pero con un mayor nivel de compromiso e implicación. Es cierto que hoy en día parece que ser cristiano no está de moda. Pero los cristianos debemos dar testimonio de nuestra fe de manera fehaciente, vivirla de manera activa y comprometida. Será fundamental el papel de los jóvenes. Hay muchos jóvenes cristianos muy comprometidos. Hay que tener claro que ellos tienen una forma diferente de tratar con Dios. Hay que darles su espacio, escuchar lo que tienen que decir, que es mucho. Por ello es importantísimo el papel de las familias, de la iglesia doméstica, para perpetuar la transmisión de la fe y que siga habiendo jóvenes cristianos comprometidos. Será una iglesia más reducida, pero más auténtica.
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