8. DE DONDE BROTAN PARA LA VIDA DEL MUNDO LA ESPERANZA Y EL PERDÓN, LA FIDELIDAD Y LA SALVACIÓN,
Nuestra Señora del
Sagrado Corazón, todas las gracias que necesitamos brotan del Corazón de tu Hijo. — Tu Hijo que anuncia un nuevo modo de vivir, que da vida, que es vida, que es la plenitud de la vida, que es nuestra vida
(fs. 65, 17-25; Lc, 7, 18-23; Jn, 11, 25-26; Hech. 2, 22-24; Mt. 28, 1-10)—.
Y tú, Madre nuestra, velas con solicitud para que tomemos parte de las gracias que brotan del Corazón de tu Hijo.
Te
pedimos, con confianza, por nosotros mismos y por todos nuestros hermanos los hombres: en medio de las pruebas, líbranos de todo desaliento. Que al contemplar el Corazón abierto de tu Hijo, veamos
abiertas las puertas de la vida. (Silencio).
Sí, ahora tenemos acceso ante Dios; participamos de su Espíritu; ya podemos decir: ¡PADRE! iPADRE NUESTRO!
¿Cuántas veces
Jesús podría dirigirnos el mismo reproche que a sus discípulos en medio de la tempestad: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe? ".
Ayúdanos, Nuestra Señora
del Sagrado Corazón, a mantener la fuerza de la fe, siendo hombres de esperanza.
Por tu oración, consigue, para nuestro mundo desgarrado por el odio, la paz que tu Hijo vino a traer; paz prometida
en la noche de Navidad, paz que Cristo resucitado comunica a sus apóstoles reunidos en el Cenáculo. No es la paz del confort, de la resignación y la tranquilidad, la que te pedimos; no es la paz
como la da el mundo; es la paz de Jesús fundada sobre la justicia y el amor,
Haz de nosotros, los constructores de la paz que se comprometen con generosidad al servicio de la justicia, siendo hombres justos;
al servicio de la liberación, liberándonos nosotros primero.
Ten piedad de todas las víctimas de la guerra, o de la opresión. Ayúdanos a crecer en e] amor. Ayúdanos a construir
un mundo fraterno y justo, "Reino de Justicia, de Amor y de Paz". Amén.
Acuérdate Nuestra Señora del Sagrado Corazón,
de las maravillas que Dios hizo en ti.
Te escogió como Madre de su Hijo
a quien seguiste hasta la cruz.
Te glorificó con Él, escuchando con agrado
tus plegarias por todos los hombres.
Llenos confianza en el amor del Señor
y en tu intercesión, venimos contigo
a las fuentes de su corazón
de donde brotan para la vida del mundo,
la esperanza y el perdón,
la fidelidad y la salvación.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón:
Tú conoces nuestras necesidades,
habla al Señor por nosotros y por todos
los hombres.
Ayúdanos a vivir en su amor,
para eso, alcánzanos las gracias
que le pedimos
y las que necesitamos.
Tu petición de Madre es poderosa:
Que Dios responda a nuestra esperanza.
Amén
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