Dios nos ama tanto que hasta ha querido amarnos con un corazón humano traspasado.
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sábado, 31 de octubre de 2020
El documento más antiguo del Perú digitalizado
¿Qué hago si estoy al límite de mis posibilidades? Esta oración puede iluminarte
Más tarde, después de rezar las completas y recibir la bendición eucarística, estaba en mi habitación y entró otra llamada. Una mamá que lleva semanas soportando el dolor de una hija rebelde que vive una relación tóxica. Me comentaba que su hija se marchó de casa. La fueron a buscar a una fiesta, su hija, en cuanto la vio, comenzó a llamar a sus amigos, quienes se pusieron a discutir y pelear con su mamá. ¡Qué dolor más profundo ver a una mamá que es capaz de todo con tal de recomenzar la relación con su hija… y ésta, además se pone en su contra! Y me decía: “Yo lo he dado todo. Ya llegué al límite. No sé qué hacer”.
Sinceramente no tenía palabras de consuelo, ni de solución. Dormí poco dándole vueltas a estas situaciones y a otras muchas que la gente me comparte. En el fondo están estas preguntas: “¿Qué hago si llegué al límite de mis posibilidades? ¿Me rindo? ¿Dejo de luchar?”. Estuve así hasta que recordé este poema, una oración compuesta por el Beato John Henry Newman, titulado “El pilar de la nube” y me ofreció una respuesta:
“Guíame amable Luz, entre las tinieblas que me rodean, ¡guíame!
La noche es oscura, y estoy lejos de casa, ¡guíame!
Cuida mis pasos; no pido ver la escena distante; un paso es suficiente para mí.
No fui siempre así, ni pedí que me guiaras; amaba elegir y ver mi camino; pero ahora ¡guíame!
Amaba el día brillante, y, a pesar de los miedos, el orgullo regía mi voluntad. ¡No recuerdes los años pasados!
Tu poder me bendijo tanto tiempo, ciertamente seguirá guiándome.
Entre páramos y pantanos, entre precipicios y correntadas, hasta que se vaya la noche,
y con el alba sonreirán los rostros de los ángeles, los que yo amé hace mucho tiempo, ¡y perdí hace ya tanto!”
Te pongo en contexto de este poema: John Henry Newman (1801-1890) era un sacerdote anglicano, que estudiando la historia de su fe, fue descubriendo que la fe católica era más cierta y firme. Esta experiencia de la búsqueda de la verdad fue derrumbando los pilares aparentemente firmes de su vida: sabía que aceptar la fe católica acarrearía un corte con sus amigos y familiares, su prestigio como sacerdote anglicano y profesor en la universidad de Oxford se vendría a menos o nada. ¿Qué hacer? ¿Qué paso dar?
Un día, estaba viajando en barco por la costa de Sicilia, Italia, y la crisis llegó a su extremo. Estaba enfermo tanto de cuerpo como de espíritu, incluso cuentan que esa travesía estaba rodeada de un cielo oscuro y las olas mecían violentamente la embarcación. De lo más profundo de su corazón brotaron estos versos inspirados en el libro del Éxodo, que narra cómo Dios condujo al pueblo de Israel en medio del desierto, como una columna de nube durante el día y como una columna de fuego en la noche (Éxodo 13, 21-22). Cuando sintió que no podía más y que el control de la situación ya no estaba en sus manos, suplicó al Señor que fuera Él su guía en medio de la oscuridad.
Vivimos (me incluyo) en un mundo donde queremos tener el control de todo: presente, pasado, futuro, relaciones sentimentales, trabajo, proyectos, etc. Y todo lo que escapa a nuestro control nos desespera y perdemos la fuerza, la alegría, la esperanza. Pero Dios, que siempre nos acompaña, nos tiende una vez más la mano.
La actitud del Beato John Henry Newman es realmente conmovedora: no pide ver todo con claridad, ni olvida que en muchas ocasiones el orgullo le ha impedido dejar el espacio a que Dios sea realmente Dios. Pide simplemente dar un paso, y un paso de la mano de Dios.
Cuando llegues a tu límite, recuerda que Dios no tiene límites y que su luz amable puede iluminar esas sendas que aparentemente se ocultan a tus ojos. Una oración humilde, confiada, llena de abandono puede hacer de ti lo que hizo de John Henry Newman: un santo, “porque para Dios no hay nada imposible” (Lucas 1, 37).
Los 19 mandamientos de la pedagogía Montessori para padres
Tu relación con tus hijos puede mejorar mucho en calidad y cantidad
- Los niños aprenden con lo que está a su alrededor.
- Si criticas mucho a un niño, aprenderá a juzgar.
- Si elogias a un niño con frecuencia, aprenderá a valorar.
- Si el niño es tratado con hostilidad, aprenderá a pelear.
- Si eres justo con el niño, aprenderá a ser justo.
