En un gesto profundamente simbólico, jóvenes del Líbano presentaron al Papa León XIV una serie de objetos que narran el dolor, la resistencia y la esperanza de un país herido. Cada uno muestra la fe viva de una generación que, pese a la guerra y la crisis, se niega a perder la luz.
En su segundo día en el país de los cedros, el Papa se
reunió con cerca de 15 mil jóvenes de todo el Líbano en la
plaza frente al Patriarcado de Antioquía de los Maronitas, en Bkerké. El Santo
Padre recorrió la explanada durante varios minutos, saludando con cercanía y
afecto a quienes habían acudido para escucharlo.
Antes de su mensaje, los jóvenes
presentaron objetos cargados de significado, que reflejaban tanto las heridas
del pueblo libanés como su inquebrantable esperanza.
1. Escultura de dos manos
juntas
La escultura, junto al uniforme que depositaron en
ellas, simbolizan a la enfermera que salvó a tres niños durante la explosión en
el puerto de Beirut en el año 2020, tragedia que dejó más de 200 muertos y 7
mil heridos.
“Tiéndenos tu mano para que nos ayudes y nos sostengas
con gracia y alegría que perduran a pesar del dolor”, pidieron.
2. Semillas de trigo y espigas
Los jóvenes también llevaron semillas de trigo y
espigas que fueron germinadas en el lugar de la explosión, como un pedido de
que “la palabra del Señor vuelva a florecer en las propias vidas y siga siendo
fuente de esperanza para todas las personas”.
3. Piedra de la Iglesia de San
Jorge
Otro objeto que presentaron fue una piedra de la
iglesia de San Jorge en Yarun, al sur del país. El templo, construido hace 150
años, fue bombardeado y destruido durante la reciente guerra.
“Recuerdan que la guerra destruyó y dispersó sus
piedras; sin embargo, confían en Dios como piedra angular de nuestra Iglesia y
en ellos mismos como piedras vivas”.
4. Uniformes y una linterna
Junto a la escultura, dejaron uniformes de protección
civil, del ejército y una linterna, representando a quienes perdieron la vida
ayudando durante la explosión de Beirut.
“Le ofrecen esta linterna y estas prendas, que han
sido sacrificadas y donadas con gran amor, junto con cada joven libanés y
libanesa que, a pesar del sufrimiento, no ha perdido la esperanza”.
5. Fragmentos de madera y hierro
Procedentes de casas destruidas por la guerra y la
explosión, estos fragmentos expresan el deseo de los jóvenes de ser renovados
en Cristo.
“Tú eres el único que puede ayudarnos a levantarnos y
a sanar nuestras heridas”.
6. Pasaporte libanés y un puñado de
tierra
Representan la emigración juvenil y los suicidios
derivados de la crisis económica.
“Señor, en medio de estas crisis económicas, te
ofrecemos este pasaporte. Enséñanos a discernir tu voluntad, a cuidar de
nuestra patria afligida y a no vaciarla de sus hijos”.
7. Cedro y la bandera libanesa
Un pequeño cedro en maceta, junto a la bandera del
país, representó a los ciudadanos expatriados que permanecen firmes como el
árbol emblemático del Líbano.
“Señor, te ofrecemos nuestro cedro libanés y la
bandera de nuestra patria. Así te ofrecemos a cada persona en el Líbano,
ciudadano, desplazado, refugiado, para que puedas despertar en nosotros un
espíritu de pertenencia y para que podamos ser como el cedro, inclinándonos
solo para honrarte y glorificarte”.
8. Niño Jesús
Finalmente, un grupo de jóvenes con discapacidad
presentó una imagen del Niño Jesús, símbolo del renacimiento de la nación a
través de la esperanza en Cristo.
“Nuestra patria es una tierra de misión, fraternidad y
vida compartida. Te ofrecemos, Señor, la encarnación del Niño Jesús, que
simboliza el nuevo nacimiento de nuestro país, herido y frágil. Por medio de
Él, con gran fe, te proclamamos que tu nacimiento se renueve cada vez en
nuestros corazones, haciendo brillar la luz de tu cruz en la oscuridad de
nuestra realidad.
Enséñanos a caminar de nuevo contigo y a renovar
nuestra promesa de ser artífices de paz, inspirándonos en el Emanuel, para que
podamos celebrar con alegría la resurrección de nuestra patria”.
Que el testimonio de estos jóvenes
inspire al mundo entero a orar por el Líbano y a mantenerse firme en la
esperanza, incluso en medio de las mayores dificultades.
Harumi Suzuki, churchpop

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