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jueves, 10 de diciembre de 2020

Estrategias de unos padres que ven a su hijo descarriado

 

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Amor incondicional, exigencia y confianza... Con estas estrategias muchos padres logran ayudar a sus hijos adolescentes. 

En el consultorio de Aleteia, hemos atendido decenas consultas de adolescentes, cuyo su problema real es desconocido por sus padres. Los jóvenes consideran que su problema es demasiado vergonzoso o grave, y prefieren ocultarlo. Ya no tienen la confianza suficiente con sus progenitores y temen una mala reacción por su parte.

El abanico de tales casos lamentablemente es amplio:

  • uso de substancias tóxicas
  • adicción a la pornografía,
  • problemas de identidad sexual,
  • embarazos… entre otros.

¿Qué hemos hecho mal?

En tan difíciles circunstancias sufren una angustiosa soledad afectiva. Son jovencitos, a los que no se ha sabido comunicar el buen amor, y con él, la confianza.

Por ello, algunos de sus comentarios han sido:
— “No sé si mi padre me quiere, pero me gusta que los fines de semana se tome unos tragos porque solo así es cariñoso”.
— “Se puso muy feliz cuando lo ascendieron en su trabajo y me abrazó… Casi nunca lo hace”

Paradójicamente, he escuchado a sus padres preguntarse: ¿Qué hemos hecho mal, si le hemos dado todo? ¿Por qué no funcionan ya los premios y castigos? ¿Por qué nos oculta sus cosas?

Pareciera que las preguntas se las hacen a sí mismos, pero en realidad, las hacen como si pretendieran saber acerca de una enfermedad para curarla, sin prestar atención al conocimiento del deber ser de su conducta, cuya alteración, ha sido la causa.

Se sienten comprometidos en un problema, mas no parte fundamental de la solución, por lo que, no solo corren el riesgo de aprender poco de la experiencia, sino de seguir equivocándose.

Son padres que pretenden solo educar a través de reglas, y no del buen amor, por lo que esperan que el especialista, al atender a su hijo, haga como si ajustara aquí y allá piezas a una máquina para que comience funcionar de nuevo, y luego, recetarles a ellos unos puntuales consejos.

Por ello se les explica, que, ante todo, lo principal lo harán ellos al rescatar a la persona del hijo, y que quien no quiera amar, no lo va a comprender así.

El amor incondicional

¿Cómo se describe esa forma de amor, al acompañar al hijo en el error?

Se trata de un amor incondicional, con la exigencia de educar con la fuerza de su condición de padre; conservando la confianza entre padres e hijos.

Es como unos lentes bien adaptados, que evitan sobre reaccionar, pues perfeccionan la visión del problema, a través de la virtud de la prudencia y la fortaleza, para perseverar en el bien del hijo.

De esta manera es posible contemplar con claridad los rasgos visibles del hijo, como lo son su temperamento, carácter, capacidades naturales, así como defectos o limitaciones.
También de percibir todo lo bueno que hay en él, y de todo lo que puede desarrollar aun cuando permanece oculto.

¿Cuáles son los dones de este buen amor, para no reaccionar inadecuadamente?

Los padres logran a conocer y entender, primero el corazón del hijo, para luego comprender y valorar lo que dice y hace, logrando que el hijo, les hable con sinceridad.

Luego entonces, los padres sabrán hablarle al corazón antes que a la cabeza: “Hijo, tú eres muy noble, esa acción no va contigo”

Así, los padres, a pesar de haber sufrido, no solo perdonan, sino que, sin considerar las ofensas o errores, con su amor, capacitan al amado, logrando que el hijo desee corresponder a sus esperanzas.

¿Qué hacer ante un hijo descarriado?

¿Cómo vivirlo en una crisis real? Ciertamente, a los mejores padres les puede resultar un hijo problemático, el cual cometa errores con difíciles consecuencias, sin embargo, estas no serán insalvables, si se conducen de acuerdo a un proceso de apoyo y recuperación, que consiste en:

  • No retirarle el apoyo afectivo y emocional.
  • Solicitar ayuda especializada, según el caso.
  • No ceder en su fortaleza, para pedir y exigir al hijo, poniendo los medios por costosos que sean y perseverar en ello.

Errores a evitar

Significa que deberán evitar errores comunes como:

  • Por temor o comodidad, ceder a la tentación de “apoyar” al hijo, sin hacerle ver la gravedad de su problema, según el caso. Más aun, sin comprometerlo en aceptar en la medida de lo posible, sus consecuencias, para hacerse responsable.
  • Proporcionales medios que no le corresponden, es decir, “aparatándolo”, solo para guardar socialmente las apariencias, o tranquilar su propia conciencia.

El objetivo fundamental del buen amor, debe ser trasmitir al hijo la seguridad de hacerse responsable, sin afectar su capacidad de querer y dejarse querer, de darse generosamente y rendirse confiadamente a pesar de los errores cometidos, y por difíciles que sean y las consecuencias que habrán de asumir.

Consúltanos escribiendo a: consultorio@aleteia.org

Orfa Astorga, Aleteia

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