- Si frecuentemente ridiculizas al niño, se transformará en una persona tímida.
- Si el niño crece sintiéndose seguro, aprenderá a confiar en los demás.
- Si denigras al niño con frecuencia, desarrollará un sentimiento de culpa que no es saludable.
- Si las ideas del niño son aceptadas regularmente, aprenderá a sentirse bien consigo mismo.
- Si eres condescendiente con el niño, aprenderá a ser paciente.
- Si elogias lo que hace el niño, tendrá autoconfianza.
- Si el niño vive en una atmósfera amigable, sintiéndose necesario, aprenderá a encontrar el amor en el mundo.
- No hables mal de tu hijo o hija, ni cuando él o ella esté cerca, ni cuando esté lejos.
- Concéntrate en desarrollar el lado bueno del niño, de manera que no sobre espacio para el lado malo.
- Escucha siempre a tu hijo y respóndele cuando él quiera hacer una pregunta o comentario.
- Respeta a tu hijo incluso cuando él haya cometido un error. Corrígelo después.
- Ayuda a tu hijo cuando te necesite para buscar algo pero también pasa desapercibido si él encuentra lo que estaba buscando.
- Ayuda al niño a asimilar lo que no ha logrado. Hazlo llenando el espacio que lo rodea con cuidado, discreción, silencio oportuno y amor.
- Cuando te dirijas a tu hijo, hazlo de la mejor manera posible. Dale lo mejor de ti.
Los santos, grandes influencers también para los jóvenes de hoy
La vida de los santos sigue siendo hoy una poderosa herramienta para que nuestros hijos descubran la auténtica felicidad.
Desde niña siempre me ha llamado la atención el conocer la vida de los santos. Aún recuerdo un verano en el que alguien me regaló un libro con la vida de alguno de ellos: con unos 8 o 9 años, yo leía y leía hasta que me invitaban a apagar la luz y dormir.
En esta página encontrarás algunos de los mejores cuentos para dar a conocer a los niños la vida de santos como Santa Teresa, San Juan Pablo II, Don Bosco, Santa Teresa de Calculta, San Josemaría, entre otros.
A mi corta edad, por aquel entonces, los santos eran personas increíbles que a veces, para qué engañarnos, hacían cosas un poco extrañas o inalcanzables para mí. Pero si algo me parecía curioso es que ninguno eligió el don destacable que le fue dado y además se inclinaban por usar ese don para algo más que para ellos mismos: eran auténticos influencers.
De aquel verano quedó grabada en mi memoria la vida de san Tarcisio que, por su amor y veneración tan grande a la sagrada forma, al ser sorprendido por unos paganos mientras transportaba la Eucaristía, prefirió ser apedreado a muerte antes de desvelar lo que llevaba. Leyendo su vida, empecé a vislumbrar que realmente de algo muy grande se tenía que tratar para que un niño como yo entregara su vida. Ahí empecé a entender también la importancia de saborear, conocer y contemplar la vida de los santos.
Hoy miro a mis hijos y pienso en cómo puedo presentarles a esos particulares influencers, que no persiguen likes y muchas veces en vida pasan desapercibidos, que son personas normales como tú y como yo pero que, gracias a su forma de vivir la fe, se convierten en “top ten”.
La alegría de los santos
Entre los influencers del Cielo hay una virtud común que es muy contagiosa: la alegría, motor del alma, propia de la infancia y de la adolescencia, y que todos los padres y madres quieren para sus hijos.
Uno de los muchos influencers de la alegría es la de san Felipe Neri, que buscaba siempre la felicidad, y que tras su conversión no pudo sino intentar dar a los demás algo de lo que él mismo había recibido. ¡Y no me refiero sólo a su afortunada herencia! que también, pues decidió alejarse de la opulencia. ¡Esto sí que es de influencer!
Seguro que a algunos os sonará la canción de Marco Frisina «Prefiero el Paraíso» de la película de san Felipe Neri. Pues, eso es, nuestro santo no lo dio todo por los likes pero sí por el Paraíso. Cautivó a niños y mayores llevando un mensaje de alegría y entrega a los demás.
«¿Y cuándo vamos a ser mejores?» Esta es una frase de gran influencer que repetía san Felipe y que podría hacernos saltar de la cama a todos en una mañana cargada de pereza o cuando no tenemos muchas ganas de ir al colegio.
¡Ah! ¿que necesitamos un empujoncito más? Seguro que la enseñanza de san Felipe Neri sería infalible si la acompañamos de un delicioso desayuno al más puro estilo Instagram y la banda sonora de “Prefiero el Paraíso”. No hay follower que se resista a esto.
Hablando de followers, san Juan Bosco tenía muchísimos, pues es el mayor influencer de “la vida entendida como fiesta y la fe como felicidad”.
