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domingo, 28 de septiembre de 2025

Evangelio del día - ¿No sería muchísimo mejor esucharlo con la familia proclamado en la Santa Misa Dominical presencial?


 

Libro de Amós 6,1.4-7.

¡Ay de los que se sienten seguros en Sión y de los que viven confiados en la montaña de Samaría, esos notables de la primera de las naciones, a los que acude la casa de Israel!
Acostados en lechos de marfil y apoltronados en sus divanes, comen los corderos del rebaño y los terneros sacados del establo.
Improvisan al son del arpa, y como David, inventan instrumentos musicales;
beben el vino en grandes copas y se ungen con los mejores aceites, pero no se afligen por la ruina de José.
Por eso, ahora irán al cautiverio al frente de los deportados, y se terminará la orgía de los libertinos.


Salmo 146(145),7-10.

El Señor hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos.
Abre los ojos de los ciegos

y endereza a los que están encorvados,
el Señor ama a los justos
El Señor protege a los extranjeros.
Sustenta al huérfano y a la viuda;

y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión,
a lo largo de las generaciones.

¡Aleluya!


Primera Carta de San Pablo a Timoteo 6,11-16.

En lo que a ti concierne, hombre Dios, huye de todo esto. Practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad.
Pelea el buen combate de la fe, conquista la Vida eterna, a la que has sido llamado y en vista de la cual hiciste una magnífica profesión de fe, en presencia de numerosos testigos.
Yo te ordeno delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y delante de Cristo Jesús, que dio buen testimonio ante Poncio Pilato:
observa lo que está prescrito, manteniéndote sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo,
Manifestación que hará aparecer a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores,
el único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A él sea el honor y el poder para siempre! Amén.


Evangelio según San Lucas 16,19-31.

Jesús dijo a los fariseos: "Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes.
A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro,
que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Entonces exclamó: 'Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan'.
'Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento.
Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí'.
El rico contestó: 'Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre,
porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento'.
Abraham respondió: 'Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen'.
'No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán'.
Pero Abraham respondió: 'Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Bulle

Santa Faustina Kowalska (1905-1938)
religiosa
Pequeño diario (Petit journal, La Miséricorde divine dans mon âme, Parole et Dialogue, 2002), trad. sc©evangelizo.org


¡Dios de misericordia, la humanidad te llama!

Seas adorado, nuestro Dios misericordioso,
Nuestro Creador y Señor todopoderoso,
Te rendimos gloria con la más profunda humildad,
Sumergiéndonos en el océano de Tu Divinidad.
El hombre no resistió a la hora de la prueba,
A la incitación del mal devino infiel contigo,
Ha perdido la gracia y los dones, sólo le queda miseria,
Lágrimas, sufrimientos, dolor, amargura, hasta que en la tumba repose.
Pero Tú, oh Dios misericordioso, no has dejado perecer a la humanidad,
Y le has hecho la promesa de un Redentor.
Aunque sean grandes nuestras cóleras, no nos permitas desesperar,
Has enviado tus profetas a Israel.
Noche y día la humanidad Te llama,
Desde su abismo de miseria, pecado y dolores.
Escucha sus gemidos y llantos, Tú que reinas en el cielo,
Dios de gran misericordia, Dios de piedad.
El hombre se hizo culpable, pero no es capaz de pedir perdón,
Porque un abismo infinito se abrió entre Dios y el hombre,
Con la voz de su miseria grita: Ten piedad,
Pero el Señor se calla…y los siglos pasan uno tras otro.
En toda la humanidad crece la nostalgia,
De Aquel que le fue prometido,
Ven Cordero de Dios, a borrar nuestras cóleras,
Ven a aclarar nuestras tinieblas, como un rayo de luz.
La humanidad Te llama sin fin, Señor de Señores,
Ella llama a Tu insondable misericordia y Tu piedad.
Oh gran Señor, permítenos obtener el perdón.
Acuérdate de Tu bondad y perdona nuestras cóleras.

(EDD)

Reflexión sobre el cuadro

La mayoría de nosotros vivimos con comidas bastante ordinarias. Un poco de desayuno para empezar el día, algo sencillo a mediodía y otra comida modesta por la noche. Quizás, de vez en cuando, disfrutamos de una ocasión especial, como una boda o una gran celebración, donde hay varios platos y la mesa parece un auténtico festín. Pero eso es la excepción, no la regla. Para muchos en nuestro mundo, incluso tres simples comidas al día serían un gran lujo. Muchos sobreviven con una sola. Con este telón de fondo, Jesús cuenta la historia de un hombre rico que cenaba opíparamente todos los días, disfrutando de una comida de cinco platos, el tipo de abundancia que la mayoría de la gente de su tiempo nunca podría imaginar. A su puerta, sin embargo, estaba Lázaro. Estaba hambriento, enfermo y no esperaba más que las migajas que caían de la mesa del rico. Esas migajas habrían bastado para mantenerlo con vida. El hombre rico podría haber ahorrado fácilmente un poco, pero ignoró a Lázaro por completo... como si fuera invisible.

La tragedia de la historia es la total falta de compasión del hombre rico. Él nunca se fijó en Lázaro, pero Dios sí. En la muerte, Lázaro fue llevado a un banquete en el cielo, honrado al lado de Abraham, mientras que el hombre rico se encontró aislado, incluso se le negó una gota de agua. El mensaje es nítido: el rico tenía los medios para cambiar la vida de Lázaro antes de morir, pero su atención a los placeres mundanos le dejó espiritualmente ciego. Jesús nos recuerda que cada uno de nosotros, a su manera, puede marcar la diferencia. Pocos de nosotros vivimos con el tipo de exceso descrito en la parábola (muchos de nosotros hoy en día estamos luchando con el aumento de los costes y los tiempos de incertidumbre política en el mundo). Sin embargo, incluso en tiempos difíciles, siempre hay algo pequeño que podemos compartir: un poco de tiempo, un oído atento, un gesto de amabilidad o una ayuda práctica para alguien que está peor. A los ojos de Dios, hasta el más pequeño acto de generosidad puede convertir el hambre de otra persona en una experiencia de esperanza.

Hace dos semanas tuve el placer de dar una conferencia en Washington para el Instituto de Arte Católico, asociado a la Universidad Católica de América en Washington D.C. Vi por primera vez este cuadro atribuido a Domenico Fetti. Un cuadro realmente soberbio. Vemos una gran escena de banquete enmarcada por una brillante arquitectura de mármol blanco. Los personajes barrocos, vestidos con túnicas de seda y terciopelo multicolores, están sentados en torno a una mesa lujosamente dispuesta con un mantel blanco. Otros invitados están de pie o incluso tocan música, creando una atmósfera de opulencia festiva. A la izquierda, un espléndido despliegue de plata. A la derecha, una escultura de mármol blanco representa a Baco, sacando uvas de una cesta sostenida por un putti. La figura más cercana a nosotros, el espectador, es Lázaro, abajo a la derecha. Los perros le lamen las llagas. Contempla el fastuoso despliegue, sin que le tiren ni una migaja. Está excluido y simplemente espera que alguien muestre algo de compasión.

by Padre Patrick van der Vorst

Oración

(Recemos la de Santa Faustina)

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