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miércoles, 7 de septiembre de 2016

¿Cómo saber si te quiere de verdad? Descubre el amor auténtico

Atención: El amor falsificado confunde a quienes no tienen educada su afectividad

¿Cómo saber si te quiere de verdad? Prueba este test infalible

En la serenata se escucha la voz del enamorado:
“Novia mía, novia mía, cascabel de plata y oro, como te voy a querer. Novia mía, novia mía, por tu cara de azucena, tienes que ser mi mujer”.
“Por llevarte a los altares cantare con alegría, que sin ti no quiero a nadie… novia mía, novia mía”

El amor ha tomado tiempo para madurar a través del trato personal empeñosamente buscado. Los sentimientos hacen brotar las palabras en un te quiero responsable, que se apoya en la voluntad de compromiso, de un inteligente proyecto de vida a fraguar con ilusión de cara a Dios y a la sociedad. El amor entra en un cauce más ancho y más profundo.

Un amor noble que no se quedará en el romanticismo, sino que evolucionará para manifestarse en las obras, la búsqueda, la abnegación, el sacrificio, el gozo, la donación. Que fundará y se extenderá en una familia promoviendo a la sociedad.

No es ese “amor” que dicen que se gasta o se rompe con el uso. Ese amor del cine, las canciones y telenovelas que hablan de decepciones, desencuentros, amarguras.

Son letras de una canción que hablan de un amor, que de la entera persona del uno, se dirige a la entera persona del otro. Lo amado no son la feminidad o la virilidad de la persona (aisladamente consideradas y mucho menos sus aspectos corpóreos exclusivamente) sino la entera persona de la mujer o el varón. Es un amor personal, autentico(Diálogos sobre el amor y el matrimonio-Javier Hervada).

Un amor que conlleva la entrega de la persona que se es, a la persona amada, y no está hecho para agostarse sino para fortalecerse y crecer. Existen y existirán siempre amores así, porque las obras del amor siguen al ser de la persona, y nuestro ser por naturaleza es amor.

Pero existen quienes han hecho del amor una falsificación casi perfecta, casi…para su uso y abuso.

Vemos en el mercado tantos y variados artículos que ostentan reconocidas marcas, pero que son copias, falsificaciones que se descubren en su respuesta al uso por ser de materiales de baja calidad. Igual se pueden encontrar muchas versiones del amor humano, hechas también con materiales de baja calidad.

Falsificaciones que se manifiestan en tantas relaciones que no pasan la prueba de las contrariedades. De un amor que aguanta poco, que se termina o que quizá nunca existió. Lo mismo se encuentran como noticia en la vida de celebridades que protagonizan sucesivos matrimonios con la reiterada actitud de “ahora sí”, que en la realidad de tantas parejas en lo ordinario.

El amor falsificado se confunde y confunde, convirtiéndose en un camino seguro hacia la soledad dentro del mismo matrimonio, y al final de la vida después de las separaciones.

Liberación sexual, machismo, feminismo, autorrealización del yo, modernidad, etc…

Son términos acuñados que terminan en pro de un sucedáneo de amor quedando referido a acuerdos sobre cosas que se pueden intercambiar, comprar o vender. Pero el amor no es una cosa que se venda, aunque no falta quien lo quiera comprar o viceversa. La gran verdad es que las cosas que se compran y se venden, se podrán tener, pero el amor autentico no se tiene, sino que se es y se vive.

En el amor falsificado, las irresponsables palabras de un “te quiero “, sustituyen al amor verdadero.

Palabras que hablan solo de sentimentalismo, de una relación sexualizada, de un amor narcisista de quien se ama así mismo, a través del otro al que dice amar.

Un amor que trata de justificarse diciendo: basta con que nos amemos, no hace falta el compromiso del matrimonio. Un amor que apuesta solo a momentos sucesivos sin comprometer toda la vida futura, incapaz de vencer el temor.

Letras de una canción que hablan de un amor así:
“Brujería, Brujería, te quiero y no te quería, ayer no te conocía y hoy me muero por ti
Juego de palabras, que lo que realmente dicen, es: te amo por lo que me das, no por ti mismo(a); por lo que en este momento estoy recibiendo de ti; por el placer que me haces sentir.

O por tu pelo, tu sonrisa, tu belleza, tu juventud, tu inteligencia, tu éxito… palabras de quien confunde las cosas que son de la persona, con la persona misma, y se casa con las cosas; con las cosas que pasan, que se agotan. Luego, los consabidos argumentos: me equivoqué pero aprendí, no era mi momento, estaba muy joven; no era la persona que pensaba; me engañó desde un principio; no soporté a su familia; era mi profesión o él (o ella…).

El amor falsificado, lo mismo suele encontrarse en situaciones idílicas como lo es un viaje, unas vacaciones, una fiesta, y que igualmente es confundido con la amistad, la camaradería, la lastima, el compañerismo; el tener los mismos gustos y aficiones; la intimidad sexual; el coincidir en actitudes ante la vida; la fácil convivencia; el resolver carencias personales, entre otras posibilidades.

El amor falsificado confunde a quienes no tienen educada su afectividad.

El amor autentico es posible porque somos capaces del sentimiento más excelso que pueda tener la más excelsa criatura de la creación. Un sentimiento profundo que permite decir a la persona amada: es bueno que existas, porque eres un bien en ti misma y lo eres para mí.

El amor humano, en cualquiera de sus auténticas expresiones, es y será siempre un amor personal.

Por Orfa Astorga de L.Máster en matrimonio y familia, Universidad de Navarra.
Escríbenos aconsultorio@aleteia.org

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