Los Bonell son la mayor familia de Australia
Los Bonell son la mayor familia de Australia. Viven en Toowoomba, una ciudad en torno a los 150.000 habitantes en la región de Queensland. Ray y Jeni han tenido 16 hijos, nueve chicos y siete chicas cuyas edades oscilan hoy entre los 9 y los 34 años: Jesse, Brooke, Claire, Natalie, Karl, Samuel, Cameron, Sabrina, Tim, Brandon, Eve, Nate, Rachel, Eric, Damian y Katelyn.
Ocho siguen viviendo en casa, pero eso, que ya haría sudar a muchos, es para ellos simplemente la mitad de lo que han sabido gobernar.
Una gran gestora
Y muy bien, a tenor de los datos. Ray es electricista y su esposa se ha ocupado de la casa. Ella es el "transporte" del hogar -dice su marido- incluso literalmente, porque ha tenido que conducir un pequeño bus de 16 plazas para cumplir las obligaciones cotidianas de desplazamiento. En la casa hay un solo baño y hace diez años terminaron de pagar la hipoteca. Todo ello, al tiempo que conseguían alimentar a su prole, lo que, como explica el padre de familia, es el "principal problema".
Para ello han contado con el buen hacer de Jeni, que lo consigue por unos 540 euros a la semana, con un criterio muy pragmático, que explicó al Daily Mail: "En el presupuesto del hogar, la alimentación es algo con lo que puedes maniobrar y cambiar". De hecho, ella ofrece sus consejos sobre cómo hacerlo a través de un canal de Youtube, que incluye también recetas sencillas y baratas con las que mantener contentas tantas bocas.
Algunos guisos y sopas que propone Jeni.
Desde pequeños han educado a sus hijos en la responsabilidad en el gasto: "Tienes que ser honesta con ellos. Sin asustarles, pero creo que deben saber que el dinero se acaba y que hay que emplearlo juiciosamente". Ante todo, planificando: ella hace un presupuesto semestral y cada tres meses lo revisa, para introducir "mejoras" si andan estrechos de efectivo.
Pero cuando los niños han tenido días intensos en el colegio y vuelven con hambre, pueden vaciar la despensa y obligarles a salir a la compra para no quedarse sin cenar, cuenta Ray, quien junto con la buena administración de Jeni, ha tenido que trabajar mucho.
Priorizar los hijos sobre el trabajo
Él mismo confiesa a The Father Hood que a sus cinco primeros hijos apenas los vio crecer. Un día, mirando al mayor cuando tenía siete años y dándose cuenta de cómo había pasado el tiempo, tomó una decisión: "Priorizar la crianza de mis hijos sobre el trabajo. Por eso he sido realmente muy feliz al tener más hijos y la oportunidad de ver crecer al resto, no poniendo el trabajo en primer lugar. También he tenido la suerte de un buen trabajo que paga las facturas. Pero yo trabajo para vivir, no vivo para trabajar. Pasar tiempo con tus hijos es algo muy efímero".
El caso es que, cuando se conocieron y enamoraron, Jeni no quería tener hijos. Y cuando tuvieron 'la parejita', pensaron que con eso podía ser suficiente: "Pero ella quiso un tercero, y luego tres más, sencillamente, florecieron... Y así hasta dieciséis". También los hijos han colaborado en hacerlo posible, cumpliendo con la lista de tareas que se van turnando de semana en semana: barrer el suelo, recoger la mesa, lavar los platos, colaborar en la cocina...
Ray tiene claro que "lo mejor de tener una familia grande son todos los besos y abrazos, e incluso, en cierto sentido, todos los retos, el intento de gestionar tantas personalidades en una familia. Nunca te aburres. Nunca sabes a qué te vas enfrentar cada día. Y siempre hemos sido muy conscientes de que estamos educando a 16 personalidades. No somos una línea de producción de niños que son todos iguales. Y, como padre, me habría decepcionado que lo fueran".
El secreto de un buen matrimonio
Como es evidente, una familia tan grande es producto de una "decisión de vida", explica Bonell, quien cree que ha sido buena para su mujer y para él. ¡Y claro que pasan tiempo juntos, bromea, explicando que, si no, es imposible tener 16 hijos! De vez en cuanto salen a desayunar o a tomar un café juntos: "Lo convertimos en una prioridad. Tenemos que cuidar uno del otro. Es cierto lo que dice el refrán, Happy wife, happy life [Esposa feliz, vida feliz]".
Ray y Jeni Bonell, un matrimonio duradero no solo por la unión que suponen los hijos. Foto: redes Familia Bonell.
Pero, por encima de todo, "paciencia y tolerancia" mutuas: "Por fortuna, mi mujer es muy paciente y tolerante conmigo".
La familia apenas sabe lo que es irse de vacaciones, solo algún año lo han podido hacer. Y tienen un problema con las fotos, porque es casi imposible que todos salgan bien: "Pero eso también forma parte de la diversión", concluye Ray, cabeza de una familia tan enorme como su felicidad.
C.L., ReL
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