Un 32% de los usuarios se sienten mal consigo mismos,
y un 40% es inseguro con su aspecto físico
Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Facebook,
se ve involucrado nuevamente en un escándalo
al no revelar ni atajar los problemas mentales
que Instagram ejerce sobre jóvenes y adolescentes.
De los más de 1.000 millones de usuarios de Instagram repartidos por todo el mundo, más de un 30% de ellos (320 millones) tiene edades comprendidas entre los 18 y los 24 años. Solo en Estados Unidos, el 72% de los adolescentes tiene Instagram, un porcentaje similar al 67% de los españoles jóvenes y adolescentes que usan frecuentemente esta red social.
Sin embargo, que lo use una abrumadora mayoría de la población juvenil no significa que los usuarios estén satisfechos o sean felices gracias al uso de la red social que adquirió Facebook por 1.000 millones de dólares en 2012.
Según los últimos documentos de Facebook filtrados por Wall Street Journal, se muestra que la realidad es totalmente contraria y se puede afirmar que la confesión de Eva Behrens, una estudiante de 17 años consultada por Facebook, es algo parecido a un patrón: “Cada vez que me siento bien conmigo misma, voy a Instagram y todas mis buenas sensaciones desaparecen”.
Instagram, detrás de la inseguridad de una de cada tres adolescentes
Esta solo es una más de las miles de encuestas realizadas por Facebook sobre el uso de Instagram en adolescentes en marzo de 2020. Las respuestas no fueron las que Mark Zuckerberg esperaba ver. Tampoco que el 32% de las chicas afirmasen que, "cuando se sienten mal con su cuerpo, Instagram les hace sentir peor”.
Al ser preguntado por los niños y jóvenes en relación a la salud mental, el mismo Zuckerberg no dudó en afirmar en marzo de 2021 que “el uso de aplicaciones para conectarse con otras personas puede tener beneficios positivos para la salud mental”.
Una realidad muy distinta a la que mostraron las diapositivas filtradas, que admiten la responsabilidad de Instagram en “que los problemas de imagen corporal empeoren en una de cada tres adolescentes”, así como que los jóvenes “culpan a Instagram por los aumentos en la tasa de ansiedad y depresión”.
Una de las diapositivas filtradas, que reconoce que un elevado porcentaje de adolescentes que buscan la salud y estabilidad mental, admiten que Instagram lo empeora.
De la comparación o sentirse mal al suicidio
“Esta reacción”, continúa el informe, “fue espontánea y consistente en todos los grupos”, y e destaca que entre los adolescentes que admitieron tener pensamientos suicidas, el 13% de los usuarios británicos y el 6% de los estadounidenses encontraron el origen de este deseo en Instagram.
Entre otros datos, en uno de los estudios realizados por los investigadores internos de Facebook en 2019, concluyeron que “el 14% de los niños en los Estados Unidos admitieron que Instagram los hacía sentir peor consigo mismos”.
Un año después, encontraron que el 40% de los adolescentes varones experimentan con frecuencia comparación social negativa.
Muchos saben que Instagram no les hace bien, pero lo necesitan
Algunos de los documentos e investigaciones de Facebook indican que los efectos de Instagram no son dañinos para todos los usuarios, y que para la mayoría de los adolescentes, los efectos de la comparación social negativa –producida por estar en continuo contacto con imágenes de gente aparentemente mejor, con mejor estilo de vida e imposibles de alcanzar– son manejables.
Sin embargo, las filtraciones destacan todo lo contrario.
Facebook descubrió que más del 40% de los usuarios de Instagram que informaron sentirse “poco atractivos” dijeron que la sensación comenzó en la aplicación.
Aproximadamente una cuarta parte de los adolescentes que informaron “no sentirse lo suficientemente bien” situaron el origen en la misma causa.
La imagen perfecta, ser atractivo o un estilo de vida al alcance de pocos son los valores más transmitidos por Instagram a sus usuarios.
Otro de los datos alarmantes que se desprenden de las filtraciones y que Facebook conocía era el componente adictivo de Instagram.
“Los adolescentes nos dijeron que no les gusta la cantidad de tiempo que pasan en la aplicación, pero sienten que tienen que estar presentes”, destacó un gerente de investigación de Instagram. “Con frecuencia se sienten adictos y saben que lo que ven es malo para su salud mental, pero se sienten incapaces de parar”.
Dos peligros para jóvenes y adolescentes
A raíz de la filtración, no solo se desprende la alta “toxicidad” de Instagram para los adolescentes, sino que detalla dos peligros para su integridad física y emocional.
1º) La comparación negativa
Uno de ellos es la impotencia emocional que supone compararse con imágenes inalcanzables o incluso retocadas.
Instagram es conocido por las múltiples posibilidades de edición de imagen que ofrece. Sus usuarios se fijan en influencers y modelos.
Es la combinación de estas dos características lo que hace que la mayoría de jóvenes y adolescentes estén continuamente comparándose con alguien que, en muchos aspectos, aparenta “ser mejor”.
Por este motivo, los investigadores relacionados con el informe de Facebook e Instagram llegaron a recordar a los usuarios que las publicaciones podían no ser realistas, pero era tarde. La oleada generalizada de comparaciones negativas fue imposible de detener. Incluso cuando las participantes de estudios sabían que las fotos estaban retocadas, admitían sentirse peor consigo mismas después de verlas.