¿A quién no le pasa un poco como a san Juan Bosco ante las personas que quiere?
¡Mi mayor satisfacción es verte alegre!” (San Juan Bosco)
“Tristeza y melancolía fuera de la casa mía”, decía Don Bosco. Y es que este santo nos enseñó que no hay mejor lección para niños y jóvenes que “hacer consistir la santidad en estar siempre alegres, haciendo bien las cosas que tenemos que hacer”. ¡Qué manera más fascinante de vivir lo cotidiano! Un tema que seguramente al santo del cine le daría para unos cuantos blogs.
Santo Domingo Savio, a pesar de su corta edad, es también influencer de la grandeza de la alegría en lo pequeño y afirmaba rotundamente: “Antes morir que pecar”. Dicho así puede sonar un poco heavy, pero su actitud nos ayuda en situaciones cotidianas: “antes compartir mi juguete que pelearme con mi hermano”; “antes los demás que mis pretensiones” …
A mí me gusta mucho recordar la primera vez que Domingo se entrevistó con don Bosco y le dijo a este: “¡Ayúdeme a ser santo!”. Un influencer pidiendo a otro influencer que le ayude a ser santo. ¡Cómo mola!
Santo Domingo Savio siempre persiguió ser la mejor versión de sí mismo. Sin duda en la vida de este niño se hicieron presentes desde bien pequeño sus deseos de felicidad, que corresponden claramente con la búsqueda de la santidad. ¡Que nuestros jóvenes no entierren ese deseo!
En la ciudad de Turín, pocos años después de la muerte de don Bosco, nació el beato Pier Giorgio Frassati. Claramente es uno de esos influencers que están entre nosotros. Un santo joven, alegre, y de nuestro tiempo, ingeniero, deportista, amante de la naturaleza que nos enseña nuevamente que la santidad rima con felicidad y que es posible encontrarla tanto en las pequeñas cosas como en lo sublime de una montaña.
Es entonces cuando un simple picnic en familia o una ruta de senderismo con amigos se puede convertir en un planazo para contemplar juntos las maravillas de un paisaje. Un precioso momento para experimentar la necesidad que tenemos de belleza, cuidar y valorar la perfección de la Creación.
Queda claro que los santos despiertan en nosotros el gran deseo de ser como ellos. Viven en cercanía con Dios y son progresivamente transformados. Por tanto, son capaces de gozar cada momento con alegría, pero sin perder un ápice de realismo. Y no nos engañemos: esta es la vocación de todos nosotros.
Y tú, ¿te animas a ser influencer?
Miriam Esteban Benito, Aleteia
Vea también Santoral para todo el año
Evangelio del día
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Comentario
Santa Faustina Kowalska (1905-1938) |
«Amigo, sube más arriba»
Oh humildad, flor de gran belleza, veo cuan pocas almas te poseen – ¿es porque eres tan bella y al mismo tiempo tan difícil de alcanzar? Oh sí, lo uno y lo otro. El mismo Dios tiene predilección por ella. Sobre el alma llena de humildad se entreabren las esclusas del cielo y sobre ella se derrama un océano de gracias. Oh, qué bella es el alma humilde; de su corazón, como si fuera un incensario, sube un perfume extremadamente agradable y, a través de las nubes, llega hasta el mismo Dios y llena de gozo su santísimo corazón. Dios no niega nada a esta alma; una alma así es todopoderosa, influye en el porvenir del mundo entero. Dios, a una tal alma, la levanta hasta su trono. Cuanto más se humilla, más Dios se inclina hacia ella, la sigue con sus gracias y con su poder la acompaña en todo momento. Esta alma está profundamente unida a Dios. |
Oh humildad, implántate profundamente en todo mi ser. Oh Virgen purísima y también la más humilde, ayúdame a obtener una profunda humildad. Ahora comprendo porque hay tan pocos santos, es porque hay pocas almas profunda y verdaderamente humildes. (EDD) |
viernes, 30 de octubre de 2020
Papa Francisco: Tras la pandemia, “los fieles serán más auténticos”
Dado que la pandemia de COVID-19 pone a prueba la práctica de los fieles católicos, el Papa Francisco considera que “tal vez después de esta dura prueba, con estas nuevas dificultades, con el sufrimiento que entra en las casas, los fieles serán más verdaderos, más auténticos”.
El Santo Padre ha pronunciado estas palabras en una entrevista de la agencia de noticias italiana ADN Kronos publicada 30 de octubre de 2020. En ella habla, entre otros temas, sobre la lucha contra la corrupción en la Iglesia y cómo recogió el “testigo” de Benedicto XVI, así como sobre la situación de la COVID-19 y sus repercusiones para los católicos.
