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jueves, 3 de diciembre de 2020

Evangelio del día

 

ChristianArt 
 
Mateo 7, 21. 24-27 El sabio construyó su casa sobre una roca
 
 

Castillo de arena brutal, por Calvin Seibert, Arena, ejecutado en 2016 © Foto cortesía de Calvin Seibert

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente’’.

Comentario

Bulle

Beato Columba Marmion (1858-1923)
abad
Vivir por la fe (Le Christ idéal du prêtre, Maredsous, 1951), trad. sc©evangelizo.org


La fe, fundamento de nuestra vida interior

La fe es una virtud fundamental. (…) La fe es en nosotros el comienzo, el fundamento, la raíz de nuestra vida de hijos de Dios. (…) Si la fe es necesaria para despertar la vida sobrenatural, es necesaria también para asegurar su crecimiento y desarrollo. La fe es realmente el fundamento y raíz de la vida interior.
¿Cuál es la razón de ser de los cimientos, en una construcción? No sólo permiten empezar la construcción, sino que depende de ellos la estabilidad, el equilibrio, mismo la duración del edificio. Así ocurre con la fe en toda existencia cristiana. La base sólida de los creyentes afirma la esperanza y permite a la oración subir hacia Dios. En el momento de la prueba, como en el curso normal de la existencia, ¿de dónde viene el apoyo constante, de dónde recibimos los motivos de acción de gracias más eficaces sino de la fe? Por eso, san Pablo pedía a los Colosenses permanecer “fundados sobre la fe” (Col 1,23). (…) Tal es la importancia primordial de las certezas de la fe. Su influencia no cesa de ejercerse: ennoblecen la existencia y fortifican el alma. Gracias a ella el cristiano (…), aún bajo el peso de las fuerzas del mal, no duda jamás de la victoria (cf. 1 Jn 5,4).
San Pablo pudo sintetizar en una muy breve fórmula esta doctrina que tanto estimaba: “El justo vivirá por la fe” (cf. Rom 1,17; Gal 3,2). Retengamos el aspecto eminentemente práctico. Más nuestra fe será firme, más nuestra vida entera será regenerada y por ella se estrecharán los lazos de nuestra adopción divina. (EDD)





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