Tras la muerte y resurrección de Jesús, los sacerdotes y obispos se convirtieron en los guardianes de la fe y se les confió la tarea de apacentar el rebaño de Cristo.
También se les encomendó la tarea de predicar el Evangelio hasta los confines de la tierra, llevando el mensaje de amor y misericordia de Jesús al mayor número posible de personas.
No son tareas fáciles. Exigen sacrificio, y muchos jóvenes pueden dudar en comprometerse con una vida así.
Esto ha llevado a una disminución de los hombres que responden a la llamada de Dios, reduciendo el número de pastores que trabajan en los campos del Señor.
Ella vela por el crecimiento de las vocaciones
En tiempos como los actuales, es importante acudir a la Virgen María, como explicó san Juan Pablo II en su exhortación apostólica Pastores dabo vobis:
"Todos los aspectos de la formación sacerdotal pueden remitirse a María, el ser humano que ha respondido mejor que ningún otro a la llamada de Dios. María se hizo a la vez sierva y discípula del Verbo hasta el punto de concebir, en su corazón y en su carne, al Verbo hecho hombre, para entregarlo a los hombres. María fue llamada a educar al único sacerdote eterno, que se hizo dócil y se sometió a su autoridad materna. Con su ejemplo y su intercesión, la Santísima Virgen vela por el crecimiento de las vocaciones y de la vida sacerdotal en la Iglesia".
Podemos dirigirnos a ella, pidiéndole que proteja a nuestros sacerdotes actuales, pero también que inspire a otros jóvenes a responder a la invitación del Señor.
He aquí una oración compuesta por san Juan Pablo II que invoca a María bajo su título de "Madre de los Sacerdotes".
Oración a María, Madre de los Sacerdotes
Oh María,
Madre de Jesucristo y Madre de los sacerdotes,
acepta este título que te otorgamos
para celebrar tu maternidad
y contemplar contigo el sacerdocio
de tu Hijo y de tus hijos,
oh Santa Madre de Dios.
Oh Madre de Cristo,
al Mesías sacerdote le diste un cuerpo de carne
por la unción del Espíritu Santo
para la salvación de los pobres y de los contritos de corazón;
custodia a los sacerdotes en tu corazón y en la Iglesia,
oh Madre del Salvador.
Oh Madre de la Fe,
que acompañaste al Templo al Hijo del Hombre,
cumplimiento de las promesas hechas a los padres;
da al Padre para su gloria
los sacerdotes de tu Hijo,
oh Arca de la Alianza.
Oh Madre de la Iglesia,
que en medio de los discípulos, en el Cenáculo,
oraste al Espíritu
por el nuevo pueblo y sus pastores;
obtén para el Orden de los Presbíteros
la plenitud de dones,
oh Reina de los Apóstoles.
Oh Madre de Jesucristo,
que estuviste con él al comienzo
de su vida y misión,
buscaste al Maestro entre la multitud,
estuviste a su lado cuando fue elevado
de la tierra,
consumido como el único sacrificio eterno,
y tuviste cerca a Juan, tu hijo;
acoge desde el principio a los
llamados,
protege su crecimiento, acompaña a tus hijos
en su ministerio , oh Madre de los Sacerdotes. Amén.
Philip Kosloski, Aleteia
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