“Ahora…te toca a ti
En este sentido, el Pontífice cuenta que al principio de su pontificado visitó a Benedicto XVI. El papa emérito le entregó una caja grande y le dijo: “Todo está aquí”, “los actos con las situaciones más difíciles, he llegado hasta aquí, he intervenido en esta situación, he ahuyentado a esta gente y ahora… te toca a ti”.
De este modo, el actual Obispo de Roma, recogió “el testigo del Papa Benedicto, continué su trabajo”, relata.
COVID-19 y sus repercusiones para los católicos.
Estos “son días de gran incertidumbre, rezo mucho, estoy tan, tan cerca de los que sufren, rezo tanto, estoy tan, tan cerca de los que sufren, a través de la oración estoy con los que ayudan a los que sufren por razones de salud”, dijo refiriéndose a “los santos de la puerta de al lado”.
El Espíritu es quien llama
Sin hacer comentarios en torno a las decisiones políticas que imponen restricciones al culto religioso Francisco compartió una historia que “me ha causado disgusto”. Escuchó de un obispo que dijo que con esta pandemia la gente “se ha deshabituado” de ir a la iglesia, “que nunca más volverán a arrodillarse ante un crucifijo o a recibir el cuerpo de Cristo”.
Y señaló que, si esas personas “vinieron a la iglesia por costumbre, es mejor que se queden en casa. Es el Espíritu Santo quien llama a la gente”.
“Tal vez después de esta dura prueba, con estas nuevas dificultades, con el sufrimiento que entra en las casas, los fieles serán más verdaderos, más auténticos, créame, así será”, expuso el Papa.
Larissa I. López, Zenit
Vea también ¿Mi dolor tiene sentido?
Evangelio del día
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Comentario
Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157) |
Jesús sentado la mesa con los fariseos
El Creador del mundo, eterno e invisible, dispuesto a salvar a todo el género humano que, desde el inicio de los tiempos, se arrastraba y estaba sometido a las duras leyes de la muerte, «en estos tiempos que son los últimos» (Heb 1,2) se ha dignado hacerse hombre..., y, en su clemencia, rescatar a aquellos que su misma justicia había condenado. Para demostrar cual es la profundidad de su amor hacia nosotros, no sólo se hizo hombre, sino hombre pobre y humilde, y «siendo rico, por vosotros se hizo pobre, para que vosotros, con su pobreza, os hagáis ricos» (2Co 8,9). De tal manera se hizo pobre por nosotros que ni tan sólo tuvo dónde reclinar su cabeza: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza» (Mt 8,20). |
Es por eso que él aceptaba ir a las comidas a las que se le invitaba, no por el gusto inmoderado de las comidas, sino para mostrar que había llegado la salvación y suscitar en ellos la fe. En ellas y a través de sus milagros, llenaba de luz a los invitados. En ellas, incluso los sirvientes que, ocupados, estaban en el interior, escuchaban su palabra de salvación. En efecto, nunca menospreció a nadie, nadie era indigno de su amor puesto que «te compadeces de todos, Señor, y no odias nada de lo que has hecho» (Sb 11,24). |
Para llevar a cado su obra de salvación, el Señor entró, pues, un sábado en casa de un fariseo notable. Los escribas y fariseos le observaban para poderle recriminar pues si curaba a un hidrópico, le podían acusar de violar la Ley y, si no le curaba, podían acusarle de falta de compasión y de debilidad... A través de la luz de su purísima palabra de verdad, vieron pronto desvanecerse todas las tinieblas de su mentira. (EDD) |
Oraciones de sanación por traumas pasados
De la infancia o la edad adulta: «Sana, Señor, las heridas que he recibido por haber sido rechazado…»
Oración de sanación por los traumas de la infancia
Perdono a mi padre y a mi madre que, al darse cuenta de que esperaban un hijo no estaban muy contentos,
porque no consideraban que ese momento era el adecuado para acoger a una nueva vida.
Los perdono por el rechazo que mostraron en relación a mi vida;
tenían muchas cosas que arreglar más importantes que yo…
Sana, Señor, las heridas que he recibido al haber sido rechazado incluso antes de nacer.
Borra cualquier rastro de rechazo que ha causado inseguridad, miedo, tensión.
Concedo el perdón a mi madre por las veces que fui herido cuando me decía que me quería diferente,
porque me comparaba continuamente con los demás y no veía mis esfuerzos por mejorar;
perdono a mi madre por ese gesto de falta de estima y confianza hacia mí,
por todas las veces que no encontraba el tiempo para estar conmigo,
por su falta de ternura en esa época fundamental para mi crecimiento afectivo.
Señor, por amor a ti los perdono… (recordar los episodios, los momentos de sufrimiento vividos durante la infancia).
Concedo el perdón a mi padre por su severidad, por el miedo que sentía cuando lo veía,
por la preferencia que sentía que tenía por mis demás hermanos y hermanas;
a menudo él no se percataba de mí y de mi deseo de tenerlo cerca, de mostrarle mi progreso en la escuela;
lo perdono por todas las veces que me habría gustado tenerlo a mi lado para que me consolara,
para hablarle un poco de mí y me daba cuenta cómo su trabajo era más importante que su hijo.
