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sábado, 17 de septiembre de 2016

La Santa Misa en Historietas 13




13. La Fiesta de Abuelo.
(El guion de la Santa Misa)


La pequeña calle que siempre estaba tan silenciosa, se había transformado. En las casas ondeaban pequeñas banderas. Ante la casa de abuelo había un mástil alto con una bandera larga. La puerta de la casa estaba adornada con una guirnalda. El pino de jardín estaba cubierto de tiras de oro. Todo el mundo se daba cuenta, se celebraba una fiesta.

En verdad, una fiesta. Abuelo, todos los de la calle lo llamaban así, celebraba un triple jubileo: Sesenta y cinco años de pertenencia a una fabrica prestigiosa, veinticinco años de labor como inventor en favor de la fabrica, y sus 95 años edad. Era un hombre muy importante y apreciado en la fabrica. Muchas ideas nuevas y sus inventos hicieron que desde técnico fuera promovido hasta gerente. Era indispensable en la compañía. Cuando se jubiló, seguía ayudando por sus consejos, estudios y experimentos. Su amabilidad hacía que todo lo mundo lo quisiera. A todos les había ayudado alguna vez. Vivía en le pequeña calle silenciosa en una casa unifamiliar. La habían construido de manera que las grandes ventanas de la sala de estar miraban hacia el jardín y esto hacía que casi fueran una unidad.

Puntualmente a las 9. 30 a.m. entró un ómnibus enorme a la pequeña calle silenciosa y unas cincuenta personas bajaron del bus. Era el coro de la empresa. También llegó un gran auto costoso. El chofer abrió la puerta y se apeó el director general y el directorio en pleno. Todos llevaban ternos oscuros con corbatas plateadas como se suele hacer en momentos solemnes. Abuelo quiso darles la bienvenida en la puerta. Pero no lo hizo.

Así que sólo , apareció cuando el ama de casa, su hija, había llevado a los caballeros a la sala de estar. Los caballeros y la familia del abuelo tomaron asiento en la sala de estar. El coro se apostó en la pradera del jardín. Las grandes ventanas estaban abiertas. Jardín y sala parecían una unidad. De los costados podían participar también los vecinos. Se acercaron unos músicos. Con flauta y trompeta tocaron una música solemne para dar comienzo a la fiesta. Abuelo de ninguna manera quiso dejar de dar la bienvenida a todos los huéspedes.

 Se disculpó por no haberlos recibido en la puerta. Dijo: "Me había olvidado de tomar mi medicina. Por eso llegué tarde". También dijo que le apenaba que los huéspedes tenían que soportar la incomodidad del viaje. Los cantantes ofrecieron luego una canción muy festiva. Cuando terminaron ellos, un joven trabajador dijo unas palabras que mencionaban el trabajo, la gratitud y la alegría.

Luego todos se sentaron. El director del personal leyó un informe que había preparado. Él mismo había comenzado como aprendiz bajo la dirección de abuelo. Se relataron recuerdos serios y alegres. En el centro estaban siempre la fábrica y el abuelo.

Cuando había terminado el director del personal, le tocó nuevamente al coro. Su canto era como una respuesta al informe presentado.

Entonces se levantó el director general. Declaró: "Puedo darles una noticia especialmente hermosa. El Presidente de la República ha condecorado al dueño de la fiesta con la Cruz de Caballero.". Luego añadió un pequeño discurso y alababa a abuelo como la cabeza de la fábrica. Le deseó salud y bienestar para muchos años. Todos aplaudieron al abuelo y dieron tres "hurrás" y el trompetista tocó fuerte su instrumento. Uno después de otro los presentes se acercaron para felicitar a abuelo.

Luego del discurso del director general entraron dos mozos. El primer hotel de la ciudad los había enviado. Estaban vestidos de uniformes colorados y perecían unos generales. Pusieron la mesa con bandejas de plata, unos bocadillos y también trajeron vasos. Cuando el desayuno estaba preparado se levantó abuelo para decir un discurso. Por lo menos repitió doce veces la palabra "gracias". Al final dijo: "Todos ustedes saben que me importa mucho la religión. Por eso les ruego aceptar mi costumbre en momentos importantes y decir conmigo el padrenuestro." Todos lo hicieron. El Señor director general pareció no saber de memoria todo el padrenuestro. Pero le pareció conmovedor como todos rezaban juntos. Luego se repartieron los bocadillos y se escanció el vino. A todos les gustaba mucho. Cuando los cantores se habían fortalecido cantaron de nuevo un gran himno solemne. Abuelo dijo un pequeño discurso final. Luego todos los presentes, la familia, los vecinos y el directorio en pleno se unieron en una canción común. Luego con muchas palabras alegres subieron al ómnibus y al carro de lujo. Los vecinos se alejaron lentamente para volver a sus casas. Todos comentaban unos con otros sobre lo hermoso que había sido la fiesta de abuelo. Cada uno dijo: "Se la mereció".

