Quizá San Josafat sea uno de los santos menos conocidos de la Iglesia, pero su vida cuenta una poderosa historia de fe, unidad y valentía. Nacido hacia 1580 en la actual Ucrania, Josaphat Kuncevyc creció en un mundo dividido entre Oriente y Occidente, donde cristianos ortodoxos y católicos se enfrentaban a menudo. Desde muy joven se sintió profundamente atraído por Dios, ingresó en la vida monástica y más tarde fue ordenado obispo. Lo que le hizo notable fue su incansable esfuerzo por curar las heridas de la división, por lograr la unidad entre los ortodoxos y la recién formada Iglesia greco-católica. Llegó a ser conocido como el "apóstol de la unión", ya que no trabajaba por la fuerza o la política, sino con la oración, la humildad y el ejemplo.
Se cuenta que una vez, siendo un joven monje, Josafat se arrodillaba a menudo ante un icono de Cristo, susurrando: "Señor, hazme digno de derramar mi sangre por tu Iglesia". Años más tarde, su oración fue escuchada. En 1623, mientras defendía la unidad de la Iglesia, fue atacado y asesinado por una turba... muriendo con palabras de perdón en los labios. Su martirio, lejos de ahondar la división, se convirtió en semilla de reconciliación. Hoy, san Josafat es un radiante recordatorio de que la unidad de la Iglesia no se consigue con el poder ni con argumentos, sino con amor. Es el Santo Patrón de Ucrania (hoy tenemos presente en nuestras oraciones al pueblo ucraniano) y fue canonizado por el Papa Pío IX el 29 de junio de 1867.
En Martirio de San Josafat, de Józef Simmler, el artista capta con asombroso realismo el brutal momento final de la vida del santo. Josafat yace en el suelo, con el cuerpo desplomado pero digno, mientras un pistolero le dispara el tiro mortal. Una turba violenta le rodea, hombres vestidos tanto de Oriente como de Occidente, simbolizando las divisiones entre los mundos ortodoxo y católico que Josafat trató tan fervientemente de curar. Sus rostros están llenos de rabia y confusión, mientras que el obispo permanece tranquilo, con una expresión de rendición casi orante. A su lado descansa su Biblia, testigo silencioso de la fe por la que está muriendo. Nótese también la luz en la esquina superior izquierda... en forma de paloma y que incluye la paloma del Espíritu Santo.
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