En 2022 se completará este titánico proyecto gracias al que se podrá escuchar gratis, a través de una aplicación para smartphone, todo el canto Gregoriano que existe.
Es probablemente uno de los mayores proyectos discográficos jamás emprendidos. El músico estadounidense John Anderson se ha embarcado en la titánica empresa de recopilar miles de horas de canto Gregoriano. Quiere elaborar el archivo más completo posible de este hermoso canto religioso que tiene más de 1.200 años de antigüedad.
Para ello, desde marzo de 2019 graba todos los días a las 45 religiosas de la abadía benedictina de Notre-Dame de Fidélité de Jouques, cerca de la localidad francesa de Aix-en Provence. Hace un año y medio instaló ocho micrófonos en la capilla del convento. Cuenta con la ayuda de las religiosas, que son las que se encargaban de iniciar la grabación y de pararla una vez terminadas las oraciones. El material grabado pasa a una nube de donde lo recogen Anderson y los ingenieros de sonido para interferir lo menos posible en la vida cotidiana de las religiosas. Antes de comenzar el proyecto, el músico pasó unos días acudiendo a la capilla para intentar comprender por qué hacen lo que hacen estas religiosas. Comenzaba acompañándolas a las 5 de la mañana, con el rezo de los maitines, hasta la noche, con la oración de completas.
El proyecto se completará en 2022
Para entonces, habrán pasado 3 años y Anderson contará con 7.000 horas de grabación, -todo el canto Gregoriano que existe-, que estarán a disposición de quien quiera escucharlas totalmente gratis. Una parte ya se puede disfrutar a través de la página web “Neumz” y la aplicación para smartphone del mismo nombre que se acaba de lanzar hace unos días. Además de escuchar esta música celestial, en la app y en la web se pueden encontrar las partituras, los textos en latín de los cantos y su traducción a varios idiomas. Junto a la liturgia de las horas, Neumz ofrece todas las partes cantadas, entonadas o recitadas de la misa.
Con este proyecto, el músico y las religiosas pretenden también recaudar fondos para el convento Notre-Dame de l’Écoute en Benín, África.
Anderson conocía esta comunidad contemplativa desde hacía tiempo. Su tía es religiosa allí y siempre sintió una profunda fascinación por el día a día aparentemente sencillo de estas monjas. A raíz de escuchar a las religiosas en la capilla, cayó en la cuenta de que el canto Gregoriano es patrimonio de toda la Humanidad. Por eso, quiso que traspasase los muros de la clausura y pudiera ser accesible a todos con solo un click.
Para Anderson, el canto Gregoriano que entonan estas religiosas benedictinas simboliza la importancia de las comunidades monásticas de clausura porque, en palabras del músico, “dedican su vida de oración por todos, por la salvación de la Humanidad, porque cuando cantan en Gregoriano, lo hacen por nosotros”.
Ángeles Conde Mir, Aleteia
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