Tomás, el bisnieto de abuelo, de doce años, había participado en todo esto. Era una chico que pensaba. El día siguiente visitó a su mejor amiga. Era la hija mayor de abuelo y su ama de casa, su abuela. "Abuela, ¿esta fiesta a ayer no fue acaso como una Misa?" La abuela no comprendió bien: "Anteayer hemos celebrado la Misa de salud de abuelo en la Iglesia Parroquial". - "No estoy hablando de esto. Quiero decir lo de ayer, la celebración con el coro de la empresa". "Tomás, esto no fue una Misa. Como acólito no deberías cometer un error de este tipo". Tomás se sintió un poco ofendido: "Por supuesto, yo sé eso. Lo que quiero decir que todas las cosas se siguieron una a la otra como en la Misa".

 "¿Cómo es eso?" se admiró la abuela. "Había lo de la trompeta y de la flauta, como un canto de entrada, y cuando abuelo se disculpó por su tardanza de un cuarto de minuto, pensé que era como cuando al comienzo de la Misa pedimos perdón, y cuando cantó el coro me recordó el gloria de la Misa". "Mira, dijo la abuela, realmente nunca lo habría pensado de esta manera". "Fíjate, cuando el trabajador dijo su invocación, fue breve y solemne como cuando hace la oración el párroco. Sólo le faltaba extender las manos." "Me parece que estás exagerando", le dijo la abuela. Tomás se entusiasmó con la idea: "Tienes que conceder lo siguiente: el director del personal leyó su informe como nuestro lector cuando proclama la lectura. Cuando el jefe máximo habló de una noticia alegre de la condecoración ha hablado con unción igual que el párroco los domingos." "Tomás", le reprendió la abuela.

Tomás continuó victoriosamente con su argumentación: " Los mozos del Hotel Intercontinental, ¿acaso no eran como los acólitos, con ropa más colorada que nosotros? Y luego había el discurso de abuelo. Habló igual como el párroco: 'Demos gracias al Señor nuestro Dios', igual como se dice en el prefacio. La abuela lo miró orgullosa de su nieto y sus pensamientos. Pero no le dijo nada de esto sino se hizo la indiferente: "¿Realmente?". Tomas se reía: "¿Te has diste cuenta que el gran jefe no sabía rezar el padrenuestro? Se puso a tartamudear. Pero el padrenuestro era como en la Iglesia antes de la comunión". "¿No vas a comparar el comer los bocadillos y tomar el vino con la comunión cuando recibimos a Jesús? Hasta ahí no más, hijo mío". La abuela otra vez se hizo como si se opusiera. Tomás contestó: "Claro que no es lo mismo. Pero las dos cosas son iguales en una cosa, la comida sagrada y la comida de la fiesta de abuelo, las dos son comida. Una para el alma, otra para el cuerpo. También la comunión es comida". La abuela quiso burlarse un poco cantando un canto de comunión pero no le salió bien.

Entonces Tomás pudo presentar su argumentación final: "Quizás te das cuenta ahora que el himno del coro se cantó justo como el canto en el momento de la comunión. La palabra final de abuelo y cuando dijo: 'Que lleguen con bien a su casa', era como la oración final de la Misa y cuando el sacerdote dice: 'Podéis ir en paz'".

La abuela lo interrumpió: "Tengo una idea. Te toca hacer una tarea para la profesora de religión. En primer lugar, mañana toca presentarla. En segundo lugar, ¿por qué no te sientas y anotas lo que hemos hablado? Yo en tu lugar lo pondría todo en dos listas una al lado de la otra y quizás puedes completarlo todo un poco más". "Muy buena idea", dijo Tomás y desapareció corriendo. Durante esa tarde no se escuchó nada de Tomás. Sentado en su cuarto escribió lo siguiente:

Fiesta de Abuelo Santa Misa Entrada: Trompeta y Flauta Entrada: Canto de Entrada Saludo de Abuelo y Disculpa Saludo y Rito Penitencial Canta el Coro Señor ten piedad y Gloria La Invocación Festiva Oración del Sacerdote Informe, leído por el director Lectura Canta el Coro Canto de respuesta La entrega de Condecoración Buena Noticia (Evangelio) Discurso del Director General Prédica del párroco Los mozos ponen la mesa Ofertorio - ayudan acólitos Palabras de gratitud del abuelo Prefacio: "Demos gracias al... Ruego del abuelo: padrenuestro Padrenuestro Bocadillos y vino de honor El banquete sagrado de la comunión Canta el coro Canto de Comunión Palabra final de abuelo Oración final "Que lleguen bien a casa" Podéis ir en paz.

