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martes, 10 de noviembre de 2020

Evangelio del día

 

ChristianArt 
 
Lucas 17, 7-10 Somos simplemente sirvientes
 
 
El Pontificio Colegio Beda, Roma, Dibujo de Michael Smith, Diócesis de East Anglia,
 Dibujo en 2020 Lápiz sobre papel,  © Michael Smith / Christian Art

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: ‘Entra enseguida y ponte a comer’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú?’ ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación? Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer’”.

Comentario

Bulle

San Teodoro el Estudita (759-826)
monje en Constantinopla
Catequesis 21 (Les Grandes Catéchèses, Spiritualité orientale n° 79, Bellefontaine, 2002), trad. sc©evangelizo.org.


“Somos simples servidores” (Lc17,10)

Mis hermanos, padres e hijos, una vez más cumplo con mi deber: recordarles el llamado de la catequesis. (…) El que es diligente en sus tareas y cuidadoso en el servicio que se le ha confiado, cómo si sirviera a Dios y no sólo a los hombres, se muestra un obrero irreprochable (cf. 2 Tm 2,15).Que tome sobre él los labores más pesados, que se alegre de velar sobre su prójimo, sabiendo que una gran recompensa le es reservada en el cielo. (…) Cualquiera sea la labor, grande o pequeña, en la carrera incesante del deseo inextinguible de bienes eternos, resistamos valerosamente, soportemos todo con buen humor. Cumplamos todo bajo la inspiración de Dios, perdonándonos mutualmente (cf. Ef 4,32; Col 3,13), llenos de ternura los unos por los otros, al punto que cada uno quiera dar su vida por su hermano (cf. 1 Tes 2,8), en espíritu y en su carne.
Alegría para mi, pecador y desesperado, alegría infinita e inefable, si el Hijo único de Dios los invita y persuade para conducirse así. Él por obediencia a Dios Padre, se abajó al punto que de señor se hizo esclavo, conoció la muerte y muerte de cruz (cf. Flp 2,8). ¡Alegría y júbilo indecible para ustedes también, que cumplen sus mandamientos! No sólo desde ahora recibirán brillantes elogios de los testigos de lo que sucede en ustedes, que triunfan del enemigo y resisten a sus sugestiones y artificios. También en el mundo futuro danzarán en presencia de la gloria de Cristo Dios y serán contados entre los coros angélicos y la asamblea de santos. Como dice el salmo, venerables hermanos: “y todos cantarán mientras danzan. Todas mis fuentes de vida estarán en ti” (Sal 87 (86),7). ¡Este es nuestro llamado! (EDD)





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