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sábado, 8 de enero de 2022

El poder más eficaz y maravilloso

 


Hay personas como los Reyes Magos, tan libres en su interior que pueden perder la vida pero están dispuestas porque ya antes han dado un sí más grande

Los Magos de Oriente lo dejaron todo para buscar el rastro de una estrella. Y detrás de ella la posibilidad cierta del Mesías. Después de mucha espera se ponen en camino.Ellos muestran cuál es el poder más eficaz y maravilloso…

«Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: – ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle».

Siempre me impresiona la inocencia de estos magos venidos de Oriente. Ha nacido un rey y vienen a adorarlo.

Sospechan quizás que el Salvador al que esperan debería nacer de otra manera. En un palacio. Hijo de un rey. Un lugar digno donde todos esperarían su nacimiento con alegría.

El frágil poder humano

¡Cuánta inocencia en una sola pregunta! El rey de los judíos, ¿quién era? ¿Herodes? ¿Los ejércitos romanos? ¿Los fariseos?

Llegan los magos y con una sola pregunta siembran la sospecha, el miedo, la duda, la confusión.

Herodes sembrará la tierra de muertes inocentes, niños nacidos en los últimos dos años. Todos bajo sospecha de querer ser posibles usurpadores de poder.

Y es que el poder es muy frágil. Hoy me respetan y obedecen. Mañana me atacan y condenan.

No hay ningún reinado perpetuo, todos son temporales. Durante un tiempo me aclaman y eligen, luego me condenan y olvidan.

Cómo ata el miedo a perder…

Una vez que tengo una cierta cuota de poder no quiero perderla. Que no me destituya nadie de mi cargo, que nadie me quite la responsabilidad que me dieron.

El poder se convierte en el sentido de mi vida. Vivo para realizar con dignidad ese poder que me han confiado.

Es verdad que no hay nada malo en ello. Tener poder es poder servir la vida de los que confían en mí. Parece todo tan sencillo…

Pero luego el poder se convierte en una cadena que me ata. No soy capaz de vivir en el olvido, sin cargos, sin honores, sin gloria, sin poder. Saber es poder, ser informado, consultado, buscado.

Por muy pequeño que sea mi poder siempre puede atarme y quizás alguien quiera arrebatármelo.

Acabar con la amenaza

Herodes temía perder su posición. Me acostumbro a mi lugar, a mi casa, a mis relaciones humanas, a mis cargos.

Y no quiero que nadie rompa mi mundo en mil pedazos. Aunque ese mundo sea pobre y pequeño. Aunque no sea el mejor lugar para mis sueños.

Pero en él, dentro de sus muros, me siento seguro. Salir a la intemperie, exponerme al lugar en el que no soy conocido ni querido, me asusta.

Así es la vida del hombre que se siente inseguro y débil y teme al poderoso. Que venga alguien a quitarme el poder, lo que sé hacer y cambie las categorías que me dan paz, me asusta. Mejor acabar con Él antes de que se haga fuerte.

Libres hasta renunciar para servir

THREE KINGS DAY,EPIPHANY,NEW YORK,BROOKLYN
The Three Kings approach the Nativity which is on the right side of the altar.

Los Magos buscan a ese niño poderoso sin saber nada de Él. Han dejado su tierra, su seguridad y se han puesto en camino.

Han renunciado a su poder para servir el poder de otro hombre que ahora es un niño. Hay mucho de inocencia y libertad interior en esa búsqueda.

Los magos son hombres libres, han dejado sus ataduras y viven sin miedo. No temen la reacción de la gente, no temen por su vida. Eso siempre me impresiona.

Personas tan libres en su interior que no tienen miedo a nada. Pueden perder la vida pero están dispuestas porque ya antes han dado un sí más grande, le han entregado todo a Dios, lo han puesto todo en sus manos.

«Todos los reyes se postrarán ante él»

Escucho en el salmo:

Los reyes de Tarsis y las islas traerán tributo.
Los reyes de Sabá y de Seba pagarán impuestos;
todos los reyes se postrarán ante él,
le servirán todas las naciones.
Porque él librará al pobre suplicante,
al desdichado y al que nadie ampara;
se apiadará del débil y del pobre,
el alma de los pobres salvará».

Reyes poderosos no temen perderlo todo y se postran ante un rey que nace. Un rey que respetará al débil y al pobre y salvará al indigente, al que nadie ampara. Me impresiona.

El poder del amor

No vienen a servir a un rey con más poder en la tierra, sino un rey que se preocupa de los desvalidos.

No tiene en su corazón las mismas categorías que yo tengo. Se pone a servir y sabe que su amor es el poder más eficaz y maravilloso.

Ante ese rey llegan los que lo tenían todo. ¿Qué necesitaban esos reyes de Oriente? ¿Qué les faltaba en sus tierras lejanas?

Lo tenían todo y al mismo tiempo les faltaba el que daba sentido a sus vidas. Ese es el Dios que hoy se encarna.

Es el niño que no cuestiona el poder de los poderosos de esta tierra, porque su reino no es de este mundo.

Por buscar a un rey así conviene dejarlo todo. Lo encuentran, se postran y regresan a sus casas por otro camino:

«Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino».

El rey que te cambia

KID, GIRL, SMILE

Algo ha cambiado en ellos. Tal vez no era lo que esperaban. El caso es que no regresan por el mismo lugar por evitar a Herodes.

Y en ese cambio de camino hay una invitación a cambiar mi mirada. Ese rey niño me cambia la mirada.

Hace que no me preocupen las cosas del mundo con tanta fuerza que pueda perder la paz y la alegría.

Justamente ese rey indefenso ha llegado para salvar al débil, al desvalido, al vulnerable.

No ha llegado para conceder al hombre más poder humano. Sino para darle la llave que abra todos los corazones, la capacidad de amar con un corazón humilde.

La humildad rompe el orgullo del que me enfrenta. Y mi amor ablanda los corazones que quieren imponerse por orgullo.

Los magos cambian de camino, cambian de vida, cambian su corazón. Desde ese momento ya saben lo que tienen que esperar.

Reinará ese niño de una manera muy distinta a la que muchos esperan y otros muchos temen. No es una amenaza, su presencia es la salvación.

Carlos Padilla Esteban, Aleteia

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