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domingo, 29 de noviembre de 2020

Saber decir no es atreverse a reconocer nuestros límites

 

WOMAN, HAND, NO


¿Dedicas mucho esfuerzo a mantener todos los frentes abiertos? Aprende a reconocer tus límites y a decir “no” a los demás, pero también a ti misma. ¡Cuidado con el agotamiento y el burnout! Aprende a reconocer tus límites y a decir “no” a los demás, pero también a ti misma.

¿No es la primera vez que te aconsejan saber decir no, verdad?  Y es que en la actualidad, es un auténtico desafío, sobre todo para las mujeres, gestionar vida familiar, vida profesional y vida conyugal.

Esta situación no es totalmente nueva, porque las mujeres trabajan desde hace mucho tiempo. Sin embargo, el entorno era un poco diferente.

Hoy en día, su ascenso escogido a la vida profesional se ha visto enormemente facilitado por la posibilidad de poder realizar estudios en igualdad de condiciones que los hombres. ¡Y qué felicidad!

Casi al mismo tiempo, a la vida conyugal se le ha atribuido un lugar prominente en un ideal de vida exitosa. Pero, al observar de cerca los funcionamientos de esas parejas ávidas de éxito en todos los ámbitos, ¿Qué vemos?

Léa, casada desde hace trece años con Marc, ocupa un puesto de responsabilidad dentro de una gran empresa. Tienen cuatro hijos de 2 a 12 años y ella está al borde del burnout:

“Siempre estoy agotada físicamente y ya no controlo mi respuesta emocional. Tengo la impresión de hacerlo todo a medias. Tengo la sensación de que mi jefe desearía que estuviera más disponible, que mi marido tiene la impresión de estar casado con una corriente de aire y que mis hijos no reciben siempre la atención de su madre. No me siento a la altura de todas esas expectativas”.

¿Cómo decir no?

En efecto, estar disponible para todos, totalmente y constantemente, en una preocupación perpetua por la perfección, supone un ejercicio de equilibrismo.

¿Cómo pueden las madres hacer frente a este estrés cotidiano? ¿Cómo ser capaz de gestionar bien todas esas misiones en un nivel alto de responsabilidad?

Atreverse a dedicar un poco de tiempo a aliviar la presión

Saber decir no es sin duda una de las primeras decisiones que hay que tomar. Y para ello habrá que abandonar la tendencia perfeccionista y atreverse a reconocer nuestros límites: “¡No, no soy Superwoman!”.

Se trata también de saber compartir tareas, cuando sea posible, en todos los ámbitos de actividad. Con el cónyuge y los abuelos en la vida familiar –¡dichosa la familia que vive cerca de casa de los abuelos!– y con los colegas en la vida profesional.

Por último, hay que atreverse a dedicar un poco de tiempo a aliviar la presión: pasear, leer, escuchar nuestra música preferida…

Soltar lastre, descomprimir, en esta carrera que a veces se desmadra, ayudará a poner cada cosa en su lugar, y la vida conyugal se verá amplificada gracias a ello. Por el bienestar de todos.

En el Antiguo Testamento podemos leer:

Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol” (Qo 3,1).

Marie-Noël Florant, Aleteia

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