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viernes, 9 de mayo de 2025

El papa León XIV, en su primer mensaje al mundo, ofrece y pide "construir puentes para el diálogo"



  • Prevost ha hablado de paz, unidad y valentía para una Iglesia misionera "abierta a todos"
  • El papa León XIV, asomado por primera vez al balcón de la Basílica de San Pedro, se ha dirigido al mundo con un mensaje rotundo: la paz.

Sus primeras palabras, pronunciadas bajo una indisimulable emoción, han indicado que los cardenales reunidos en Roma han elegido el camino de la continuidad. De forma explícita, el nuevo pontífice ha dado gracias al papa Francisco, su predecesor. "Seguimos conservando en nuestros oídos esa voz débil pero siempre valiente del papa Francisco, que bendijo a Roma", ha dicho.

"¡La paz esté con todos vosotros!", han sido las esperadas palabras con las que ha roto su silencio después de recibir durante unos segundos el aplauso de los miles de fieles reunidos en la plaza, mirando de un lado a otro con las manos cruzadas, luego abiertas, con un gesto sonriente y algún suspiro delator de su sentimiento.

La palabra paz se ha repetido varias veces en el texto que Prevost ha sostenido entre sus manos y ha leído a esa multitud atenta y expectante. "Queridísimos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo resucitado, el buen pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. Yo también querría que este saludo de paz entrase en nuestro corazón y llegase a vuestras familias, a todas las personas, estén donde estén. A todos los pueblos, a toda la Tierra. La paz sea con vosotros".

En palabras de León XIV, la paz ha tenido adjetivos: "Esta es la paz desarmada y desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios, que nos ama a todos de manera incondicional". Ha recordado la bendición que daba el papa Francisco la mañana del día de Pascua: "Permitidme seguir esa bendición. Dios nos quiere y el mal no prevalecerá".

"Sin miedo, todos unidos, avancemos"

La unidad ha sido otro de los valores que ha querido invocar en este día histórico: "Sin miedo, todos unidos de la mano de Dios y entre nosotros, avancemos", ha exhortado a los millones de personas que le estaban escuchando en todo el mundo. Además, ha pedido ayuda en el propósito de lograr esa unión: "Ayudadnos también vosotros, los unos con vosotros, a construir puentes mediante el diálogo, mediante el encuentro. Uniéndonos todos para ser un único pueblo, siempre en paz".

Además de a su predecesor Francisco, también ha dado las gracias a todos los cardenales que lo han elegido para ser el sucesor de Pedro. De nuevo ha acudido a la valentía como guía para avanzar: "Buscando siempre trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo. Para proclamar el evangelio, para ser misioneros".

Se ha reconocido como un "hijo de San Agustín, agustiniano", ha enviado un saludo especial a la Iglesia de Roma y, pidiendo permiso y en español, también al pueblo de Chiclayo, en Perú.

León XIV se dirige en español a los fieles en su primer discurso como papa

El rumbo de la Iglesia bajo su pontificado será el de la apertura; así han sido las palabras con las que lo ha expresado: "Debemos buscar juntos cómo ser una iglesia misionera que construya puentes y diálogo. Siempre abierta a recibir a todos, como esta plaza con los brazos abiertos. A todos los que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, el diálogo y el amor".

Discurso completo del papa León XIV en su primera aparición en San Pedro

¡La paz esté con todos vosotros! Queridísimos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo Resucitado, el buen pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. También yo quisiera que este saludo de paz entrara en nuestro corazón, alcanzara a vuestras familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. ¡La paz esté con vosotros!

Esta es la paz de Cristo Resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente. Aún conservamos en nuestros oídos esa voz débil pero siempre valiente del papa Francisco que bendecía a Roma. ¡El papa que bendecía a Roma daba su bendición al mundo, al mundo entero, aquella mañana del día de Pascua! Permitidme dar continuidad a esa misma bendición: ¡Dios nos quiere, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá! ¡Estamos todos en las manos de Dios! Por lo tanto, sin miedo, unidos de la mano con Dios y entre nosotros, sigamos adelante. Somos discípulos de Cristo. Cristo va delante de nosotros. El mundo necesita su luz. La humanidad necesita de Él como el puente para ser alcanzada por Dios y su amor. Ayudadnos también vosotros, luego los unos a los otros, a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz. ¡Gracias al papa Francisco!

Quiero agradecer también a todos los hermanos cardenales que me han elegido para ser sucesor de Pedro y caminar junto a vosotros, como una Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, tratando siempre de trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio, para ser misioneros. Soy hijo de San Agustín, agustino, que dijo: “Con vosotros soy cristiano y para vosotros obispo.” En este sentido, todos podemos caminar juntos hacia esa patria que Dios nos ha preparado.

¡A la Iglesia de Roma, un saludo especial! [aplausos]Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes, el diálogo, siempre abierta a acoger como esta plaza con los brazos abiertos. Todos, todos los que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, el diálogo y el amor.

(PARTE EN ESPAÑOL) Y si me permitís también, una palabra, un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo (FIN DE LA PARTE EN ESPAÑOL).

A todos vosotros, hermanos y hermanas de Roma, de Italia, de todo el mundo, queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que busca siempre estar cerca especialmente de quienes sufren. Hoy es el día de la Súplica a la Virgen de Pompeya. Nuestra Madre María quiere siempre caminar con nosotros, estar cerca, ayudarnos con su intercesión y su amor.

Entonces, quisiera rezar con vosotros. Recemos juntos por esta nueva misión, por toda la Iglesia, por la paz en el mundo, y pidamos esta gracia especial a María, nuestra Madre.

rtve, Lucía Rodil



















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