Dos días más tarde Tomás llega al colegio. Murmuraba dentro de sí: "Vieja bruja". Este título lo había copiado de su bisabuelo que, cuando estaba de buen humor, decía de toda mujer: "Vieja bruja. "Me ha ensuciado mi lista con puro punto de interrogación". En verdad ella había marcado con un punto de interrogación "Señor, ten piedad y Gloria". También al lado de "Lectura" y otro en "prédica y ofertorio". Luego una interrogante gruesa y roja entre prefacio y padrenuestro. Abajo había escrito: “Tenemos que hablar sobre esto. La nota viene más tarde. Se te reconoce que tu tarea libre tiene mucho valor".

Un día más tarde había clase de religión en la penúltima hora.

La última clase fue cancelada. Tomás tenía que quedarse. Le hubiera gustado pinchar a la "vieja bruja". La catequista era la esposa del profesor de historia de Tomás. Sabía bastante. Fue una conversación muy hermosa. "Tu tarea libre es muy buena. Me hubiera gustado darte un "excelente". Pero hay que aclarar los interrogantes. Luego lo escribes todo de nuevo. No es un examen ni una composición. Mira: ¿Por qué escribes junto "Señor ten piedad y Gloria?" Tomás sabia contestar: " Hace unos días el párroco habló con el director del coro parroquial. El párroco gruñía de descontento porque el coro había cantado de manera muy triste el "Señor ten piedad" de una Misa cantada moderna. El director se defendía. Luego dijo el párroco: "El 'Señor ten piedad' no es un acto penitencial. Fue una aclamación al emperador. Igual que el gloria con sus aclamaciones ha sido tomado del cortejo de triunfo del emperador. El 'Señor ten piedad' y el 'Gloria' son unas aclamaciones a Cristo Rey al comenzar la Misa". "Te has defendido bien", dijo la catequista", borremos el punto de interrogación. Ahora aquí tú escribes 'Lectura'. En realidad el Misa tiene dos lecturas antes del Evangelio".

Tomás argumentó en contra: " Pero sólo los domingos y fiestas. Por lo demás muchos son flojos y leen sólo dos." "Bien, borremos el segundo punto de interrogación, dijo la profesora, pero aquí: Luego del discurso o la prédica haces seguir de inmediato el ofertorio". "Ay de mí, me estoy volviendo viejo, dijo Tomás en una neta imitación del bisabuelo, no me he fijado que luego del discurso han aclamado al abuelo con tres hurras y con aplauso cerrado. Es algo como el 'Credo' en la Misa". "Insértalo, por favor" dijo la catequista.

"Ahora llegamos al problema más grandote. Has hecho muy bien al colocar el prefacio al lado de discurso de agradecimiento de abuelo. Pero te has comido el santo, el canon y la consagración. ¿Cómo vas a encontrar un paralelo en la fiesta de abuelo?" Tomás calló un momento. Luego tosió un poco y dijo como dudando: "Lo del 'santo' es fácil, sencillamente ponemos un canto d el coro." "Pero el canon, la consagración", insistía la profesora. "El canon es tan corto que uno ni se fija en él". "Pero dime, ¿cómo vas a dejar de lado el relato de la última cena, el punto central en el canon cuando se realiza la consagración?" La profesora había puesto el dedo en la herida. Tomás había llegado al final de sus argumentos.

Pero ahora se inició la solución: "El canon es una parte de la Eucaristía, la acción de gracias, el discurso de abuelo en la fiesta. Entonces hay que comparar: Canon, iniciado por el prefacio = Discurso de agradecimiento del festejado. Pero jamás ni en manera alguna podrá compararse lo que se indica con la palabra 'consagración'. Esto es un acontecimiento sobrenatural que realiza Dios mismo. Es el cielo que irrumpe en la tierra. Escapa al ojo y al oído, pero es tan real como es real Dios. Lo que dice Dios, eso se realiza. En este lugar pinto unas cruces solamente. Esto nos recordará que aquí esté la cruz y aquí está Dios."

Cuando Tomás llevó tres días más tarde la hoja de nuevo al colegio tenia el siguiente aspecto:


Fiesta de Abuelo (Fiesta de Dios Santa Misa) Entrada: Trompeta y 'Flauta (Entrada: Canto de entrada) Saludo y disculpa de abuelo (Saludo y Rito penitencial-Sr. ten piedad) Canto de Coro  (Gloria) Invocación festiva (Oración del Sacerdote) Informe por el director leído (Epístola)  Canto del Coro (Salmo responsorial) Mensaje de Condecoración (Buena Noticia Evangelio) Discurso Director General (Predica del Sacerdote) Aplauso, "hurra" (Credo) Felicitaciones de todos (Peticiones) Mozos ponen la mesa (Ofertorio) Agradecimiento abuelo (Prefacio) Canto del Coro (Santo)

 +++++++++++++ Eucaristía +++++++++++++

Antes de los bocaditos  el abuelo reza el padrenuestro (Padrenuestro) Vino de Honor y Bocadillos (Banquete sagrado Comunión) Canta el Coro (Canto de la comunión) Palabra final de abuelo (Oración final) "Lleguen bien a casa" (Podéis ir en paz)


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