Libera mi mente de las escenas de violencia en las que lo vi pegarle a mi madre;
libérame del rencor hacia él y de cualquier relación de desconfianza hacia las personas.
Sana todas las heridas causadas por la relación con mis padres autoritarios, aprensivos,
que no supieron educarme en la libertad.
Sáname de todas las inseguridades y miedos debidos a la educación que recibí.
Perdono a aquellos que, de alguna manera, abusaron de mí con gestos de violencia,
dejando marcas profundas en mi vida, haciendo que me volviera cerrado y temeroso.
Te entrego, Señor, todos los episodios vividos durante la infancia, para que los sanes,
y no queden huellas en mi memoria de los sufrimientos padecidos.
¡Amén!
Oración de sanación por los traumas de la adolescencia y juventud
¡Cuántos sueños y cuántas desilusiones en aquellos años!
Era la época del amor, pero cuántas heridas por no haber sido amado profundamente como deseaba,
por haber descubierto el sexo no como don de amor recíproco,
querido por ti, Señor y bendecido en el sacramento del matrimonio,
sino como experiencia negativa.
Libérame de esas heridas, Señor, libérame de cada sentimiento de impureza e indignidad.
Si he padecido actos de violencia, de los que aún cargo las consecuencias,
hazme sentir tu fuerza y tu protección: ¡dame confianza y valor!
Sana todas las heridas de esos encuentros en que sentí miedo y que han levantado una barrera con los demás.
Sana todas mis relaciones interpersonales.
Sáname, Señor, de todas las decepciones por las promesas hechas y no cumplidas.
Libérame de todos los traumas que siguen influyendo mi existencia;
te pido que me sanes de estas experiencias dolorosas,
de todas las heridas impresas en la memoria, incluso de las que no me acuerdo,
pero que están presentes en mi inconsciente.
Señor, llena mis vacíos de amor, todos esos momentos en que no fui amado. ¡Llénalos con tu amor!
Quiero bendecir a las personas que han vuelto difícil mi vida y agradecerte los sufrimientos que me han causado.
En tu evangelio dijiste a Pedro que perdonara «hasta setenta veces siete» (Mt 18,22).
Te pido que perdones a las personas que me hicieron sufrir durante mi juventud
y esos episodios que aún afloran en mi mente, generando malestar.
Sana los sentimientos de rencor hacia quienes me han hecho sufrir,
para que se transformen en estima y amor;
te doy gracias por el bien que han hecho en su vida, por su bondad, por su capacidad de amor.
¡Amén!
Oración de sanación por los traumas de la madurez
Con tu ayuda concedo el perdón a todos aquellos que, de alguna manera, fueron causa de episodios dramáticos
en mi pasado, durante el periodo de mi madurez.
Penetra, Señor, mis vivencias, remueve todos los aspectos negativos;
sana con el amor las heridas que siguen abiertas,
desata todas las tensiones relacionadas con esta época,
llévame a la reconciliación, libérame de cualquier inquietud y de cualquier trauma emocional;
libérame de cualquier mecanismo de defensa, sana cada rencor
y dame un corazón de misericordia hacia quien me ha ofendido y herido
en esta época tan importante de mi vida.
Si aún vivo situaciones que no logro perdonar, porque me hacen mucho daño,
que tu Espíritu me conceda la gracia y la fuerza de hacerlo de manera definitiva.
Deseo perdonar cada sufrimiento recibido en todos los ambientes: familiar, social, profesional, eclesial.
Si he intentado, o solo deseado, el suicidio, a causa de heridas demasiado profundas,
o deseo aún no vivir más porque no logro ver la salida,
quiero conceder el perdón a esa persona o ese grupo de personas que han contribuido de alguna manera
a crear en mí esta situación.
Libérame, Señor, de todos los sentimientos de culpa que han vuelto difícil mi vida,
y me han hecho una persona con falta de confianza en sí misma y en los demás.
Libérame de cada relación de adhesión a lo oculto, si he recurrido a magos o a curanderos,
si he buscado la sanación fuera de ti,
si he buscado saber algo de mi futuro con horóscopos u otros instrumentos ilícitos.
¡Libérame, Señor Jesús!
Te pido que sanes todo lo que es causa de pecado;
libérame de la fornicación, de la envidia, de los celos.
Perdona cada vez que juzgo a los demás y me siento juzgado.
Si he creído que los hombres, con hechizos o pociones, han podido cambiar mi vida o la de los demás,
¡libérame, Señor!
Rompe cualquier lazo con el maligno, libérame de todos los ídolos.
Libérame de la ansiedad, de las inseguridades, del miedo al futuro.
