La necesidad para una educación sexual nunca ha estado más urgente que ahora
Los cambios de actitudes, comportamientos y estilos de vida en el área de la sexualidad que han sucedido en nuestra sociedad en los últimos 30 años presentan, para padres e hijos, algunos de los problemas más complejos con los cuales se tendrán que enfrentar.
Una educación sexual familiar puede ayudar a reducir las consecuencias de la ignorancia sexual:
- la actividad sexual precoz,
- los embarazos de adolescentes no planeados,
- las infecciones transmitidas sexualmente,
- la transmisión del VIH,
- el abuso y la explotación sexual
Estos problemas tienen costos sociales, económicos y humanos muy altos.
Educar bien en casa tiene beneficios prioritarios e insustituibles a nivel personal, familiar y social:
- Permite que se transmitan los valores familiares
- Proporciona información exacta a los niños
- Enseña destrezas eficaces sobre cómo tomar decisiones educando en la autonomía
- Neutraliza los mensajes sexuales negativos y dañinos de los medios de difusión
¿Se puede hablar de sexo?
¿Cuánta educación sexual ha recibido un niño de cuatro años? ¿ De dónde viene esa educación? A esa edad el sexo no es un sexo ya que es través de sus padres que recibe esa información, ojalá sea de una manera bien pensada y cariñosa.
Los padres dan lecciones de sexualidad a diario desde el nacimiento de su bebé. Le muestran cariño, le abrazan, le miman, le besan… Todo eso representa lecciones positivas sobre la sexualidad.
También será determinante en la educación sexual de los niños, la respuesta de sus padres – o no respuesta- a su curiosidad natural acerca de las diferencias sexuales o a preguntas del tipo: ‘¿de dónde vienen los bebés?’.
Pero los niños reciben muchos mensajes sobre esta importante cuestión fuera de la casa, mensajes a veces negativos o por lo menos dudosos.
Tal vez pienses que los niños de cuatro años no se fijan en los mensajes sexuales que recibimos a diario de la radio, la televisión, la prensa y otros dispositivos tecnológicos pero lo cierto es que su curiosidad empieza desde los primeros años.
Así que lo mejor que podemos hacer es aprovechar estas oportunidades para ir mostrándoles nuestras opiniones y valores sobre el tema, según vayan preguntando.
A los cuatro años su hijo quizás no entienda toda la lección, pero quedará claro que papá y mamá piensan que el sexo es bastante importante como para hablar del tema.
Si los jóvenes no preguntan a sus padres sobre el sexo, no es porque no sean curiosos sino porque han aprendido que no se les puede preguntar, lo ven como un tema incómodo
Si tal sentimiento persiste al crecer, los niños tratan de satisfacer su curiosidad en otras partes: sus amigos, la televisión, experimentando. Desafortunadamente, el resultado son adolescentes mal informados y vulnerables.
Siembra de valores para lograr una adolescencia más serena
Los comportamientos y las decisiones sexuales de los adolescentes tienen una relación directa con su nivel de autoestima. Si tienen una buena opinión de sí mismos, la probabilidad de hacer elecciones positivas, saludables y responsables en la vida, aumenta.
Y es durante los años de escuela primaria que los niños desarrollan el sentido de la autoaceptación y aquí la influencia de la familia es crucial.
Si a un niño se le dice siempre que es “malo”, pronto va a acabar pensando que esa es su identidad y se va a portar así. Pero si sus padres le hacen entender que su comportamiento es lo que no es adecuado (y no el mismo), el niño va a mantener su respeto de si mismo o sea su autoestima.
Cuando ya entran en el sistema educativo, los niños se enfrentan con muchas presiones, exigencias, y expectativas que van más allá de la vida familiar. Es importante entonces que los padres les recuerden que el sentido de lo que vale uno viene de adentro, y no depende del aspecto físico, del éxito académico o deportivo.
Igual que en otros aspectos del crecimiento y desarrollo, los niños necesitan ayuda para sentirse valorados, capaces y aceptados. Por esto mismo es necesario promover:
– La aprobación: Los niños necesitan mucha alabanza. Para los jóvenes, la aprobación de sus padres es la medida de su propio valor. Alaba lo que ha hecho bien o lo que ha intentado hacer bien.
– La aceptación: Al mismo tiempo que reconoces las áreas de excelencia de su hijo, ayúdale a aceptar sus imperfecciones. Si hace alguna cosa de forma inadecuada, asegúrate que comprenda que no te gusta su comportamiento pero le sigues queriendo igual.
– La atención: Muestra un interés sincero por las actividades de tus hijos. Esto les muestra que son importantes. Dedica un tiempo exclusivo a cada uno pues les ayuda a sentirse especiales.
– El logro: Los niños aprenden haciendo cosas y necesitan oportunidades de practicar las destrezas que acaban de adquirir. Dejarles tomar decisiones va a alentar su capacidad a hacerlo y su sentido de responsabilidad.
– El respeto: Los niños son personas también y merecen que se les trate con dignidad y respeto.
La opinión que los niños tienen de sí mismos influye mucho sobre cómo viven y se relacionan con el mundo. Si crecen sintiéndose amados, valorados y capaces, serán mucho más fuertes para afrontar serenamente las grandes cuestiones de la vida, y entre ellas, su propia sexualidad.
Javier Fiz Pérez, aleteia
Y…
Durante esta semana rezamos por las vocaciones (haga clic en oraciones…)
«La familia, iglesia doméstica, es el primer campo donde Dios cultiva las vocaciones. Por ello hay que saber que una recta y esmerada pastoral familiar es de por sí vocacional. Hay que formar a los padres en la generosidad para con Dios si llama a alguno de sus hijos, aún más, enseñarles a pedir en favor de la Iglesia para sus hijos tan inestimable don».
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