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sábado, 31 de mayo de 2025

Evangelio del día: Fiesta de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel


 

Libro de Sofonías 3,14-18a.

¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén!
El Señor ha retirado las sentencias que pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti: ya no temerás ningún mal.
Aquel día, se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos!
¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! El exulta de alegría a causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría,
como en los días de fiesta. Yo aparté de ti la desgracia, para que no cargues más con el oprobio.


Libro de Isaías 12,2-3.4bcd.5-6.

Este es el Dios de mi salvación:
yo tengo confianza y no temo,
porque el Señor es mi fuerza y mi protección;
él fue mi salvación.
Ustedes sacarán agua con alegría
de las fuentes de la salvación.

Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
anuncien entre los pueblos sus proezas,
proclamen qué sublime es su Nombre.

Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso:
¡que sea conocido en toda la tierra!
¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión,
porque es grande en medio de ti
el Santo de Israel!


Evangelio según San Lucas 1,39-56.

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,
exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque él miró con bondad la pequeñez de tu servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa
Bulle

Benedicto XVI
papa 2005-2013
Discurso del 31 de mayo 2006, gruta de Lourdes, Vaticano (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)


Donde llega María, Jesús está presente

Hoy, en la fiesta de la Visitación, como en todas las páginas del Evangelio, vemos a María dócil a los planes divinos y en actitud de amor previsor a los hermanos. La humilde joven de Nazaret, aún sorprendida por lo que el ángel Gabriel le había anunciado —que será la madre del Mesías prometido—, se entera de que también su anciana prima Isabel espera un hijo en su vejez. Sin demora, se pone en camino, como dice el evangelista (cf. Lc 1, 39), para llegar "con prontitud" a la casa de su prima y ponerse a su disposición en un momento de particular necesidad.
¡Cómo no notar que, en el encuentro entre la joven María y la ya anciana Isabel, el protagonista oculto es Jesús! María lo lleva en su seno como en un sagrario y lo ofrece como el mayor don a Zacarías, a su esposa Isabel y también al niño que está creciendo en el seno de ella. "Apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo —le dice la madre de Juan Bautista—, saltó de gozo el niño en mi seno" (Lc 1, 44). Donde llega María, está presente Jesús. Quien abre su corazón a la Madre, encuentra y acoge al Hijo y se llena de su alegría. La verdadera devoción mariana nunca ofusca o menoscaba la fe y el amor a Jesucristo, nuestro Salvador, único mediador entre Dios y los hombres. Al contrario, consagrarse a la Virgen es un camino privilegiado, que han recorrido numerosos santos, para seguir más fielmente al Señor. Así pues, consagrémonos a ella con filial abandono. (EDD)

Reflexión sobre el cuadro

Al acercarnos al último día de mayo, el mes tradicionalmente dedicado a Nuestra Señora, y mientras celebramos la fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen María, me gustaría compartir una historia contada una vez por el obispo Fulton Sheen, una hermosa reflexión sobre el papel de María en nuestras vidas.

Durante una visita a una escuela de su archidiócesis de Nueva York, un joven alumno preguntó a Mons. Sheen: "¿Qué puede hacer la Virgen por nosotros?". Se quedó pensativo y le contó un sueño que había tenido. En el sueño, Dios hablaba a San Pedro, frustrado porque el cielo parecía inusualmente abarrotado. "Demasiada gente entra sin papeles", le decía Dios. "Tú estás a cargo de las puertas, ¿qué está pasando? Pedro respondió: "No soy yo, Señor. Yo rechazo a muchos. Pero cuando cierro la puerta, se acercan a la ventana y la madre de tu Hijo les deja entrar". Es una historia encantadora y conmovedora, que refleja el amor perdurable de María y su constante intercesión en nuestro favor.

El Evangelio de hoy nos recuerda que la fe de María estaba viva, no sólo en sus actos de amor, sino también en su profunda oración. Su gran himno de alabanza, el Magnificat, ha resonado a lo largo de los siglos como un testimonio de confianza en la misericordia de Dios. La Visitación -el encuentro de María con Isabel- es también el encuentro de dos embarazos milagrosos: el de la Madre del Salvador y el de la madre de su último profeta, Juan Bautista. Ambas mujeres comprendieron el misterio más profundo que se desplegaba en su abrazo.

En realidad, cada encuentro entre dos personas, especialmente entre dos creyentes, lleva consigo una gracia oculta. Cada encuentro es portador de una pequeña realidad espiritual que a menudo se esconde bajo la superficie. María nos muestra cómo reconocer esa gracia, responder con alegría y llevar siempre a Cristo a los demás.

En el Retablo de Gante de Jan van Eyck, la Virgen María aparece entronizada junto a Dios Padre, coronada como Reina del Cielo y con un libro abierto en el regazo. El libro representa las Sagradas Escrituras, especialmente el Antiguo Testamento, y destaca el papel de María en el cumplimiento de las promesas de Dios. Con su "sí" en la Anunciación, se convirtió en el recipiente a través del cual entró en el mundo el Mesías largamente esperado, cumpliendo así las profecías de antaño.

by Padre Patrick van der Vorst

Oración

(nota: el día de hoy es también día de fiesta de Nuestra Señora del Sagrado Corazón)

Acuérdate Nuestra Señora del Sagrado Corazón,

de las maravillas que Dios hizo en ti.
Te escogió como Madre de su Hijo
a quien seguiste hasta la cruz.
Te glorificó con Él, escuchando con agrado
tus plegarias por todos los hombres.
Llenos confianza en el amor del Señor
y en tu intercesión, venimos contigo
a las fuentes de su corazón 
de donde brotan para la vida del mundo,
la esperanza y el perdón,
la fidelidad y la salvación.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón:
Tú conoces nuestras necesidades,
habla al Señor por nosotros y por todos
los hombres.
Ayúdanos a vivir en su amor,
para eso, alcánzanos las gracias
que le pedimos
y las que necesitamos.
Tu petición de Madre es poderosa:
Que Dios responda a nuestra esperanza.
Amén






















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