
Originario de Chicago, León XIV también conoce y ama Perú, su país de corazón, cuya nacionalidad obtuvo en 2015, año en que se convirtió en obispo de Chiclayo. El día de su elección, el 8 de mayo de 2025, rindió homenaje a "su querida diócesis de Chiclayo". Un país donde nada menos que el 96% de la población es católica, según el informe 2023 de Ayuda a la Iglesia Necesitada sobre la libertad religiosa, y donde la Iglesia ha desempeñado un papel importante en la formación histórica, cultural y moral del país.
Muchos sacerdotes misioneros han contribuido a la fundación de la nación, desarrollando ciudades, atendiendo a los más pobres, facilitando el acceso a la educación a las poblaciones indígenas y a las mujeres en la enseñanza universitaria. Las dos universidades más famosas de Perú fueron fundadas por comunidades religiosas: la Universidad de San Marcos por la congregación dominica en 1551, y la Pontificia Universidad Católica del Perú por el padre Jorge Dintilhac de los Sagrados Corazones en 1917.
Religión de Estado desde la colonización española (1527-1533) hasta 1979, el catolicismo sigue inspirando gran fervor entre los fieles, con excepción de las grandes ciudades, donde experimenta un cierto declive bajo la creciente influencia de diversas organizaciones evangélicas. Perú ha dado a luz a grandes santos que merecen ser conocidos, y ha construido santuarios que aún perpetúan la devoción a Cristo y a la Virgen. Una piedad latina y popular que quizá coloreará el pontificado de León XIV.
Santos humildes y constructores
Perú ha visto nacer a tres figuras declaradas santas por la Iglesia católica y que gozan de gran devoción entre los peruanos. La más venerada es santa Rosa de Lima (1586-1617), primera santa del Nuevo Mundo, que se convirtió en patrona de Perú y de la ciudad de Lima, pero también de América, Filipinas, la policía nacional y la Universidad Católica de Perú.
Nombrada Isabel De Flores Y Del Oliva al nacer, décima hija de una familia pobre limeña, santa Rosa de Lima fue una terciaria dominica que pasó parte de su vida en oración y austeridad en una pequeña ermita al fondo del jardín de sus padres. Con ardiente celo por la salvación de los pecadores y de los indios, por los que quiso dar su vida, se sometió a toda clase de sufrimientos para ganarlos para Cristo.

San Martín de Porres es el patrón de los humillados. Hijo de una antigua esclava negra peruana y de un noble castellano español que no le reconoció, san Martín de Porres soportó toda una vida de humillaciones y desprecios a causa de su nacimiento ilegítimo y del color de su piel. A los 22 años, ingresó como enfermero en la orden terciaria laica de los dominicos. Al enterarse de que su convento se ahogaba en deudas, suplicó al prior que lo vendiera como esclavo "para que al menos sirviera de algo a la comunidad". Muy popular en Perú, es invocado por todos aquellos que sienten desprecio o un profundo sufrimiento.
Por último, los peruanos también recurren a San Turibio de Mongrovejo (1538-1606), conocido como el Constructor, gran protector de los pueblos indígenas de Perú. Originario de Mayorga (España), era aún seglar cuando fue nombrado arzobispo de la diócesis de Lima por el rey Felipe II. Abrió el primer seminario de América Latina y construyó iglesias, conventos, hospitales, carreteras y escuelas.
Profundas devociones marianas

La devoción a la Virgen del Carmen es, sin duda, la devoción mariana más extendida en Perú. Tomó auge en América Latina en el siglo XVI con las misiones españolas. Se celebra masivamente el 16 de julio, sobre todo en Paucartambo, en la región de Cuzco, donde se la conoce cariñosamente como "Mamacha del Carmen".

Otra devoción mariana da lugar a una gran fiesta anual, sobre todo en Puno, a orillas del lago Titicaca: la fiesta de la Virgen de la Candelaria, que conmemora la Presentación de Jesús en el templo y la purificación de la Virgen cada 2 de febrero. La imagen asociada a la Virgen de la Candelaria es la de una aparición de la Virgen que se apareció a dos jóvenes pastores en la isla de Tenerife, en España.
Por último, la Virgen de la Puerta es una devoción mariana muy extendida en el norte de Perú. Se venera en el santuario de Otuzco, un pueblo de montaña situado a 75 kilómetros de Trujillo. Cada 15 de enero, es llevada a la catedral del pueblo, donde una procesión reúne a miles de fieles y danzantes. Entre estos últimos se encuentran "los negritos d'Otuzco", antiguos trabajadores pobres descendientes de esclavos africanos, que sienten gran veneración por la Virgen, a la que creen liberada de su servidumbre.
Devociones a Jesucristo preso o crucificado
La devoción al Señor de los Milagros es una de las más importantes en Perú. Está vinculada a una imagen de Cristo crucificado, pintada por un esclavo angoleño en una pared del distrito de Pachacamilla en el siglo XVII. En 1655, a pesar de un violento terremoto, el muro con la imagen de Cristo permaneció intacto, lo que se consideró un milagro. Desde entonces, el Cristo de Pachacamilla es venerado como el Señor de los Milagros, y la imagen se conserva en el Santuario Nazareno de Lima. Cada mes de octubre, miles de fieles vestidos de púrpura desfilan en procesión con motivo de la fiesta del Señor de los Milagros.

Especialmente venerada en el norte de Perú, en la región de Piura, cerca de la frontera con Ecuador, la devoción al Señor Cautivo de Ayabaca se remonta a una estatua esculpida en el siglo XVII, que representa a Cristo prisionero, con las manos atadas, durante su arresto antes de la Pasión. Se conserva en el santuario de Ayabaca, un pequeño pueblo andino situado a más de 2 mil 700 metros de altitud, que acoge a decenas de miles de fieles cada mes de octubre.

Por último, la devoción al Señor de Qoyllurit'i combina la espiritualidad cristiana con las tradiciones andinas prehispánicas. Es conocida gracias a una espectacular peregrinación que tiene lugar 58 días después de Pascua a lo largo de tres jornadas en las montañas que rodean Cuzco, a más de 5 mil metros de altitud.
En 2011, la UNESCO declaró la peregrinación Qoyllurit'i Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Qoyllurit'i significa "Señor de las Nieves Brillantes" en quechua. Cuando el catolicismo retomó esta tradición ancestral, añadió una imagen del Cristo crucificado, que apareció milagrosamente en una roca en el siglo XVIII a un niño indígena. Entre las antiguas tradiciones de los Andes, la peregrinación incluye procesiones de la cruz de Cristo.
Mathilde De Robien, Aleteia
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