Libérame del fracaso, de la depresión, del disgusto que a veces siento frente a mí mismo,
porque me parece que no he hecho nada valioso en mi vida.
Te pido que me llenes de tu amor,
para que sepa amar con todo el corazón a las personas que me han hecho sufrir
y que sepa decir: «Los amo porque los amas tú».
Te pido que sanes desde la raíz los miedos creados por las dudas y temores que me quitan la paz y la alegría de vivir. Vuélveme una persona nueva, libre, capaz de caminar junto a ti en la libertad.
¡Amén!
Gelsomino del Guercio, Aleteia
Vea también El reiki y el new age la atraparon - hasta que rezaron por ella
Las 3 vías de santa Teresa para conocerse a uno mismo
El perfecto equilibrio está en considerar las dos dimensiones: el conocimiento propio y la espiritualidad (conocimiento desde Dios)
Sin embargo, esta gran mujer estaría en contra de dos extremos en los cuales frecuentemente caemos: los psicologismos, y, por otro lado, los espiritualismos evasores.
En la experiencia Teresiana el perfecto equilibrio está en considerar las dos dimensiones: el conocimiento propio y la espiritualidad (conocimiento desde Dios).
Para Teresa solo conociendo a Dios podemos conocer adecuadamente a la persona: “Así el alma en el propio conocimiento; créame y vuele algunas veces a considerar la grandeza y majestad de su Dios: aquí hallará su bajeza mejor que en sí misma”.
Es así que “mirando su grandeza, acudamos a nuestra bajeza” y “jamás nos acabamos de conocer, si no conocemos a Dios”.
Según Teresa, el fundamento de nuestra dignidad está en que hemos sido creados a imagen de Dios, pero además en que estamos habitados en lo interior por su presencia misma:
“Estando una vez en las horas con todas, de presto se recogió mi alma y parecióme ser como un espejo claro toda, sin haber espaldas, ni lados, ni alto, ni bajo que no estuviese toda clara, y en el centro de ella se me representó Cristo nuestro Señor, como le suelo ver. Parecíame en todas las partes de mi alma le veía claro como un espejo, y también este espejo (yo no sé decir cómo) se esculpía todo en el mismo Señor por una comunicación que yo no sabré decir, muy amorosa”.
Para ella la otra dimensión fundamental de este conocimiento propio será el tomar conciencia de nuestras limitaciones y pecados.
Sin embargo, nadie debe quedarse anclado en esa consideración y vivir su conocimiento propio solo desde esa dimensión.
Lo que sí hay que hacer es tomar ventaja de ellas: “procuremos siempre mirar y remirar nuestra pobreza y miseria, y que no tenemos nada que no lo recibimos”.
En resumen, el conocimiento propio está centrado en tres tipos de conocimiento.
1. Por un lado, Dios mismo.
2. En segundo lugar, el proyecto que Dios tiene sobre cada uno de nosotros, valorando nuestra dignidad y la consideración de los dones y talentos recibidos.
3. Y finalmente, la toma de conciencia de nuestra debilidad, pero vista desde la mirada amorosa de Dios.
“El demonio… tuerce el propio conocimiento”
Ella también nos dice que el mal espíritu nos incitará a que lleguemos a desvalorarnos o a confiar demasiado en nosotros mismos.
La tentación es la de una falsa humildad. En todas las faltas de valoración personal, generalmente el mal espíritu anda de por medio.
Para contrarrestar esto la santa nos invita a poner los ojos en Cristo, quien nos muestra la verdad sobre quienes somos. Teresa nos dice que tener un adecuado conocimiento de sí mismo nos evita muchas tentaciones.
El conocimiento propio desde Dios
Al hablar del conocimiento propio en Teresa de Jesús, habrá que tomar en cuenta el principio unificador de su existencia: Jesús.
En Teresa, es fácil descubrir cómo ha integrado su vida desde la perspectiva divina. Ha hecho incluso de sus pecados una verdadera historia de salvación.
De hecho, cada etapa que narra de su vida no la narra desde hechos aislados, sino que se experimenta verdaderamente integrada en Dios.
En la oración de Teresa se dan cita todas las dimensiones de su personalidad: la alegría, el arrepentimiento, la afectividad, las tristezas, los anhelos; pero sobre todo la gratuidad.
Cada etapa de su vida prorrumpe en una oración y ello es signo de saberse integrada desde Dios.
“Jamás nos acabamos de conocer, sino procuramos conocer a Dios; y, mirando su grandeza, acudamos a nuestra bajeza y, mirando su limpieza, veremos nuestra suciedad; considerando su humildad, veremos cuán lejos estamos de ser humildes”.
A medida que crece nuestra experiencia de oración, si esta es auténtica, llegaremos a un conocimiento de la grandeza de Dios, y a la vez, a una mayor comprensión de nuestro ser.
