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jueves, 1 de octubre de 2020

Evangelio del día


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ChristianArt 
 
Lucas 10, 1-12 El Señor designó setenta y dos y los envió
 
 
Montaña rusa, creada por Marvin Blaine, ejecutada en 2013, Obra de arte digital © Marvin Blaine Designs

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.  

Y les decía: -«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.  Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa.  Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: "El reino de Dios ha llegado a vosotros."  Pero si entráis en una ciudad y no os reciban, saliendo a sus plazas, decid: "Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado."  Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad».

Comentario

Bulle

Beato Columba Marmion (1858-1923)
abad
La obra de la oración, medio de unión a Dios (Le Christ Idéal du Moine, DDB, 1936), trad. sc©evangelizo.org


“Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha” (Lc 10,2)

Cristo deja a su Esposa cumplir, en los tiempos venideros, una parte de la oración que él ha recitado en el momento de ofrecer su sacrificio. Aunque su oración sea de una eficacia infinita, Nuestro Señor quiere que unamos la nuestra. Un día, nuestro divino Salvador, considerando con su divina mirada la multitud de almas a rescatar, dijo a sus apóstoles que enviaría predicar el Evangelio: “Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha” (Lc 10,2). Los apóstoles podrían haber contestado: Señor, ¿por qué nos dice de rezar? ¿Su oración no alcanza? No, ella no alcanza. “Recen” ustedes también. Cristo quiere necesitar nuestras oraciones como las de los apóstoles. (…).
En los momentos que nos recogemos, pensemos que desde lo profundo del tabernáculo Cristo nos dice: “Préstenme sus labios y sus corazones para que pueda prolongar mi oración acá abajo, mientras en lo Alto ofrezco mis méritos al Padre. La oración primero, los obreros vendrán luego. Su obra será fecunda en la medida que mi Padre, atento a la oración de ustedes, que es la mía, hará descender sobre la tierra el rocío celeste de su gracia”. (…)
La Iglesia, recordando el sacrificio que ha rescatado al mundo entero, se siente fuerte de la fuerza del Salvador. Con su mirada de madre recorre las diversas almas que necesitan la ayuda de lo Alto y ofrece especiales súplicas por cada una de ellas. Imitemos el ejemplo de nuestra madre y presentémonos frente a Dios con confianza, ya que es en ese momento que somos “la voz de toda la Iglesia”. (EDD)

Oración

Señor, tú mismo nos has encargado de orar por nuevos obreros para tu mies. También ahora llama a jóvenes y a no tan jóvenes para que te sigan y para que se ofrezcan para servir en tu reino. Dales fuerza y la certeza para que sepan que tú estás con ellos. Amén



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