2º) Inseguridad y trastornos de la personalidad
Sentirse como objetos, y por tanto la generación de una baja inseguridad, es el segundo de los riesgos para los jóvenes, en muchos casos relacionado con trastornos de personalidad y alimenticios.
La concesión de una importancia desmedida al cuerpo que se da en Instagram provoca que los usuarios ocupen gran parte de su vida y de su día a día con la consigna de ser aceptados por su imagen.
Este pensamiento lleva a sentir vergüenza y baja autoestima, y el simple hecho de hacerse un selfie para publicarlo les lleva a sentirse peor ya que, más allá de que pocos se consideren satisfechos y seguros de sí mismos, los usuarios acaban convencidos de que su valor reside en la valoración que otros hagan de su apariencia.
Todo ello es lo que llevó a la propia compañía tecnológica a admitir, de forma interna, lo que los investigadores documentaron durante años: que Instagram –y no solo Instagram– es perjudicial para los adolescentes.
Otra de las filtraciones, según la cual uno de cada cinco adolescentes reconoce que Instagram les hace sentirse peor con ellos mismos.
Consecuencias: trastornos alimenticios durante años o días huyendo de la red social
Anastasia Vlasova es uno de los casos más sonados y paradigmáticos. Pasaba cerca de tres horas diarias en la red social desde que se abrió la cuenta con 13 años.
“Cuando entraba, todo lo que veía eran imágenes de cuerpos cincelados, abdominales perfectos y mujeres que hacían 100 burpees en 10 minutos”, recoge Wall Street Journal. Anastasia, que ahora tiene 18 años, arrastra un trastorno alimentario desde hace cinco, y varios yendo a terapia.
La imagen jovial en redes tapa la imagen real del joven; Instagram va asociado a mucho agobio y hasta adicción
Lindsay Dubin, de 19 años, explica que decidió hacer más ejercicio y buscó entrenamientos en Instagram. Desde entonces, el algoritmo de la aplicación dirige a la pestaña “explorar” consejos para perder peso, el tipo de cuerpo ideal o lo que debería y no debería comer. “Es como si me golpease cada vez que entro en Instagram”, admitió.
Anuncian un Instagram para niños menores de 13 años
Lejos de tomar medidas para frenar esta crisis psicológica de la juventud global, los directivos de Facebook pretenden desarrollar una nueva red social similar a Instagram pero orientada a menores de 13 años. En marzo de este año, Buzz Feed News tuvo acceso a una publicación interna en la que el directivo Vishal Shah anunciaba:
“Estoy emocionado de anunciar que… hemos identificado el trabajo juvenil como una prioridad para Instagram y lo hemos agregado a nuestra lista de prioridades. Construiremos un nuevo pilar juvenil dentro del Community Product Group para enfocarnos… en construir una versión de que permita a las personas menores de 13 años usar Instagram de forma segura por primera vez”
“Cuando se le preguntó si la compañía había estudiado los posibles efectos de la aplicación en los niños, Zuckerberg respondió con un `creo que la respuesta es sí´”, añaden los periodistas Georgia Wells, Jeff Horwitz y Deepa Seetharaman.
Los millennials, la generación que más sola se siente
Los problemas psicológicos de inseguridad y otros como los trastornos alimenticios o incluso los intentos de suicidio no son los únicos potenciados por el acceso precoz a las pantallas y redes sociales.
Preguntada por la necesidad de los niños y adolescentes de socializar, la doctora en Educación y Psicología y experta Catherine L’Ecuyer destaca en el canal Haciéndote Preguntas la pérdida de la amistad y la interacción social como algunos otros problemas que son cada vez más frecuentes.
"No es lo mismo conectarse con WiFi que humanamente. Un estudio de 2019 de YouGov dice que los millennials son la generación que más sola se siente: un 30% dice no tener mejor amigo y un 20% dice no tener ninguno", explica. "Es una paradoja tener 5.000 amigos en Facebook y por otro lado no tener ninguno en la vida real".
Falta de amistad, de atención o impulsividad: los "otros" problemas de las redes
"La amistad de verdad supone conocerse mutuamente, compartir con el otro quienes somos. Hoy hay muchos adolescentes que tienen un concepto muy pobre de su identidad personal, por que muchas experiencias de las que han tenido provienen del mundo digital, reducen su identidad a una huella digital pero, ¿quién puede tener una amistad con una huella digital?"
De hecho, continúa, "en esa franja de edad, hay una relación entre el consumo de tecnología y problemas como la inatención, la reducción en el vocabulario o la impulsividad".
"Durante mucho tiempo hemos pensado que el acceso universal a la tecnología era la solución para mejorar la educación, pero eso no es así. El consumo de internet no reduce, sino que aumenta la brecha social. No da las herramientas para navegar en internet, y cuanto menos preparado esta una persona, más vulnerable es a los efectos secundarios de la tecnología".
Catherine L’Ecuyer, durante su intervención en Haciéndote Preguntas sobre redes sociales y educación.
José María Carrera / ReL
Vea también Mensaje del Concilio Vaticano II a los Jóvenes
No hay comentarios:
Publicar un comentario