Ayudas para el camino
La primera ayuda es la oración. No podemos hablar de una oración que no ilumine nuestra vida; no hay oración neutra o que deje indiferente la vida del que ora.
Las amistades en Dios también son importantes para Teresa. La santa se muestra muy abierta a dejarse conocer por los otros, es una tarea que recomienda como favorable para los que van en camino de la santidad.
Con mucha madurez, debemos dejar que los otros nos muestren quiénes somos, aspectos valiosos que a veces desconocemos de nosotros mismos.
Las críticas también son medio de descubrimiento para Teresa. Cuando está iniciando su vida mística cae en la cuenta de que todas las murmuraciones que se hacían en su contra le ayudaban a conocerse a sí misma:
“Sabéis vos, mi Señor, que clamaba muchas veces delante de vos, disculpando a las personas que me murmuraban porque me parecía les sobraba razón”.
Y como ya hemos dicho, nuestras miserias personales se convierten también en una vía para descubrir quiénes somos.
Teresa toma conciencia de sus pecados y limitaciones, pero las mira como el escenario en donde Dios actúa. No se queda viendo solo sus miserias, sino que mira cómo el Señor se ha valido de todas ellas para demostrarle su amor:
“Bien sabe Su Majestad que sólo puedo presumir de su misericordia”.
Siguiendo a Teresa, constatamos que la verdadera experiencia de Dios no comienza cuando ya hayamos superado nuestros pecados o limitaciones, sino que, todo lo contrario, crece y madura en medio de la fragilidad:
“Mientras mayor mal, más resplandece el gran bien de vuestras misericordias. ¡Y con cuánta razón las puedo yo para siempre cantar!”.
La verdadera humildad
Nuestros dones y talentos son concedidos por Dios, pero no se nos regalan en base a nuestro merecimiento.
Cuando Dios otorga los dones, cuando son verdaderamente auténticos, ellos mismos llevan impreso el carácter de la humildad, pero creer que no somos capaces de nada es una gran tentación.
Por eso para Teresa la verdadera humildad es andar siempre por los caminos de la verdad de nosotros mismos.
*Todas las citas son tomadas de escritos de la santa.
Luisa Restrepo, Aleteia
Vea también 10 razones para leer la Biblia
San Padre Pío
Video de la última misa del Padre Pío. (Murió pocas horas después).
El Padre Pellegrino asistió al Padre Pío en sus últimos momentos, y en este vídeo narra los hechos que tuvieron lugar en la madrugada del 23 de septiembre de 1968. Posteriormente, el vídeo muestra los funerales del Santo, y su entierro.
jueves, 29 de octubre de 2020
Los 10 consejos del popular psiquiatra Enrique Rojas para ser feliz: la clave es valorar bien
El popular psiquiatra y divulgador Enrique Rojas, catedrático con más de 3 millones de libros vendidos, publica ahora Todo lo que tienes que saber sobre la vida, un libro lleno de sabiduría práctica, que anima a tener ideas claras, fortalecer la voluntad, ser generoso, educar las pasiones y apoyarse en la fe. El libro está organizado en 12 capítulos y el último recoge estos 10 consejos.
Diez consejos para ser feliz
1. La felicidad consiste en ser capaz de cerrar las heridas del pasado
"La felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria. Los psicólogos y los psiquiatras sabemos lo importante que es ayudar a nuestros pacientes a hacer la cirugía estética del pasado, cerrando heridas de forma definitiva y sabiendo encajarlas de forma adecuada en el organigrama de nuestra biografía".
Una persona que no puede cerrar esas heridas puede convertirse, advierte, en una persona "agria, amargada, resentida y echada a perder. En términos psiquiátricos, se convierte en neurótica por esa rampa deslizante y se va viendo invadida de conflictos no resueltos que, antes o después, asoman y la dañan y vuelvcen tóxica".
Entre los autores que han vivido experiencias duras, sobre todo en la cárcel y bajo amenaza, y han escrito de ellas con desapego y perdón, recomienda a Santo Tomás Moro, el cardenal Van Thuan, el misionero en el gulag Walter Ciszek, el escritor ortodoxo Aleksandr Solzhenitsyn o el dramaturgo y político checo Vaclav Havel.
2. Aprender a tener una visión positiva de la vida
"Esto hay que aprenderlo, como casi todo", advierte. "La clave está en el esfuerzo psicológico, un trabajo de artesanía personal mediante el cual vamos siendo capaces de descubrir la dimensión más positiva de la realidad, ese segmento que se esconde en el fondo de los hechos y que tiene unas notas positivas que nos puede enseñar lecciones muy sabias".
Implica la resiliencia, "la capacidad para sacar fuerzas de una experiencia traumática y darle la vuelta y de ese modo ser capaz de ser inexpugnable, pétreo, inalterable, blindado... es todo arte, y significa adquirir una fortaleza extraordinaria para lograr la superación".
