para cuidar de tu pareja y matrimonio, y hacer que tu amor crezca cada día
"Prometo serte fiel, en próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarte y respetarte todos los días de mi vida", dicen los novios al darse el sacramento del matrimonio. He aquí ocho versículos bíblicos que apoyan la vida matrimonial y ayudan a que el amor de los esposos crezca cada día, en los buenos y en los malos momentos.
1SACA TU ENERGÍA DEL SEÑOR
"Saca tu energía del Señor y del vigor de su fuerza. Pónganse el equipo de combate que Dios les ha dado, para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo". (Ef 6, 10-11)
El matrimonio es un poco como una novela, según Stendhal, "un espejo que viaja a lo largo de un gran camino. A veces refleja a los ojos el azul del cielo, a veces el fango del lodazal del camino".
A veces el sentimiento del amor agita el ser y el alma de los dos amantes, a veces la fuente parece secarse y la costumbre toma el relevo.
Aprender a quererse y a cultivar el amor, el apego y la ternura es una batalla diaria, y el adversario es el primero en frotarse las manos ante la discordia entre dos cónyuges.
2TENGAN INTENSA CARIDAD ENTRE USTEDES
El matrimonio también tiene que ver con el perdón:
"Entonces Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: 'Señor, cuando mi hermano hace algo malo contra mí, ¿cuántas veces tengo que perdonarle? Jesús le respondió: 'No digo siete veces, sino setenta veces siete'". (Mt 18, 21-22).
La caridad, que es un nombre del amor, es el bien que impulsa a los esposos a perdonarse siempre. Incluso cuando la falta parece imperdonable, pueden considerar que su bien más preciado es el sacramento que los une, porque el perdón, como el amor, viene de Dios.
3DE TODO CORAZÓN, CONFÍA EN EL SEÑOR
"Confía en el Señor de todo corazón; no te apoyes en tu propia inteligencia". (Pr 3,5)
Confiar en el Señor significa ponerlo todo en sus manos, en santo abandono a su voluntad, fieles al espíritu de la infancia.
No significa cerrar los ojos a las preocupaciones del día y de este mundo, sino recordar que el matrimonio es un sacramento que incluye a tres: el esposo, la esposa y el buen Dios.
Meditar esta cita es recordar, en los momentos de duda, que el Señor ha bendecido esta unión, y así lo ha querido; es poner nuestra confianza en Aquel que cuida de cada uno de sus hijos.
4HOMBRES, AMEN A SUS ESPOSAS COMO LO HIZO CRISTO
"Hombres, amen a sus mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella" (Ef 5,25).
Los esposos deben inspirarse en el amor más perfecto, el amor que Cristo tuvo a su Iglesia cuando murió por ella en la Cruz.
El Esposo entregó su propia vida por la salvación de su Iglesia: a este ejemplo respondieron el Beato Carlos de Habsburgo y su esposa, la Sierva de Dios Zita de Borbón-Parme, el día de su boda: "Ahora debemos ayudarnos mutuamente a llegar al cielo".
5QUE LA FIDELIDAD Y LA LEALTAD NUNCA TE ABANDONEN
"¡Que la fidelidad y la lealtad nunca te abandonen, átalas a tu cuello, escríbelas en las tablas de tu corazón! Encontrarás gracia y brillarás a los ojos de Dios y de los hombres". (Pr 3, 3-4)
Ser fiel al esposo o a la esposa es ser fiel a su estado de vida, de modo que, como María de Betania, guardemos para ellos "la mejor parte".
Significa guardar para los que amamos el inmenso tesoro de maravillas que el buen Dios ha depositado en nuestras almas, para que el amor resplandezca en quienes nos han sido confiados.
Dejar de desquitarnos con nuestros allegados es mostrar el amor de manera concreta y hacerlo crecer en obediencia al mandamiento nuevo que Cristo dejó a los suyos: "Como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros" (Jn 13,34).
6EL HOMBRE DEJARÁ A SU PADRE Y A SU MADRE
"El hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán uno solo". (Ef 5, 31)
El matrimonio es la unión de almas, corazones y cuerpos, para que "los dos se hagan uno", formando una sola carne.
Convertirse en uno con el cónyuge significa también dejar necesariamente el hogar paterno y tomar decisiones, a veces dolorosas, para poner siempre en primer lugar a la persona a la que el sacramento del matrimonio ha vinculado su fidelidad.
7QUE CADA UNO DE USTEDES NO ESTÉ PREOCUPADO POR SUS PROPIOS INTERESES
"No se preocupe cada uno por sus propios intereses; piense también en los intereses de los demás". (Flp 2, 4)
Es un cálculo sencillo: si cada cónyuge antepone la felicidad del otro a la suya propia, cada uno será ampliamente recompensado.
8BUSQUEN PRIMERO EL REINO DE DIOS
"Busquen primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. No se preocupen por el mañana; el mañana se preocupará de sí mismo. (Mt 6, 33-34)
Esto es quizá lo único que debe guiar realmente a los esposos: "buscar el reino de Dios". "¿Quién de ustedes, preocupándose, puede añadir un codo a la longitud de su vida?", pregunta Cristo a sus discípulos (Mt 6, 27).
Buscar el Reino no significa desentenderse de nuestras responsabilidades en este mundo; significa simplemente saber que todo pasa y que, como escribió san Juan de la Cruz, "en la tarde de nuestra vida seremos juzgados por el amor".
Morgane Afif, Aleteia
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