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miércoles, 29 de octubre de 2025

Evangelio del dìa - Fiesta de los Santos Apostoles Simon y Judas Tadeo


 (Nota: Sòlo en el Peru se celebra la fiesta de los apostoles el 29 de Octubre porque en su fecha original celebramos la solemnidad del Señor de los Milagros)

Carta de San Pablo a los Efesios 2,19-22.

Hermanos:
Ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.
Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo.
En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un templo santo en el Señor.
En él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu.


Salmo 19(18),2-3.4-5.

Resuena su eco por toda la tierra.

El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje

y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,

resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del mundo.
Allí puso una carpa para el sol


Evangelio según San Lucas 6,12-19.

Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles:
Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé,
Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote,
Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,
para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados;
y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

Orígenes (c. 185-253)
presbítero y teólogo
Contra Celso, I, 62


La palabra de los apóstoles Simón y Judas resuena en toda la tierra

Si para hacer los ministros de sus enseñanzas, Jesús hubiera escogido hombres sabios según la opinión pública, capaces de captar y de expresar ideas agradables a los oídos de las multitudes, lo hubieran sospechado de haber predicado según el método de promoción de los filósofos, y el carácter divino de su doctrina no hubiera aparecido en toda su evidencia. Su doctrina y su predicación hubieran consistido «en persuasivos discursos de sabiduría» (1Co 1:17) y nuestra fe, como a aquella que damos a las doctrinas de los filósofos de este mundo, «reposaría en la sabiduría de los hombres y no en el poder de Dios» (1Co 2:5). Pero cuando vemos pescadores y publicanos sin instrucción que con audacia discuten con los judíos de la fe en Jesucristo, lo predican en el resto del mundo, y lo logran, ¿Cómo no buscar el origen de ese poder de persuasión? ¿Cómo no admitir que la palabra de Jesús: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres» (Mt 4:19), lo realizó en sus apóstoles por medio de un poder divino?
Pablo también manifiesta este poder cuando escribe: «Mi palabra y mi mensaje no tenían nada de un persuasivo discurso de sabiduría, era la demostración del Espíritu y del poder de Dios » (1 Co 2:4). Es lo que dijeron los profetas, cuando anunciaron anticipadamente la predicación del Evangelio: «El Señor dará su palabra a los mensajeros de la Buena Nueva con gran poder» afín de que «su palabra corra a toda prisa» (Ps 67:12; 147:15). Y de hecho, vemos que«la voz» de los apóstoles de Jesús resuena en toda la tierra y sus palabras hasta los confines de la tierra» (Ps 18:5;Rm 10:18). Por esa razón los que escuchen la palabra de Dios anunciada con poder se llenan ellos mismos de ese poder; lo manifiestan por su conducta y por la lucha por la verdad hasta la muerte. (EDD)

Reflexión sobre el cuadro

Hoy celebramos a dos apóstoles: Los santos Simón y Judas. Pero centrémonos hoy en San Judas. A San Judas, uno de los doce apóstoles, se le llama a menudo el santo patrón de las causas desesperadas o sin esperanza, pero este título no se le dio a la ligera. En los primeros tiempos del cristianismo, muchos evitaban rezarle porque su nombre se parecía mucho al de Judas Iscariote, el traidor de Cristo. Durante siglos, San Judas fue el apóstol olvidado. Sin embargo, con el paso del tiempo, quienes acudían a él con fe empezaron a relatar poderosas intercesiones, especialmente en situaciones que parecían más allá de la ayuda humana. Su fama de santo de último recurso creció gracias a estos innumerables testimonios de esperanza contra todo pronóstico. En este sentido, san Judas nos recuerda que ninguna situación está verdaderamente perdida. La misericordia de Dios siempre está disponible.

En la iconografía cristiana, San Judas es representado a menudo sosteniendo una imagen del rostro de Cristo, recordatorio de su cercanía a Jesús, y portando una llama sobre su cabeza, símbolo de su presencia en Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles. En México y en toda América Latina, esta fiesta se entrelaza a menudo con las tradiciones del Día de los Muertos, especialmente a través del pan de muerto. Este pan dulce y redondo (a menudo decorado con trozos de masa en forma de hueso) simboliza tanto la muerte como la resurrección. Compartir el pan de muerto es una forma de recordar que la vida y la muerte forman parte de un misterio divino, al igual que San Judas nos recuerda que la desesperanza y la redención a menudo se encuentran. La dulzura del pan alude a la alegría eterna que aguarda más allá del sufrimiento, lo que lo convierte en el compañero ideal de la fiesta del santo que nunca renuncia a la esperanza.

En el Martirio del apóstol Judas Tadeo, atribuido al Maestro del Epitafio de Winkler (hacia 1480), vemos a san Judas en el momento de su muerte violenta, rodeado de tensión y dramatismo. Judas está arrodillado ante un altar, su cuerpo retrocede bajo la fuerza del golpe de un garrote, su rostro se contorsiona de dolor, pero sigue rezando. Desde el altar, una pequeña figura escultórica se desploma, como símbolo del derrumbamiento del viejo orden que provocará su martirio. La gran aureola dorada que rodea a Judas contrasta con los tonos oscuros del verdugo y de las demás figuras, subrayando su santidad a través del martirio. El santo está rodeado de plantas y abundantes campanillas de invierno. En la iconografía cristiana, la campanilla de invierno está estrechamente asociada a la Virgen María y a la fiesta de la Purificación (Candelaria, 2 de febrero), que se celebra cuarenta días después del nacimiento de Cristo. Según la leyenda, las campanillas de invierno aparecieron por primera vez cuando María y José huyeron del Templo tras presentar al niño Jesús, señal de que la oscuridad del invierno daba paso a la luz de la salvación. Así se convirtieron en símbolos de la promesa de renovación.

by Padre Patrick van der Vorst

Oracion

Apóstol gloriosísimo de Nuestro Señor Jesucristo, aclamado por los fieles con el dulce título de ABOGADO DE LOS CASOS DESESPERADOS, hazme sentir tu poderosa intercesión aliviando la gravísima necesidad en que me encuentro. Por el estrecho parentesco que te hace primo hermano de Nuestro Señor Jesucristo, por la privaciones y fatigas que por El sufriste, por el heroico martirio que aceptaste gustoso por su amor, por la promesa que el divino Salvador hizo a Santa Brígida de consolar a los fieles que acudiesen a tu poderosa intercesión, obtenme del Dios de las misericordias y de su Madre Santísima la gracia que con ilimitada confianza te pido a Ti, Padre mío bondadosímo, seguro que me la obtendrás siempre que convenga a la gloria de Dios y bien de mi alma. Así sea.

Glorioso Apóstol San Judas Tadeo, ruega por nosotros. (Repetir 3 veces)

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.  

(ACI)

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