3. Tener una voluntad de hierro
"Necesita ser educada desde los primeros años de la vida. Es una pieza clave en la psicología que, si es sólida, consigue que nuestros objetivos y metas lleguen a buen puerto. Toda educación empieza y termina por la voluntad. Tener una voluntad firme es uno de los más claros indicadores de madurez de la persona".
Enrique Rojas con su último libro, del que extraemos estos 10 consejos
4. Tener un buen equilibrio entre corazón y cabeza
Amor e inteligencia forman un bloque bien armado. tener una afectividad sana implica mover bien los hilos de las relaciones con los demás, cargándolas de sentimientos verdaderos, auténticos, sin doblez, descubriendo que lo afectivo es lo efectivo. Y a la vez saber utilizar bien los instrumentos de la razón: la lógica, el análisis, la síntesis, el discernimiento. Ser capaces de respirar por estos dos pulmones a la vez".
5. Es necesario tener un proyecto de vida coherente y realista
El proyecto de vida, explica el psiquiatra, implica cuatro grandes temas: amor, trabajo, cultura y amistad. Debe ser coherente (con "el menor número de contradicciones posibles"). Debe ser realista, "ajustarse a los hechos de la vida personal y del entorno, aunque con ilusión". Hay que cuidar el amor, hay que estar en un trabajo "que agrade y que saque lo mejor de uno mismo", la cultura da libertad y criterio, y la amistad se construye con afinidad, donación, confidencia.
6. Poner los medios para hacer felices a otras personas
Al volcarnos en hacer felices a los demás olvidamos nuestros problemas y dificultades y eso es bueno. "¿Qué puedo hacer para dar unas gotas de felicidad a los que me rodean?" es una pregunta para hacernos con frecuencia. "Hay más alegría en dar que en recibir", dice el psiquiatra, citando una frase que San Pablo dice que es de Jesucristo (aunque no aparece en los Evangelios). También en psiquiatría y psicología, muchos pacientes mejoran en cuanto perseveran un tiempo en servir y ayudar a los demás.
7. Capacidad para apreciar las pequeñas alegrías de la vida cotidiana
"Se trata de saber parar el reloj y detener el tiempo que corre fugaz y apresarlo para, en esos momentos, saborear el instante, sencillo pero muy positivo. Hay una felicidad grande que se refiere a la exploración de cómo va nuestra vida en sus conjunto, y otra felicidad pequeña, que aspira solo a saber disfrutar de lo menudo, de lo cotidiano, desde un paisaje bonito a una excursión por la montaña a la lectura de un libro que nos tiene absorbidos, pasando por una comida o una cena agradables..."
8. Saber valorar las cosas que uno tiene y las que uno ha conseguido
"Lo importante no es haber conseguido ciertas metas -que lo es- sino reconocerlo, apreciarlo, evaluarlo, reconocer que detrás de ellos ha habido lucha, esfuerzo, volver a empezar", advierte Enrique Rojas. Es bueno poder ver cómo se ha ido desarrollando nuestra vida, con sus frutos, "sus avatares y las mil y una peripecias" que nos han sucedido.
9. Darle a las cosas que nos pasan la importancia que de verdad tienen
Con equilibrio de razón y emoción podemos juzgar en su justa medida lo que nos afecta, y quitar importancia a muchas cosas que nos llevan a la tristeza y melancolía. Hay que saber mirar con perspectiva, poniendo distancia. Para eso, es decisivo saber hacia donde queremos ir. El fracaso es a menudo necesario para el desarrollo y la maduración de la personalidad. Con esa perspectiva, no nos derrumbamos en los momentos malos, sino que nos crecemos ante la adversidad. Sobre esto, Rojas recomienda el libro de Ricardo Yepes Stork "Fundamentos de antropología" (Eunsa, Pamplona, 1996).
10. No equivocarse en las expectativas: frenar ambiciones excesivas
La existencia humana siempre tendrá límites y barreras y, como dice el refrán, "no hay que pedirle peras al olmo". "La felicidad absoluta no existe, es una utopía", al menos en este mundo. Pero se puede aspirar a una felicidad razonable, desde la moderación. Al final consiste en "descubrir quién quiero ser, hacia dónde quiero dirigirme, y luego aceptar con serenidad las adversidad y las cosas que al final no salieron bien".
El libro, de unas 240 páginas, aborda varios temas como el amor y el enamoramiento, la madurez sentimental, cómo tener una personalidad madura y equilibrada, la educación sexual y la pornografía (en todas las edades), algunas ideas para vivir bien en pareja, por qué los hombres son emocionalmente más inmaduros que las mujeres, como elegir bien un cónyuge, cómo ganar en fuerza de voluntad y cómo afrontar las adversidades de la vida.
ReL
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